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Un año de bulos por la dana de Valencia
Los expertos en desinformación sostienen que la alta emotividad que causó la inundación del 29 de octubre de 2024 facilitó la propagación de noticias falsas. Las redes las difundieron y los medios les dieron eco
Hacer caja, ganar seguidores y lanzar mensajes extremistas: las razones de los bulos de la dana

Interior de l’aparcament de Bonaire a Aldaia. | FERNANDO BUSTAMANTE
La dana que golpeó con fuerza Valencia hace justo un año y que causó 224 muertes es ya uno de los mayores desastres naturales de la historia reciente de España. Más allá de los daños personales y materiales, el episodio de lluvias torrenciales también conllevó toneladas de desinformación que distorsionaron la percepción pública sobre su alcance.
Ya con las primeras tormentas comenzaron a circular contenidos falsos sobre las previsiones y las alertas emitidas y, a medida que pasaban los días, también sobre las causas, la responsabilidad y la gestión de la catástrofe. Según un estudio de la Universidad Internacional de Valencia (UIV) y de la Universitat Politècnica de València (UPV), los bulos se centraron en el número de víctimas, teorías climáticas conspirativas y los ataques institucionales. El más difundido alertaba de las personas supuestamente atrapadas en el parking del centro comercial Bonaire. Finalmente, no apareció ninguna.
Viralizados a través de medios de comunicación
El estudio de la UIV y la UPV identificó 192 bulos, de los cuales el 28% se “produjeron en el contexto de los medios de comunicación”. Principalmente, relacionados con la expedición de la Unidad Militar Especial (UME) en el estacionamiento del centro comercial Bonaire, la difusión de imágenes descontextualizadas de episodios climáticos anteriores, y el caso del colaborador del programa de Iker Jiménez, Rubén Gisbert, que se ensució la ropa con barro antes de entrar en directo. Algunos de ellos se convirtieron en noticias en los medios de comunicación, según señala a Verificat German Llorca, profesor de la UPV y coautor del estudio. “La prensa cumplió un rol clave de servicio público y apoyó la resiliencia ciudadana. Sin embargo, las limitaciones de la acción institucional y la dependencia de fuentes externas muestran que la comunicación mediática es necesaria, pero no suficiente, para prevenir daños en emergencias naturales”, explicaba Carolina Moreno, investigadora de la Universidad de Valencia y autora de otro estudio al respecto.
Tres de cada cuatro bulos identificados por los investigadores fueron contenidos falsos creados de forma intencionada para engañar. En este sentido, los autores acuñan el concepto diagonalismo, una estrategia comunicativa que, como concreta Llorca, muestra cómo “los actores de la derecha ideológica se han ido apropiando de los espacios de discusión que históricamente pertenecían a la izquierda”, por ejemplo, la crítica a la insitucionalidad. El propósito de esta corriente es conectar con el malestar ciudadano desde distintos enfoques ideológicos y aprovechar la incertidumbre para reforzar narrativas de desconfianza. En el caso de la dana, se tradujo en desinformación hacia el Gobierno y la supuesta destrucción de pantanos, a organismos científicos como la Aemet y a oenegés como Cáritas o Cruz Roja.
Difundidos por las redes sociales
La desinformación está estrechamente ligada a las emociones. Estudios demuestran que, en situaciones de crisis, los mensajes engañosos suelen apelar deliberadamente a los sentimientos. Recursos como la música dramática, el tono de voz o los efectos visuales intensifican las reacciones emocionales y facilitan la difusión de falsedades. Estas conclusiones coinciden con el hecho de que el 50% de los bulos tras la dana se propagaron por redes sociales.
En la difusión de noticias falsas también influyen la incertidumbre y la urgencia por obtener información. Según demuestran estudios, durante los diez primeros días tras la dana se registró el mayor volumen de noticias falsas. De hecho, el 4 de noviembre, el día con más bulos detectados, coincidió con el inicio de las labores de limpieza e inspección del aparcamiento.
Mabel Sánchez, doctoranda en Comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), asegura a Verificat que hay una correlación entre la necesidad de la información y la emoción de la tragedia con la proliferación de la desinformación: “Las emociones están a flor de piel y hay una necesidad de información mientras las autoridades se preparan para responder”. La urgencia por obtener información en medio de la tragedia alimenta la desinformación, recordándonos que la claridad y la verificación son esenciales incluso en los momentos más críticos.
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