Por Beatriz Pérez (textos)
y Ferran Nadeu (fotos y vídeos)

La atención primaria soluciona el 80% de los problemas de salud. Sus médicos y enfermeras son quienes mejor conocen a los pacientes. No solo curan: acompañan.

EL PERIÓDICO comparte una jornada con la enfermera Gemma Fanlo. Esta historia arranca un lunes por la mañana en la consulta 224 del CAP Manso, en Barcelona.

A las 9.30 de la mañana, Maria Dolors entra en la consulta de Gemma Fanlo. Es una visita de seguimiento. "Miramos el tema del azúcar y el resultado de los análisis..., ¿verdad?", le dice Gemma. Todo está bien. "¿Usted camina y hace un poco de ejercicio?", le pregunta. "Una hora tres o cuatro días a la semana", le dice la paciente. "Pues eso está muy bien. Que haga buena dieta y camine", responde la enfermera. "¿Usted se ha apuntado a baile y tiene contacto social con más gente verdad", le pregunta.

En todas las visitas que hace, Fanlo pregunta a los pacientes por su vida social. Indirectamente, les está preguntando por su salud mental. No ve ante ella a pacientes: ve a seres humanos. "Es importante conocer el entorno de la persona, cómo se siente anímicamente. Si tiene soporte familiar o no, si vive sola", explica la enfermera. "Prestamos especial atención, sobre todo desde la pandemia, a las personas que viven solas".

El covid-19 ha visibilizado la importancia de los centros de salud. Ellos lideraron la gestión de la pandemia, hicieron el seguimiento de los enfermos y realizaron el diagnóstico y la vacunación. Aun así, la atención primaria es la "hermana pobre" del sistema de salud: solo recibe un 17% del presupuesto total de Salut, aunque el 'conseller' Balcells se ha comprometido a destinar a ella el 25% que recomienda la OMS. Por este y otros motivos, como la sobrecarga asistencial y las maratonianas jornadas laborales, los sanitarios de CAP y hospitales harán huelga este 25 y 26 de enero.

"Nosotros vamos sobrecargados como en todas partes. Faltan médicos y enfermeras. La población está cada vez más envejecida y muchos sanitarios se están jubilando. Y mucha gente viene al CAP porque es lo más fácil", reflexiona Fanlo. Destaca que las enfermeras tienen un rol muy importante en la "promoción de hábitos saludables" y en el seguimiento de las patologías crónicas. "La realidad es que seguimos a las personas en su totalidad", añade.

María Rosa es la última paciente que visita Gemma en su consulta. Viene a curarse de una úlcera en la pierna. "Me di un golpe subiendo al autobús y se me infectó", cuenta. Gemma le hace las curas. "Le busco vez para la siguiente visita", le dice al acabar. "Pero contigo, ¿eh?", responde María Rosa.

Item 1 of 1

La atención primaria y, en concreto, las enfermeras, hacen toda una labor social que a menudo se pasa por alto. Al hacer visitas domiciliarias de aquellas personas que no pueden salir de casa, estas sanitarias tienen acceso al mundo de su paciente. Y a menudo se encuentran situaciones muy duras. Ven de frente la soledad. Como por ejemplo la que sufre Mari Carmen, una anciana de 90 años que vive sola y que no tiene ningún familiar. Su padre murió hace 20 años. "Es una edad que tenemos mucho en el cupo de pacientes", explica la enfermera.

Mari Carmen se cayó y tiene una herida en la espalda. Vive en un piso amplio en la calle Calàbria. Todas las persianas del hogar están bajadas. En la mesa del comedor se acumulan medicamentos, igual que en el sofá, donde hay además hay ropa. "Venimos a estas casas, vemos la nevera y ya sabemos cómo está la persona", dice Fanlo. De momento, Mari Carmen, con ayuda de una trabajadora social, se vale sola. Besa las manos de su enfermera. Además de la labor médica, ver a Gemma supone para la anciana recibir una visita. Significa tener un poco de compañía.

"Tenemos muchas personas mayores que viven solas y hacemos seguimiento para asegurarnos de que funcionan los servicios sociales", cuenta Gemma. Si estas personas son autónomas y pueden salir de casa, las enfermeras tratan de que se desplacen al CAP aunque sea con su cuidadora. "Mari Carmen tiene una cuidadora que viene tres veces por semana", explica la sanitaria.

"¿No quiere leer una revistita?", le pregunta Mari Carmen a Fanlo una vez esta ha acabado de hacerle las curas. "No tenemos tiempo", le responde. "Soy tan mayor, que estas heridas son difíciles de curar", comenta la anciana. Pero en "unos días" se solucionará la cosa, asegura la enfermera. "¿En qué se entretiene usted? ¿Ve bien la tele? ¿Puede leer? ¿Se apaña para coser?", le pregunta Gemma antes de despedirse de ella. También se asegura de que Mari Carmen sale cada día a pasear y de que los servicios sociales le traen, también diariamente, la comida. Volverá a verla el miércoles. Se lo repite varias veces. Una vez ha acabado la visita domiciliaria, esta enfermera se desplazará no al CAP, sino al Centre Cívic Cotxeres Borrell.

Allí, como cada lunes, tiene lugar una sesión de teatro comunitario intergeneracional: pacientes del CAP Manso a las que atiende Gemma hacen una clase de teatro con alumnos de la escuela Aldana. "El CAP habla con la escuela y gestiona el grupo de abuelos del centro de salud", explica la sanitaria.

Las clases de teatro sirven para que los niños "vehiculen" su manera de expresarse. A través de ellas también aprenden a gestionar sus emociones. Para el grupo de los mayores sirve para paliar la soledad. Para ocupar el tiempo de la semana en actividades que los mantengan activos. Para tener grupos de amigos. Y para hablar y relacionarse con los más pequeños, que podrían ser sus nietos. "Proponemos participar en actividades de este tipo a las personas que viven en el barrio y que viven solas, y que tienen poco soporte social y familiar", dice Gemma.

"Disfrutamos como niñas pequeñas", dice Carmen, una señora que espera en la entrada a que comience la clase. "Yo, cuando tengo mal día, pienso que el lunes vendré aquí", comenta por su parte Regina, de 78 años. "A mí esta actividad me evade mucho de lo que hay en la gente de mi edad. A mí me estimulan. Me dan... cariño. El primer día que vine salí llorando porque no me lo imaginaba", dice Regina. Dice que le "llena mucho" porque ella vive sola. Hace un año que es alumna de esta sesión. Y todo el grupo de mayores son amigos. "Yo estoy muy contenta". Al fondo se oyen gritos y risas. "Es una manera de generar relaciones entre los vecinos y la comunidad", sonríe la enfermera junto a ella. Es ya la una del mediodía.

Item 1 of 2

Un reportaje de EL PERIÓDICO
Textos:
Beatriz Pérez
Vídeos y fotos:
Ferran Nadeu
Coordinación:
Rafa Julve