VOLCANES
Tipos y diferencias entre erupciones

Textos: Sara Aguilera
Infografías: Alex R. Fischer


El de La Palma, el Etna, el Vesuvio, los hawaianos... En función de dónde se forman (geotectónicamente) y del tipo de magma que los origina (viscosidad de la lava, cantidad de gases...) los volcanes se pueden clasificar de diferentes modos.

Entre las distintas clasificaciones, Joan Martí Molist, profesor de Investigación del CSIC y coordinador del Grupo de Volcanología de Barcelona (GVB), menciona tres a tener en cuenta: volcanes monogenéticos y poligenéticos, tipo de erupción y morfología.

Monogenéticos y poligenéticos

La primera clasificación determina, según Molist, la cantidad de veces que se producen erupciones.

Por un lado, los volcanes monogenéticos son aquellos que erupcionan una sola vez (como los de la Garrotxa), mientras que los poligenéticos lo hacen muchas veces y 'viven' durante miles de años. 

Los volcanes poligenéticos suelen contar con erupciones más grandes, puesto que expulsan más material al exterior, como el Teide o el Etna.

Este tipo de volcanes, aparte de sacar a la superficies más materiales, se construyen a partir de los productos volcánicos, de lava y depósitos piroclásticos pertenecientes a muchas erupciones. 

El Etna.

El Etna.

El Teide.

El Teide.

El Teide ha erupcionado 13 veces en los últimos siglos; la última, en 1909

El Etna ha entrado en erupción más de 60 veces en 400 años; la última, a mediados de septiembre

El tipo de erupción

Las erupciones tienen relación con la tectónica de placas, como explica Manuel Regueiro, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) y graduado en Ciencias Geológicas por la UCM, y generalmente "es en los bordes de las placas donde hay más vulcanismo y más terremotos asociados al movimiento de las placas".

Los tipos de erupciones dependen, entre otras cosas, de la composición química de la lava, la cantidad de gases y la viscosidad, explica el presidente del ICOG. Un volcán puede expulsar lava muy fluida, pero que en otro momento puede lanzar una gran cantidad de material piroclástico porque el magma contenga más gases disueltos. Es decir...

Un mismo volcán puede tener diferentes fases eruptivas

ERUPCIÓN ESTROMBOLIANA

En las capas profundas se originan burbujas de gas que ascienden agrupadas. La presión provoca movimientos sísmicos que permiten predecir una futura erupción.

Esas grandes bolsas de gas empujan el magma del tubo del volcán y hacen saltar las rocas que frenaban su paso.

El proceso de cada explosión corresponde a la evolución de una burbuja de gases liberados por el propio magma.

ERUPCIÓN HAWAIANA

El empuje de magmas más básicos (basálticos) puede hacerse de manera lenta pero más o menos continua.

Las erupciones volcánicas de este tipo son efusivas o no explosivas y suelen generar coladas de lava muy fluidas.

La erupción hawaiana no supone un gran peligro para las poblaciones vecinas por el lanzamiento de piroclastos, pero su lava es muy fluida y más rápida que otras.

La estromboliana, primero, y la hawaiana, después, son los dos tipos de erupción que ha experimentado el volcán de La Palma. No obstante, también existen otras tipologías como:

  1. Vulcaniana: es una erupción más explosiva y violenta, donde se expulsan muchos gases y una lava muy viscosa y poco fluida que se solidifica en poco tiempo. Surgen considerables nubes de material piroclástico, generando una forma como de seta, y mucha ceniza. Los gases rompen el terreno y generan una columna eruptiva que puede ir de los 3 a los 20 kilómetros de altura.
  2. Pliniana: es la más violenta de las cuatro, puesto que el magma contiene muchos gases y la presión que tiene genera importantes explosiones. Se crean unas nubes ardientes que precipitan mucha ceniza y otros materiales que pueden sepultar ciudades. También se pueden producir erupciones de una lava altamente viscosa y las columnas eruptivas pueden superar los 30 kilómetros.

La morfología

La morfología del volcán, como apunta Molist, deriva del tipo de erupción y de los productos de erupción que se acumulan en la tierra. Entre los distintos tipos, los más conocidos son:

  • Estratovolcanes: son, según el presidente del ICOG, "resultado de erupciones de materiales piroclásticos o lavas formando conos en los que cada erupción se superpone a la anterior". Suelen tener una forma cónica y, además, hacer erupciones explosivas y tienen una larga vida, como el Teide, apunta Molist.
  • Calderas: aquellos que, a causa de grandes erupciones, se desploma parte del volcán o todo su edificio volcánico. De esta manera, queda un amplio cráter o una caldera. Es infrecuente que estos volcanes erupcionen. De hecho, suelen ocurrir cada 1.000 años.  
  • En escudo: tienen un tamaño colosal y son poco altos y muy anchos. Acostumbran a ser el resultado de la emisión constante de lavas que cubren amplias zonas de la Tierra.
  • Domo de lava: Volcán pequeño con pendientes pronunciadas que se produce por la acumulación de lavas muy viscosas (especialmente lava basáltica, que es muy fluida), ceniza y otros materiales. 
  • Cono de cenizas o escoria, que tiene unas dimensiones pequeñas, como los de la Garrotxa, apunta Molist. Suelen ser colinas con fuertes pendientes que se crean tras la acumulación de cenizas y escoria. Sus erupciones acostumbran a ser estrombolianas y ocurren en un intervalo de entre 100 y 1000 años. Estos volcanes tienden a estar rodeados de otros iguales, y pueden alterar su forma. 

El peligro y el riesgo

"El peligro es intrínseco al fenómeno", apunta Molist, que explica que hay uno mayor cuando se dispersa el material a más distancia y velocidad, por lo que se asocia con el grado de explosividad del volcán. Aun así, las erupciones no explosivas también son peligrosas porque la lava sale con fuerza a una temperatura de entre 850 y 1.200 grados centígrados. También indica el profesor del CSIC que hay otros peligros invisibles, como los gases, que cuentan, entre sus componentes, con dióxido de carbono, y este puede asfixiar.

Después está el riesgo, que "es la interacción del peligro con el entorno", según Molist. Por ello, podría ser que un volcán no explosivo conlleve un mayor riesgo que otro por estar situado en un punto que puede generar una mayor pérdida. Dos ejemplos son el Nyiragongo (República Democrática del Congo) y el Vesubio (Italia): ambos son peligrosos y tienen un elevado riesgo porque están cerca de una ciudad.