Por hacer una foto
La odisea de Javier Casado, el español que fue a Benín a visitar a un preso y acabó encarcelado y acusado de terrorismo
Las gestiones del Ministerio de Exteriores permitieron que el director de la Fundación +34, que ayuda a presos españoles en el extranjero, fuese liberado este martes
Casi 1.000 españoles en cárceles extranjeras

Javier Casado, director de la Fundación +34, a las puertas de una prisión en Tánger, Marruecos / Cedida / Cedida

Se fue a Benín a visitar a un preso español y acabó encarcelado, acusado de terrorismo y afrontando una condena que puede ir de los 20 años de prisión a la cadena perpetua. Es el caso de Javier Casado, director de la Fundación +34, dedicada a ayudar a los presos españoles que se encuentran encarcelados en penales del extranjero. Un proyecto que arrancó hace doce años para intentar asistir a un español que fue encarcelado en Australia. El nombre a la fundación viene del prefijo telefónico español que debe marcarse para hacer una llamada desde el extranjero. Esa labor ha llevado a este vallisoletano por centros penitenciarios de todo el planeta.
Su último servicio tuvo lugar la semana pasada. Javier Casado y otro voluntario de la fundación llamado Carlos viajaron hasta Cotonú, la ciudad más poblada de Benín, un pequeño Estado de África occidental que vive una situación de inestabilidad política. Las cárceles beninesas son conocidas internacionalmente por su dureza y las infrahumanas condiciones en las que viven las personas encarceladas, como incluso ha denunciado en alguna ocasión Amnistía Internacional.
Se enfrentaba, por tomar una fotografía del exterior de la cárcel, a una condena que oscila entre los 20 años y la cadena perpetua
Allí se halla preso un español. Y desde la Fundación +34 acudieron en su ayuda: "Lo que hacemos al llegar es comprar en alguna tienda local cosas básicas que necesite el preso. Se lo llevamos todo a la cárcel, hablamos con él, contactamos con su familia...", explican fuentes de la Fundación +34 al describir sus rutinas en sus visitas al extranjero. Pero esta visita a Benín se torció cuando menos se esperaba.
La foto de la discordia
Javier y Carlos llegaron al país africano a finales de la semana pasada. Consiguieron un permiso para poder visitar al preso español en una prisión civil de la capital, Porto Novo. Todo iba bien hasta que acabó la visita. Fuentes de +34 explican que "en cada viaje, al salir, hacemos una foto desde lejos del exterior de la prisión". Una especie de souvenir con el que la fundación elabora un pequeño registro gráfico de los penales donde han llevado a cabo su labor.
Pero las autoridades beninesas no entendieron que unos extranjeros tomasen fotos a un centro penitenciario que, además, cuenta con presos políticos y está considerado uno de los de más alta seguridad el país. Interpretaron que estaban llevando a cabo tareas de espionaje. Ahí empezó el infierno.
"El domingo por la tarde perdimos toda la comunicación con Javier", explican fuentes de la fundación. El director no contestaba a las llamadas, no respondía a los mensajes y dejó de conectarse a Whatsapp. Un comportamiento inédito en Casado, que hizo que sus compañeros de Madrid se pusieran alerta. "Él siempre manda la ubicación cuando llega a destino, cosa que no hizo esta vez. Todo eso nos hizo sospechar".
Ayuda ministerial
En efecto, Javier y Carlos estaban presos e incomunicados. "Llamamos al Consulado Honorario de Cotonú y al Consulado de Lagos (Nigeria), que es del que depende oficialmente. Recurrimos al Departamento de Derechos Humanos de la ONU y a Cruz Roja. También nos pusimos de inmediato en contacto con el Ministerio de Exteriores, cuyo trabajo ha sido fundamental para que finalmente hayan podido liberar a Javier", resumen desde la fundación.
"Javier tenía después un viaje a Senegal y otro a Costa de Marfil, pero los perdió porque lo habían encarcelado por un malentendido", explican sus compañeros de fundación a EL PERIÓDICO. Casado y su compañero habían sido acusados de espionaje y terrorismo, unos cargos por los que el Código Penal beninés contempla condenas que oscilan entre los 20 años y la cadena perpetua. Las autoridades africanas mantuvieron a los españoles presos en una celda hasta el martes, día en el que las gestiones de Exteriores surtieron efecto y, finalmente fue liberado.
"El martes por la noche fue liberado, después de haber pasado tres días en unas condiciones deplorables y con el miedo de ser encarcelado por espionaje y terrorismo. Finalmente nos contactó desde el aeropuerto. El malentendido fue solucionado y ahora finalmente ha podido viajar a Senegal, tal y como tenía previsto desde el principio", concluyen fuentes de +34, que inciden en "el agradecimiento al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, sin cuya ayuda no hubiera sido posible su liberación". Ahora, Javier y Carlos ya están libres y se dirigen a una prisión de Dakar en la que visitarán a más presos españoles.
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