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Entrevista | Miriam al Adib Ginecóloga, divulgadora experta en educación sexual y coautora de ‘Cuándo la cigüeña comenzó a ver porno’

Miriam Al Adib: "Hemos pasado de la educación sexual inexistente a que el referente sea el porno"

Nacida en Almendralejo, donde abrió su primera clínica ginecológica, que ya cuenta con centros en Madrid, Marbella y Sevilla, compagina las consultas con la divulgación en charlas y redes sociales

Miriam Al Adib y Diana Al Azem presentan el libro 'Cuando la cigüeña empezó a ver porno'

Europa Press

Cáceres
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-¿De qué va ‘Cuándo la cigüeña comenzó a ver porno’?

-Retrata lo que está pasando actualmente: que hemos pasado de la educación sexual inexistente y que los niños venían de la cigüeña, a la educación sexual inexistente y que el porno es lo que representa la sexualidad para las nuevas generaciones. El referente que tienen sobre el sexo es el porno.

-¿A qué edad empiezan a verlo?

-La mayoría de las veces a edades muy precoces, de una manera accidental la primera vez y luego obviamente por la curiosidad. Estamos hablando de niños de 11 y 12 años e incluso hay algunos sitios en los que se dice que a partir de los 8 años ya hay niños viendo porno.

-¿Qué les supone esa precocidad?

-Que tengan una confusión tremenda y unos modelos de sexualidad humana que no tienen nada que ver con la realidad. Y de ahí vienen un montón de problemas que tanto yo en el sector sanitario, como mi compañera Diana Al Azem (la otra coautora) desde el sector educativo, estamos viendo: despropósitos que generan este tipo de contenido y el fácil acceso que tienen a través de las pantallas.

-¿En qué momento y cómo nace la idea de escribir este libro, de mirar a esa realidad tan silenciada?

-Diana y yo hicimos un proyecto juntos que se llama ‘Que no te la metan’ y a partir de ahí empezamos a hacer talleres en relación al tema de las pantallas, la sexualidad, la educación sexual… Ahí surgió hacer este libro. Ella fue conmigo al Parlamento Europeo cuando ocurrió lo de los falsos desnudos de Almendralejo para poner sobre la mesa la realidad a la que nos enfrentamos.

-¿El caso de Almendralejo es precisamente es una de las consecuencias del consumo de porno?

-Es un mal uso de la tecnología y una falta de educación sexual, porque a poco que tengas una educación sexual sana sabes que eso no está bien, que sin consentimiento no puede haber nunca ningún tipo de violencia. Pero hay más consecuencias.

-¿Cuáles son?

-Las consecuencias del porno afectan a nivel físico, mental, relacional y sexual, o sea, a todos los niveles. Normalmente, los chicos lo consumen para excitarse y las chicas para saber cómo se tiene sexo. A nivel físico supone más exposición a infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados. A nivel mental, pérdida de autoestima porque ven cuerpos irreales en el porno y también se ven disfunciones sexuales, porque quieren reproducir los estímulos que ven en el porno, como esas largas erecciones que les llevan incluso a casos de eyaculación precoz. Y para las chicas supone que reciben abuso sexual o diferentes tipos de violencia sexual sin ser consciente ni siquiera de ello, porque está muy extendido el mito de que los chicos cuando se excitan ya no pueden parar, que las chicas cuando dicen no en realidad dicen sí… Todo esto está tan asumido por ambas partes que al final genera muchísimas vulnerabilidades.

-¿Y cómo influye en las relaciones?

-Suelen ser problemáticas por estas ideas que se tiene sobre la sexualidad y esto trasciende no solo al sexo, sino a cómo te relacionas.

-¿Las redes sociales, las tecnologías... vienen en este sentido a ayudar o a todo lo contrario?

-Es que hemos confundido tener información con tener una mala información, o sea, antes no había educación sexual porque no había información y ahora tenemos mucha información pero gran parte de ella es malísima. Y con el porno es que ya no hace falta que ellos vayan a buscarlo, el porno le busca a ellos directamente porque las plataformas digitales y todo eso están diseñadas para atrapar a la gente en la red. Entonces, tanto antes como ahora hay falta de educación sexual, pero antes era el modelo los niños vienen de París y ahora pues lo que veo en el porno.

-¿Y cómo se puede conseguir una buena educación sexual?

-Es una pregunta que da para mucho, pero si tuviéramos que resumir hay que decir primero que la educación sexual no es algo del día B a la hora H le cuento a mi hijo o a mi hija todo lo que tiene que ver con el sexo, la educación sexual empieza desde que nace. De hecho, el tipo apego que se desarrolla con el bebé va a influir directamente en su salud física y mental en la infancia y en la etapa adulta en cómo se relaciona e incluso en la sexualidad.

-¿O sea, que la educación sexual empieza en la cuna?

-Los apegos inseguros en la primera infancia generan alteraciones: relaciones de dominación, sumisión... Sin embargo, un apego seguro genera una persona adulta con relaciones simétricas. También da al bebe, y luego al niño, confianza en sus padres para poder preguntarles lo que quieran cuando tengan dudas. Las preguntas empiezan desde chiquitito y hay que responder sin mentir, solo adaptándolo a cada edad, pero sin decir cosas raras. Y luego cuando llega la adolescencia, si todo esto lo hemos hecho bien, no es difícil mantener esa comunicación y poder sacar temas de sexualidad porque estamos conectados con nuestros hijos. Pero sin una crianza amorosa y con confianza no saldrán esos temas porque directamente van a rechazar todo de plano. Y si no existe en casa, les va a educar el porno al final.

-¿Habría que abordarlo también desde la educación?

-No pertenezco al colectivo educativo, pero yo creo que sí que debería estar integrado. En las casas, en los centros educativos y también podríamos pedirle un poquito de responsabilidades a las grandes compañías digitales que son al fin y al cabo quienes se lucran de todo esto y hacen cosas que dejan mucho que desear para atrapar a los jóvenes.

-Hablamos de menores, pero ¿habría que educar también a la población adulta?

-Efectivamente, nuestra generación no recibió educación sexual y muchísimos adultos están llenos de mitos y tabúes. Cómo vamos a educar a nuestros hijos así, si ni siquiera nosotros tenemos las ideas claras. Creo que la sociedad entera realmente necesita educación sexual, porque no es solo hablar de sexo y de genitales, si entendemos que la sexualidad humana es algo inherente al ser humano desde que nace hasta que muere, como dice la OMS, podemos entender mejor todo y es mucho más amplio que el sexo.

-¿A qué edad recomienda empezar a hablar de sexo?

-A edades precoces se empieza cuando hacen preguntas, porque los niños van a preguntar siempre. Entonces, si tú les vas respondiendo desde pequeñito no va a hacer falta que fijemos un día porque esa comunicación se va a mantener y van a salir situaciones de manera espontánea por cosas que salen en la tele, que le ha pasado a un compañero… siempre hay algo de lo que se puede tirar para luego hablar. Y si no sale de manera natural se pueden aprovechar momentos juntos, como ver una película, comentar noticias, como el caso de Almendralejo… aprovechar algo que ha sucedido para educar.

-¿Influye el mito del amor romántico en la sexualidad?

-El mito del amor romántico existía antes y ahora, lo que pasa es que en la época de nuestras abuelas la sexualidad era sinónimo de reproducción y hoy día es sinónimo de placer. Hay esa dicotomía no resuelta, pero sigue igual: la mujer es el objeto y el hombre, el sujeto. Antes el modelo ideal de mujer era la que se mantenía virgen hasta el matrimonio y le daba hijos al varón y ahora el modelo ideal es la mujer hipersexualizada, no porque disfruta más del sexo, sino porque es más cosificada que nunca desde la infancia. Solo hay que darse un ‘paseito’ por TikTok y ver a qué juegan ahora las niñas.

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