¿Y por qué no es malo?

En menos de un minuto te lo resume este vídeo

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Por Michele Catanzaro

El 15 de Noviembre de 2022 nació en República Dominicana Damián, que Naciones Unidas designó simbólicamente como el habitante 8.000 millones de la Tierra. Quizás un día Damián invente una vacuna, descubra una fuente de energía o escriba una obra maestra. Y aunque no haga nada especial, igualmente tendrá una buena vida, con una probabilidad mayor que la de casi todos sus antecesores.

No han faltado las voces alarmadas por la noticia de los 8.000 millones: la Tierra no puede aguantar tantos humanos, vamos directos al colapso… "Hay una ola de miedo sobre la sobrepoblación y el clima en la extrema derecha", afirma Emmanuel Pont, autor del libro Faut-il arrêter de faire des enfants pour sauver la planète? [¿Hay que parar de hacer hijos para salvar el paneta?] (Payot, 2022). "Si dices que sobran personas, tienes que plantear qué mitad de la humanidad quieres quitarte de encima", bromea John Wilmoth, director de la división de población de Naciones Unidas.

Los agoreros llevan siglos alertando de la sobrepoblación, pero sus profecías no se han cumplido. El problema nunca fue cuántos somos, sino cómo nos organizamos. Quienes se fijan en el cuántos suelen evitar el cómo. De la mano del pequeño Damián, vamos a repasar por qué es buena noticia que seamos 8.000 millones.

NO, NO VAMOS
DIRECTOS AL COLAPSO

El primero en agitar el fantasma de la sobrepoblación fue el economista Thomas Malthus, en su Ensayo sobre el principio de población (1798). No habría comida para tantas bocas. La población lastraría el crecimiento económico... En realidad, mientras la población mundial crecía, la producción de alimentos per cápita aumentó (un 40% entre 1960 y 2021) y las personas en situación de pobreza extrema disminuyeron (del 37% al 12,7% entre 1990 y 2012). El baby boom no hundió la economía.

Ahora ha llegado el turno del eco-malthusianismo. "El asesino de El Paso [un supremacista que masacró a 23 personas en 2019 en aquella ciudad de Texas] usó argumentos eco-malthusianos", explica Pont. Son argumentos estériles, ya que al menos dos tercios del crecimiento poblacional que se dará hasta el 2050 son imparables por la cantidad de gente joven que ya ha nacido, según la ONU. Además, son unas tesis erróneas. "El crecimiento poblacional puede afectar a problemas locales, como los residuos o ciertos usos de la tierra y del agua. Pero no al cambio climático", argumenta Pont.

Las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron en China precisamente cuando su población se estancó. En Europa, están decreciendo mucho más lentamente que la población. En la India esos gases los generan las clases medias urbanas, no de la población rural, donde se concentra el crecimiento demográfico. "La auténtica amenaza es el crecimiento en el consumo de recursos. Un estadounidense tiene el mismo impacto que decenas de africanos", afirma Julio Pérez Díaz, demógrafo del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC.

Paneles solares instalados en 2022 en una comunidad indígena de Chocó (Colombia) con la colaboración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Foto: PNUD

Paneles solares instalados en 2022 en una comunidad indígena de Chocó (Colombia) con la colaboración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Foto: PNUD

Lo que de verdad está en juego es quién sufraga el desarrollo verde de los países pobres

"Si estás preocupado por el planeta, deberías ocuparte del 10% de arriba", concuerda Danny Dorling, geógrafo de la Universidad de Oxford. ¿Qué pasaría si los de abajo llegaran a emitir como los de arriba? Falta mucho para ello. La fecunda Nigeria necesitaría 200 años para alcanzar el Producto Interior Bruto de la estancada Francia, según Pont. A medida que se desarrolle, su población dejará de crecer.

Lo que de verdad está en juego es quién sufraga el desarrollo verde de estos países. "Los pobres no tendrían que pagar por un problema que no han generado", afirma Pont. "A quienes están tan preocupados con la sobrepoblación no les gusta que compartamos los recursos mejor de cómo lo hacemos", constata Dorling.

Países con gran crecimiento poblacional como la India emiten mucho menos CO2 que otros en crecimiento moderado o en estancamiento.

El crecimiento sostenido de la población no ha generado un colapso económico. Al contrario, el número de población en situación de pobreza extrema ha bajado.

Si Francia aplicara una política de hijo único, su población se reduciría a la mitad en 2100. ¿Cuánto se reducirían sus emisiones de gases de efecto invernadero?

Solo entre un 2% y un 11%, según el ingeniero Emmanuel Pont.

 

LA POBLACIÓN
BAJARÁ A MEDIO PLAZO

Antes de que Damián cumpla 65 años, la población mundial dejará de crecer. En 2080 alcanzará el pico, 10.000 millones de habitantes, y después se estancará o contraerá, según las últimas predicciones de Naciones Unidas. Lo que queda de aumento es residual. El ritmo de crecimiento alcanzó su máximo en los años 60 y lleva bajando desde entonces. En 2020 fue inferior al 1% anual por primera vez desde 1950. La población pasará de 8.000 a 10.000 millones en más del doble del tiempo que tardó en pasar de 6.000 a 8.000.

Estamos asistiendo al final de una excepción: la humanidad no creció casi nada durante milenios, hasta el brote de los últimos dos siglos Todo empezó en el siglo XIX, cuando bajó la mortalidad. Los bebés empezaron a morir menos y los adultos, a vivir más. Damián tiene el riesgo más bajo de la historia de morir en su primer año de vida. Para ello, se conjuraron muchos factores: el desarrollo económico y la revolución verde; la salud pública, la pediatría y la higiene personal; los antibióticos y las vacunas.

Más tarde, empezó a bajar también la fecundidad. "Si vives en una sociedad en la que los hijos no se mueren como moscas, no hace falta tener 10: basta con dos", afirma Iñaki Permanyer, investigador ICREA del Centre d’Estudis Demogràfics (CED-UAB). El acceso de las mujeres a la educación, al trabajo y a los métodos de control de los nacimientos han derivado en menos hijos. "En una sociedad en que la educación es la manera de progresar, los padres entienden que es mejor tener menos hijos y educarlos mejor", afirma Wilmoth.

Elorm, de dos meses, recibe el certificado de nacimiento en Accra, Ghana. Foto. Unicef

Elorm, de dos meses, recibe el certificado de nacimiento en Accra, Ghana. Foto. Unicef

Allí donde se progresa con la educación, se acaban teniendo menos hijos y mejor educados

¿Por qué la población sigue creciendo? Entre la bajada de mortalidad y la de fecundidad, las familias siguen teniendo muchos hijos, que sobreviven más. "Estamos en un tren pesado que intenta frenar, pero aún tardará un poco", resume Permanyer.

Hoy, la fecundidad está bajando incluso en África. Dos tercios de la población mundial viven en países donde la fecundidad está por debajo del nivel de crecimiento cero (2,1 hijos por mujer). Lo más probable es que Damián tenga menos hijos y mejor cuidados que sus antepasados.

La población mundial alcanzará un pico de 10.000 millones en 2080 y luego se estancará o decrecerá.

La tasa de crecimiento de la población está bajando desde los años 60. La fecundidad se está reduciendo en todo el mundo, África incluida.

¿Qué países concentrarán la mitad del crecimiento de la población mundial entre hoy y el año 2050?

República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistan, Filipinas y Tanzania.

 

CADA VEZ
VIVIMOS MÁS

Damián puede confiar en que tendrá una vida más larga de los que le precedieron. La esperanza de vida no deja de subir. ¿Quién nos ha metido en la cabeza que este éxito es un fracaso?

Vivimos un momento con una gran diversidad de edades (47 años de edad media en Europa, 17 en la África Subsahariana). Transitamos de un pasado dominado por los jóvenes a un futuro dominado por los mayores. ¿Es eso malo para la economía? "Con más personas mayores hay más dinero ahorrado, disponible para invertir. Tenemos que adaptar nuestras relaciones intergeneracionales, pero puede funcionar", afirma Wilmoth.

Además, la esperanza de vida no subirá hasta el infinito. Los países con mayor esperanza de vida también tienen mayor esperanza de vida con salud. "Los costes de la salud se disparan en la proximidad de la muerte. No dependen tanto [de la duración] del envejecimiento. Si invertimos en prevención, tendremos personas saludables durante muchos años", comenta Elisenda Rentería, investigadora del CED-UAB.

Varias personas practican tai-chi en un parque de Rugao, en la provincia china de Jiangsu. Foto: Wang Zhao (AFP)

Varias personas practican tai-chi en un parque de Rugao, en la provincia china de Jiangsu. Foto: Wang Zhao (AFP)

Los países con mayor esperanza de vida también tienen mayor esperanza de vida con salud

La esperanza de vida está creciendo en todo el mundo. Vamos hacia un futuro con más personas mayores.

En el año 2050 habrá tantas personas por encima de los 65 años como por debajo de los 12 años. ¿Qué porcentaje de la población total estará en cada grupo?

Un 16% en ambos grupos.

 

MÁS MANO
DE OBRA

Damián ha nacido en un tiempo de oportunidades para los países en desarrollo. En buena parte de América, Asia y África, la porción de personas en edad de trabajar ha ido creciendo desde los años 70. Hay muchos jóvenes, aún no hay tantos mayores y ya hay pocos niños.

Esta situación se conoce como dividendo demográfico. Gracias a ella, los países tienen la oportunidad de desarrollarse más rápidamente, según algunos economistas: pueden invertir más en crecimiento económico y menos en la población dependiente.

Esta ventana temporal se cerrará alrededor de 2030, cuando los hijos del baby boom de aquellos países empiecen a jubilarse. En Europa, esa ventana se cerró alrededor del año 2000.

Los beneficios del dividendo demográfico no están demostrados. En todo caso, mucho depende de cómo se aprovecha. "No es un mecanismo automático. Hay que aprovechar el dividendo para invertir en la educación de las generaciones sucesivas", afirma Permanyer.

Partes de América, Asia y África tienen una alta proporción de personas en edad de trabajar, a la vez que hay pocos mayores y pocos niños.

¿A qué edad empieza y acaba la "edad de trabajar", según Naciones Unidas?

Empieza a los 25 y acaba a los 64 años.

 

LAS MIGRACIONES
NOS AYUDAN

En las últimas dos décadas, las migraciones aportaron más personas a la población de los países de altos ingresos que el llamado crecimiento natural, o sea, el balance entre nacimientos y muertes en esos países. Naciones Unidas considera que el crecimiento demográfico de los países ricos lo determinará exclusivamente la migración de las próximas décadas.

"Hay un desequilibrio económico y uno demográfico. En el Norte habrá demanda de mano de obra. En el Sur, crecimiento de población. Es obvio que aumentarán las migraciones", afirma Teresa Castro, demógrafa del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC).

"Lo más inteligente sería favorecer la migración, de acuerdo con las necesidades del mercado de trabajo, como ha hecho Alemania", añade la investigadora "Si decimos que hay un problema con las pensiones porque no hay suficientes trabajadores, una solución sería recibir más trabajadores del extranjero", coincide Rentería.

"Las migraciones ocurrirán y no se podrán parar. Lo importante es que ocurran de forma segura y ordenada", concluye Wilmoth.

Ocho países concentran el crecimiento de población esperado entre hoy y 2050. La India pasará a ser el país más poblado del mundo.

En las próximas décadas se acentuará la diferencia entre países que pierden población y países que la ganan.

En las próximas décadas, la migración será la principal contribución al crecimiento de la población de los países de altos ingresos.

En la Tierra no hay personas que sobren. El cambio climático no es culpa de la sobrepoblación ni se soluciona con propuestas esperpénticas como la de no tener hijos.

"El control de la población siempre fue una muestra de autoritarismo político. El estado no está legitimado para decidir cómo debe comportarse la gente. La población es el destinatario, no la herramienta de las políticas. El objetivo del estado es velar para la mejor vida de la población, no ponerla a su servicio", afirma Pérez Díaz.

El desafío no es reducir una población mundial que se reducirá por si sola dentro de pocas décadas. El problema no es cuántos somos. El reto es cómo nos repartimos recursos, responsabilidades y gastos. Cómo nos organizamos, para vivir dentro de los límites del planeta.

Es un reto mayúsculo, que tendrá que solucionar la generación actual y las que vienen inmediatamente después. Así que: ¡Bienvenido, Damián! Confiamos en ti.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Texto:
Michele Catanzaro
Infografías:
Francisco J. Moya
Diseño y vídeos:
Andrea Hermida-Carro
Coordinación:
Rafa Julve