El salto al hiperespacio
digital de
EL PERIÓDICO

Texto: Rafael Tapounet
Fotos: Elisenda Pons y Mònica Tudela
Vídeos: ZML

“¡Motor de curvatura, señor Scott!”. Uno de los momentos más arrebatadores en cada una de las entregas de la saga ‘Star Trek’ es aquel en el que la nave ‘Entreprise’ echa mano de un sistema de propulsión superlumínica conocido como ‘motor de curvatura’ que le permite viajar por la galaxia a una velocidad superior a la de la luz. Es lo que se conoce también como el salto al hiperespacio: de repente, en la pantalla, las estrellas dejan de ser puntos luminosos para convertirse en líneas que parecen engullir la nave y la maniobra, con su audaz desafío a las leyes físicas conocidas, traslada al espectador una sensación de vértigo e incertidumbre. Entramos en un territorio tan peligroso como excitante.

Pues bien, digámoslo así: EL PERIÓDICO, cabecera fundada en 1978 y que lleva desde 1994 surcando el nebuloso y apasionante universo de la comunicación digital (fue el primer rotativo catalán en hacerlo), acaba de activar el motor de curvatura.


Con la puesta en marcha de la suscripción digital, el diario activa su 'motor de curvatura'


Los lectores atentos habrán observado que, desde el pasado lunes, al acceder a los artículos que aparecen identificados en la web de EL PERIÓDICO con el epígrafe 'Bajo registro' se les advierte de que están visitando un contenido exclusivo solo para suscriptores y se les comunica que para poder seguir haciéndolo deberán, uh, pagar.

El precio es tirando a módico (una suscripción anual sale por unos cinco euros y medio al mes) pero el cambio cultural que supone para el lector pasar de la gratuidad a la suscripción de pago es un salto muy importante. Y por eso los profesionales que hacen EL PERIÓDICO entienden que deben corresponder a esa muestra de confianza con un gesto equivalente. Un salto al hiperespacio, por así decirlo.


El periodismo financiado por los lectores es más fiable que el que sirve a intereses en la sombra


No es, en cualquier caso, un salto sin red. La implantación de fórmulas de suscripción digital de pago es una tendencia generalizada en la prensa española y desde hace un par de años se ha ido extendiendo entre los más importantes medios generalistas del país, persuadidos de que es la vía más practicable para tratar de mantener la calidad periodística y para recuperar esas dosis de independencia que la crisis del sector y las servidumbres del modelo de acceso gratuito a los contenidos digitales han puesto crudamente en cuestión.

Un periodismo subvencionado por los lectores (aunque sea solo en parte) será siempre mucho más fiable que el que se ve obligado a servir a otros intereses en la sombra. O que aquel que vive de enviar a sus periodistas a la calle a morder perros para generar noticias que en realidad no son tales.

EL PERIÓDICO, decíamos, entra en una nueva fase. Y se enfrenta a un nuevo reto: el de producir contenidos digitales que reúnan la calidad, el valor, el interés y la exclusividad necesarios como para que el lector considere que vale la pena saltar ese muro (no muy alto) del pago. A fin de estar en condiciones de responder a ese desafío, el diario se ha dotado de dos herramientas fundamentales: un catálogo de nuevos formatos cuyo uso enriquecerá de manera exponencial el modo de presentar las informaciones y un exhaustivo análisis del comportamiento de la audiencia que permitirá situar al lector (sus intereses, sus necesidades, sus inquietudes, sus demandas) en el centro del universo que se despliega bajo su cabecera.

No es una disposición nueva. Ya desde el momento de su nacimiento, hace 43 años y bajo la dirección de Antonio Franco, este diario tuvo una inequívoca vocación popular (en el mejor sentido del término, si es que existe alguna mala) y de servicio, siempre desde una mirada periodística. Ahora, gracias a la tecnología, es posible abrir nuevos canales de comunicación que permiten sacarle punta a aquella antigua aspiración.

Puede parecer paradójico, pero EL PERIÓDICO busca ahora en la inmensidad del espacio digital la forma de estar más cerca de sus lectores porque solo así podrá serles verdaderamente útil. Y porque solo así, desde la proximidad, podrá generar los espacios de complicidad necesarios para vertebrar una comunidad de usuarios que se reconozca como tal y se sienta razonablemente orgullosa de ello.


En la búsqueda de la mayor proximidad con los lectores, el diario generará los espacios de complicidad necesarios


No habrá mejor testimonio del acierto de nuestras decisiones y de la calidad de nuestro trabajo que la consolidación en torno al diario de una comunidad de ciudadanos y ciudadanas informados y activos que se identifiquen además con unos valores que tienen mucho que ver con aquellos que en el siglo XXIII, hace ya unas cuantas décadas, guiaron las expediciones siderales de la nave ‘Enterprise’ de ‘Star Trek’: paz, cooperación, progreso, tolerancia, curiosidad científica

No parece un mal programa para activar el motor de curvatura y salir a explorar los confines de la galaxia informativa. Que no deja de ser una manera de explorar el alma humana. Convendrá, pues, abrocharse los cinturones.