En el Parlament
Los (múltiples) rostros del abandono escolar: "Las maestras me decían que no llegaría a ningún sitio"
135 jóvenes escriben cartas a los diputados con el fin de humanizar un problema que, pese a que se reduce, sigue sin resolverse: 70.000 alumnos abandonan los estudios antes de tiempo cada año en Catalunya por falta de apoyo emocional o económico
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Ainhoa Rojo y Ana Heredia, este martes en el Parlament de Catalunya. / Jordi Otix

Cuando el pequeño Eliel Mueses entregó aquel examen de inglés en blanco en sexto de primaria tras pasarse una hora callado, sin decir ni escribir nada, y la maestra llamó a sus padres para decirles que "no llegaría a ningún sitio" y que era "un caso perdido", poco podía imaginar que, ocho años después, aquel niño apocado que se sentía absolutamente perdido estaría en el Parlament, hablando de tú a tú a los diputados.
Tras un paso por la ESO "con una media de entre cinco y nueve materias suspendidas por trimestre, que recuperaba siempre en junio", Eliel hoy tiene 20 años y el título de técnico en farmacia; y habla en representación de los 70.000 jóvenes catalanes expulsados del sistema educativo cada año antes de tiempo. "Durante mi paso por el instituto he conocido a mucha gente que acabó hundiéndose por no tener ninguna ayuda, ni económica ni psicológica", relata en una carta sincera, una de las 135 que la Fundació Bofill ha entregado este martes a todos los parlamentarios (una por diputado) y en las que los jóvenes explican en primera persona su experiencia educativa y las (múltiples) trabas con las que se han topado. La mayoría dejaron los estudios y, con el apoyo adecuado, finalmente regresaron.
"Cuando estás mal, lo últimos que tienes ganas es de estudiar. La orientadora me convenció para que fuera al psicólogo, y gracias a eso estoy aquí"
Este joven de Barberà del Vallès (Vallès Occidental) finalmente sorteó el abandono escolar gracias a la orientadora del instituto que conoció al repetir 4º de ESO. "Cuando estás mal, lo últimos de lo que tienes ganas es de estudiar. La orientadora me convenció para que fuera al psicólogo, y gracias a eso lo vi todo de otra manera", explica el joven, quien se pregunta en la misma misiva qué hubiera pasado si en vez de conocer a la orientadora tras repetir 4º la hubiera conocido en primero de la ESO. O, en el otro sentido, ¿qué hubiera pasado si no hubiera podido pagar el psicólogo?
Necesidad de acompañamiento
Lamenta que, durante toda la ESO, ningún profesor se preocupara activamente por él. "Absolutamente nadie me preguntó: ‘Eliel, ¿necesitas ayuda? Supongo que como era un niño callado, los profesores decidieron no preocuparse y pensaron simplemente que era un alumno al que no le gustaba estudiar", prosigue la contundente misiva.
"Ningún profesor me preguntó si necesitaba ayuda. Supongo que como era un niño callado pensaron que simplemente no me gustaba estudiar"
Ainhoa, otra de las jóvenes que han participado en la iniciativa en el marco de la Semana Cero Abandono Escolar promovida por la Fundación Bofill, pone sobre la mesa la cuestión de la desigualdad. "Muchos jóvenes nos hemos visto obligados a trabajar muchas horas en el poco tiempo libre que tenemos para ganar lo necesario para seguir estudiando, mientras otros acaban renunciando para no endeudar a sus padres y madres o simplemente por no saber dónde acudir", apunta esta joven de 21 años de Sant Vicenç dels Horts, quien pide a los diputados un sistema de becas más humano.
"No somos números en una base de datos. Es importante mirar cada situación de manera individualizada, conociendo la realidad de cada estudiante. Tras cada solicitud hay una persona, un proyecto de vida, unas dificultades concretas y la voluntad de tener un futuro", prosigue la joven, quien abandonó los estudios por una situación difícil en casa y pudo retomarlos gracias al apoyo y la beca de una institución privada.

Eliel Mueses, este martes frente al Parlament. / Jordi Otix
A su lado, Ana Heredia, también de 21 años, asiente. En su caso, está terminando un ciclo formativo de grado superior en educación infantil "gracias a la ayuda de la Fundación Pere Closa". "Sin su apoyo, seguramente no habría seguido; me habían hecho sentir un caso perdido", subraya coincidiendo con los otros dos jóvenes.
Un hilo invisible une los testimonios de estos tres jóvenes y los de los otros más de 100 que han querido compartir su testimonio en las cartas a los parlamentarios: la necesidad de sentirse acompañados.
No somos números en una base de datos. Es importante mirar cada situación de manera individualizada, conociendo la realidad de cada estudiante
Es por eso que la campaña en la que se enmarca esta entrega masiva de cartas se llama ‘Por un país que no abandona’. "No son los jóvenes quienes abandonan la escuela, es el país el que les abandona a ellos, no invirtiendo lo suficiente en orientación, acompañamiento psicológico y becas", señala Ismael Palacín, director de la fundación, quien, pese a celebrar que el abandono escolar temprano se haya reducido a la mitad en los últimos años, pasando del 33% en 2000 al 14% en 2024, insiste en que estos datos siguen siendo un problema "muy grave" para el conjunto del país. "Todos los jóvenes tienen derecho a estudiar, y como país tenemos el deber de darles, una, dos y tres oportunidades", concluye.
No son los jóvenes quienes abandonan la escuela, es el país, que les abandona a ellos, no invirtiendo lo suficiente en orientación, acompañamiento psicológico y becas
También en el marco de la Semana Cero Abandono Escolar, este lunes la consellera Esther Niubó anunció que el próximo 7 de noviembre presentará un Plan de acción contra el abandono escolar prematuro, el cual recoge "10 ejes para dar un nuevo impulso a la lucha contra el abandono y al fomento de la continuidad educativa", señaló la consellera, quien añadió que "orientar bien significa creer en el potencial de cada joven, tener expectativas para todos y cada uno de ellos, y disponer de recursos e información sobre los diferentes itinerarios, caminos y posibilidades formativas existentes".
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