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Investigación del Institut de Ciències Polítiques i Socials

El machismo se viraliza entre los 'influencers': los mensajes sexistas registran 5 millones de clics frente a 52.000 feministas

"La búsqueda de identidad característica de la adolescencia puede llevar a muchos jóvenes a encontrar en las comunidades antifeministas una sensación de pertenencia", advierte un estudio sobre el neomachismo tras la cuarta ola feminista

Los chicos son más machistas en su discurso que en el día a día: "Mandan a compañeras a fregar platos, pero en casa lo hacen ellos"

Un adolescente consulta su móvil, en su casa, en Barcelona.

Un adolescente consulta su móvil, en su casa, en Barcelona. / Ferran Nadeu

Olga Pereda

Olga Pereda

Madrid
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Los mensajes antifeministas campan a sus anchas por la manosfera, un conglomerado de espacios digitales que nació como un lugar de debate masculino y ha mutado hacia la misoginia. Sin embargo, el machismo también está presente fuera de las fronteras de la manosfera, en plataformas y canales que, presuntamente, no resultan sospechosos a primera vista. Especialmente alarmante es lo que está ocurriendo con los 'influencers' generalistas, que desempeñan un papel fundamental en la propagación de ideas.

Un estudio liderado por Paula Zuluaga, investigadora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), ha analizado 364 publicaciones de 26 destacados 'influencers' (hombres y mujeres) en campos como moda, estilos de vida, deportes, fitness y videojuegos. La mayoría de los mensajes que lanzan en sus perfiles sociales (67%) son neutrales, pero los mensajes antifeministas superan a los feministas (18,2% frente a 14,8%). Sin embargo, los contenidos antifeministas se ven muchísimo más: 5 millones de visualizaciones y ‘likes’ frente a los 52.000 que consiguen los feministas.

Cuatro veces más

El contenido neutral obtiene un 10,9% de interacciones con los seguidores, el feminista un 9,4%, mientras que el antifeminista se dispara hasta un 38,1%. Esto indica, según la investigadora, que la implicación o ‘engagement’ (la proporción de 'likes' y visualizaciones en relación con el número de seguidores) es aproximadamente cuatro veces mayor con los contenidos antifeministas.

"Hay mucha rabia y frustración entre los chicos jóvenes. Se sienten invisibles y el descontento se ha canalizado hacia la misoginia"

— Maria Freixanet, investigadora de la UAB

"Hackear la manosfera y comprender sus dinámicas es relevante porque está contribuyendo a la emergencia de tecnoculturas tóxicas, consolidando la misoginia digital y negando la violencia de género"

— Elisa García-Mingo, Universidad Complutense

El estudio de Zuluaga está incluido en el libro del Institut de Ciències Polítiques i Socials (ICPS) titulado ‘La reacción machista tras la cuarta ola feminista’ y coordinado por Maria Freixanet, responsable de la línea de investigación género y política del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la UAB. Presentado esta mañana en Barcelona, el libro alerta ante el despliegue de un antifeminismo militante convencido de que el feminismo es “una dictadura moral”. “Detectamos una negación de la desigualdad, voces que aseguran que tampoco existe la violencia de género y que los datos de las instituciones son falsos. Detestan las cuotas y el propio Ministerio de Igualdad. Lo entienden como odio a los hombres”, explica Freixanet.

En opinión de la investigadora, el neomachismo se caracteriza por una reacción muy emocional. “Hay mucha rabia y frustración. Se sienten invisibles y el descontento se ha canalizado hacia la misoginia”.

Rabia y hostilidad

El análisis de los mensajes antifeministas en el contenido de los 'influencers' generalistas revela tres ejes principales en torno a los cuales se articulan estos discursos: la rabia y la hostilidad, seguido por el rechazo a la aspiración social de igualdad entre hombres y mujeres, y en menor medida la defensa de roles y actitudes de género tradicionales. Este discurso se caracteriza por la "objetivación de las mujeres" y la presentación de los hombres como "víctimas del feminismo", argumentando que, en la actualidad, son ellos quienes de verdad sufren discriminación. El segundo eje emergente complementa la hostilidad con un rechazo a las instituciones y políticas específicas que buscan la igualdad, negando la existencia de desigualdades estructurales de género. Aunque presente, un tercer eje basado en la defensa de estereotipos y roles tradicionales de género es menos frecuente.

"La búsqueda de identidad y pertenencia característica de la adolescencia puede llevar a muchos jóvenes a encontrar en las comunidades antifeministas una sensación de pertenencia, así como explicaciones simplistas para compensar sus frustraciones personales", destaca el libro. "Algunos jóvenes se han agrupado en estas comunidades que culpan a las mujeres feministas de sus problemas", añaden las investigadoras.

Los 'influcencers'

Los 'influencers', explica Zuluaga, desempeñan un papel crucial en este proceso, creando y alimentando comunidades misóginas con contenido híbrido que incluye temas atractivos para los jóvenes, como deportes, videojuegos y estilos de vida. "Este formato permite a los líderes de opinión fortalecer su comunidad y aumentar su 'engagement' digital, lo que se traduce en mayores ingresos y visibilidad en las redes sociales. La alta implicación con los mensajes antifeministas, especialmente aquellos cargados de rabia y hostilidad, presenta el peligro de creación de un ciclo de retroalimentación generando mayor hostilidad contra el feminismo entre sus seguidores". La autora concluye que esta actitud conlleva consecuencias políticas significativas, como el rechazo a políticas e instituciones que buscan corregir desigualdades estructurales.

Elisa García-Mingo, profesora y doctora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), apuesta por dar la batalla en el campo digital y no darlo por perdido. "Hackear la manosfera y comprender sus dinámicas es relevante porque está contribuyendo a la emergencia de tecnoculturas tóxicas, consolidando la misoginia digital y negando la violencia de género", subraya la docente universitaria.

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