¿Qué pasa cuando fumas?

Que fumar es nocivo para la salud es una obviedad. Tanto quien da la calada como quien inhala de forma indirecta el tabaco se exponen a las múltiples sustancias contenidas en un pitillo.

El humo transporta los componentes de la combustión, así como cualquier virus que salga de las vías respiratorias de quien fuma.

A través del humo, entran en el cuerpo múltiples sustancias. La más adictiva es la nicotina, pero también se inhalan con la combustión, como el dióxido de carbono (CO2). Si bien estas son las más populares, representa apenas una diminuta muestra del universo de componentes que hay en un pitillo.

¿Cómo se transmite el covid al fumar?

Muchas personas fumadoras suelen levantar la cabeza al expulsar el humo.

Al fumar, la exhalación es más profunda y duradera de lo habitual, por lo que llega más lejos.

El humo de un fumador no transporta más virus que cualquier exhalación. Simplemente, esta tiene color y olor, por lo que podemos identificarla, y es más potente.

No está claro cuánto tiempo están en suspensión estos aerosoles. En un entorno abierto muy probablemente serán segundos. En lugares cerrados podrían permanecer durante minutos.

¿Qué le llega a alguien que está cerca?

El tabaco se consume si se inhala directamente, pero también cuando está en el cenicero.

Quien no fuma también respira humo y le llegan exactamente las mismas sustancias que al fumador activo, solo que en menor cantidad.

Si llega el olor, llega el tabaco.

Las partículas en suspensión se transportan hasta a 10 metros de distancia.

¿Qué sustancias entran en el cuerpo al fumar?

Hay más de 7.000 sustancias químicas relacionadas con el tabaco. En el proceso de combustión se llevan a cabo reacciones químicas que producen nuevos componentes.

Unos 250 de los componentes que se aspiran con el tabaco son dañinos. De hecho, menos de la mitad de las sustancias del tabaco proceden de la hoja original.

Entre ellos están, por ejemplo, el cianuro de hidrógeno (usado para matar ratones), el monóxido de carbono (que aparece en la mala combustión de calderas), y el amoniaco (muy común en productos de limpieza).

Unas 70 sustancias son cancerígenas, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos, una serie de contaminantes que surgen con la combustión de tabaco.  

Otros componentes cancerígenos son el acetaldehído, el benceno, el 1,3-butadieno, el cumeno, el óxido de etileno, el formaldehido y el cloruro de vinilo.

Al fumar también se inhalan elementos como el arsénico (veneno reconocido), el cadmio (presente en baterías de coches), el cromo (habitual en la metalurgia), el berilio (común en la fabricación de herramientas), o el níquel (utilizado en la fabricación de acero inoxidable).

El humo contiene, además, polonio-210, una sustancia radiactiva que permanece en la boquilla, nitrosaminas y aminas aromáticas, también cancerígenas.

¿Cuántas se quedan dentro del organismo?

Aunque muchas sustancias salen del cuerpo, otras, como el CO2 o la nicotina, van a la sangre.

Al fumar, el cuerpo absorbe hasta el 90% de la nicotina. Sus restos permanecen en el organismo hasta cuatro o cinco días después aunque sus efectos pueden durar más.

Ocurre lo mismo con las sustancias cancerígenas. El daño que ocasionan es por acumulación.

¿Cómo las eliminamos?

Los componentes del tabaco se eliminan de diferentes formas. Una es a través del mismo aparato respiratorio, exhalando el humo.

Otra es a través de la orina, donde se recogen tras pasar por los riñones. Mientras retiene orina, la vejiga permanece expuesta a estos químicos, a menudo durante horas.

Por eso, uno de los cánceres en aumento es el de vejiga. Al tabaco se le atribuyen la mitad de los casos diagnosticados.

¿Qué pasa si dejas de fumar?

A los 20 minutos de haber dejado de fumar, la presión arterial y el ritmo del pulso bajan a niveles normales. La temperatura corporal se regula.

Ocho horas después, baja el monóxido de carbono, mientras que el nivel de oxígeno se incrementa y llega a un nivel normal.

A las 24 horas, el riesgo de sufrir un ataque cardíaco súbito disminuye.

En la elaboración de este especial ha participado Beatriz Pérez y se han consultado diversas fuentes expertas, entre ellas a los neumólogos Pau Alfons Torrego, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, y Sergi Pascual, del Hospital del Mar, en Barcelona.