Cambio horario
Niño Becerra sobre el cambio de hora: "En España sufrimos dos desfases: usamos un huso horario que no nos corresponde"
Fecha del cambio de hora: ¿Se duerme una hora más o una hora menos?

Santiago Niño Becerra. / Enric Fontcuberta
El debate sobre la idoneidad del cambio de hora estacional resurge cíclicamente, pero encuentra en el economista Santiago Niño Becerra una de sus voces más contundentes y lúcidas. Lejos de considerarlo un simple ajuste en el reloj, Becerra lo define como un problema estructural que agrava una anomalía histórica en España. Su tesis es clara y directa: "En España sufrimos dos desfases". No se trata únicamente del adelanto o atraso de una hora dos veces al año, sino de un desajuste fundamental que arrastramos desde hace décadas: vivimos en un huso horario que geográficamente no nos corresponde.
Durante su análisis en el programa La Ventana de la Cadena SER, el economista desgranó las consecuencias negativas de esta situación, que impactan tanto en la productividad como en el bienestar de los ciudadanos. La propuesta del Gobierno de eliminar el cambio horario no es, para él, un capricho, sino una necesidad urgente para corregir un error que afecta a la lógica, la salud y la economía del país. El problema de fondo, insiste, es que España opera con la hora de Berlín cuando, por su posición geográfica, debería regirse por el Meridiano de Greenwich, al igual que Portugal o el Reino Unido.
El origen de la anomalía: un legado histórico sin lógica actual
La raíz del problema, como recuerda Becerra, se hunde en una decisión histórica que data de 1940, cuando el régimen franquista alineó el horario español con el de la Alemania nazi. Esta medida, adoptada en un contexto político muy concreto, se ha perpetuado sin una revisión crítica, generando situaciones absurdas. El ejemplo que utiliza el economista es incontestable: "No tiene ninguna lógica que Vigo y Oporto, que están en línea, tengan una hora de diferencia". Esta anomalía geográfica no es una mera curiosidad, sino que tiene consecuencias prácticas, como la confusión que ha llegado a provocar la pérdida de vuelos entre Galicia y el aeropuerto portugués.
Este es el primer y más grave de los desfases: una desincronización crónica respecto a nuestra hora solar natural. Vivimos, por defecto, una hora por delante de lo que nos tocaría. Cuando llega el horario de verano, la situación se agrava exponencialmente, ya que se añade una hora artificial más a ese desajuste previo. Es en este punto donde la argumentación de Becerra cobra toda su fuerza: durante seis meses al año, España vive con "dos horas de adelanto respecto a nuestro horario natural".
El impacto económico y social: el mito del ahorro y el coste oculto
Uno de los pilares del análisis de Niño Becerra es desmontar el principal argumento a favor del cambio horario: el supuesto ahorro energético. Basándose en los estudios más recientes, lo califica de prácticamente irrelevante. "El ahorro que para una familia representa en electricidad estos seis meses son unos 4 euros", afirma. Una cifra irrisoria que, a su juicio, no compensa en absoluto los costes ocultos que esta práctica genera.
Aquí es donde entra en juego el factor humano y productivo. El cambio brusco de hora provoca en una parte significativa de la población alteraciones en los ritmos circadianos, generando estrés, fatiga y dificultades para conciliar el sueño. Estos trastornos no son inocuos, sino que se traducen directamente en una pérdida de productividad laboral durante los días posteriores al ajuste. Mientras que algunas personas se adaptan con facilidad, otras sufren un impacto notable en su rendimiento y bienestar. Por tanto, desde una perspectiva económica puramente pragmática, el balance es negativo: los mínimos beneficios energéticos quedan eclipsados por el coste derivado de la menor eficiencia en el trabajo y el malestar generalizado.
Un desafío europeo con liderazgo español
La propuesta del Gobierno español de poner fin a esta práctica ha chocado con la frialdad de Bruselas y la reticencia de la mayoría de los países miembros de la UE. Sin embargo, Niño Becerra insiste en que el caso español es excepcional y requiere una solución propia. Mientras que para otros países el debate se limita al cambio estacional, en España la discusión es más profunda, ya que afecta al propio huso horario de base.
Por ello, el economista defiende que España debería liderar este cambio, argumentando su singularidad. El desfase doble —el horario de Berlín más la hora extra de verano— nos sitúa en una posición única y particularmente perjudicial. La conclusión de Becerra es un llamado a la racionalidad y a la soberanía horaria: corregir esta anomalía no es solo una cuestión de comodidad, sino una medida necesaria para alinear nuestros relojes con nuestra geografía, mejorar la salud pública y optimizar el rendimiento económico del país, recuperando un ritmo de vida más natural y coherente.
- Ojo con los detergentes de lavavajillas: los pediatras alertan de su relación con la salud intestinal y el aumento de alergias en niños
- Un juzgado concede una incapacidad para trabajar a una mujer de 80 años con enfermedad renal crónica
- Un profesor de instituto en Catalunya cobra 2.713 euros brutos, 521 euros menos que en el País Vasco
- Varias comarcas catalanas bajo aviso meteorológico ante la previsión de lluvias intensas para la próxima madrugada
- En el pueblo manchego que se niega a cambiar su nombre franquista: 'Aquí a la gente le dio trabajo y casa
- Un nuevo control de camiones en la AP-7 acaba con 33 denuncias, la mayoría por exceso de velocidad
- Renfe pone hoy a la venta billetes Avlo a un precio de 7 euros para viajar entre Madrid, Sevilla y Málaga
- Montserrat Fontané, Catalana de l'Any 2025: Toda una vida al mando de los fogones de Can Roca