Contra la cadena del robo
El plan de los Mossos contra la multirreincidencia pasa al siguiente nivel: ahora el objetivo son quienes compran productos robados
La policía intensifica operaciones para desarticular redes de receptadores, que adquieren móviles sustraídos y los reenvían a Marruecos o a China
Los robos de móviles han bajado de los 168 al día de hace un año a los 145 actuales, según fuentes policiales
El móvil, el objeto más deseado por los ladrones en Barcelona: siete gráficos sobre la delincuencia en la ciudad

Imagen de los Mossos en una operación contra el robo de móviles y compra ilegal de esta mercancía / Mossos

Los investigadores de los Mossos d'Esquadra son muy explícitos: "Un móvil robado en la Rambla está vendido a los cinco minutos a un receptador del Raval. En pocas horas lo habían desguazado o iba camino de Marruecos, en función del beneficio que se iba a obtener". A veces, los agentes se encuentran que en el tiempo que pasa entre que se roba el teléfono en el centro de Barcelona y la víctima presenta denuncia, la geolocalización da una ubicación en otra ciudad, que corresponde a un receptador, el que compra el terminal sustraído.
Desde abril pasado, la policía catalana, junto a otros cuerpos y fuerzas de seguridad, tiene en marcha el 'plan kanpai' para acabar con la multirreincidencia. El principal objetivo, acabar con los delincuentes que viven de robos y hurtos de las calles o en el transporte público, se está cumpliendo y por eso han decidido dar el siguiente paso: ir contra los que adquieren mercancía robada.
"Un móvil robado en la Rambla está vendido a los cinco minutos a un receptador del Raval y en pocas horas va rumbo a Marruecos"
"No se trata de detener más, sino mejor", siguen repitiendo los mandos de los Mossos. Y con esta filosofía se han intensificado las investigaciones para desmantelar redes de receptación ubicadas principalmente en el distrito barcelonés de Ciutat Vella pero con ramificaciones en otros municipios del área metropolitana como Sabadell o Mataró. Para la policía romper con la cadena que facilita la salida al material robado era fundamental para luchar contra la multirreincidencia que opera en toda el área metropolitana.
El toque de alerta lo dieron ciudadanos que advertían de que los móviles que les habían robado aparecían geolocalizados en pisos del Raval
En los operativos del 'kanpai' también se incluyen registros en locales de compraventa de oro, por si tienen cadenas u otras joyas robadas, y en tiendas de telefonía móvil que pueden tener algún terminal sustraído. Además, los agentes han intensificado los operativos contra las denominadas "guarderías", domicilios particulares en los que hay personas que compran objetos electrónicos robados, principalmente teléfonos, aunque también se han encontrado otros aparatos que provienen de asaltos a viviendas como televisores, cámaras de fotos o ordenadores. Los ladrones, tanto los habituales como los que llegan nuevos a la ciudad, ya saben a qué 'guardería' acudir para vender el material robado.
Esta presión ha permitido que en los últimos meses los robos de móviles hayan bajado de los 168 al día de hace un año a los 145 actuales, según apuntan fuentes policiales.
Mapa de receptadores en el Raval
Fue a inicios de 2024 cuando los Mossos empezaron a recibir más denuncias de ciudadanos que advertían de que los móviles que les habían robado aparecían geolocalizados en viviendas del Raval. Los agentes trazaron un mapa para controlar la zona y descubrieron que en estos puntos se compraba material robado, principalmente móviles, no únicamente en Barcelona y su área metropolitana, también en otras partes de España y de Europa. Según los investigadores, por cada terminal pagaban entre 200 y 400 euros en función de si se trataba de un modelo más reciente o antiguo.
Si la banda logra desbloquear el móvil, este se envía a Marruecos. Si no, se vende a empresas chinas que lo reacondicionan o lo despiezan
De esta forma, descubrieron que se trataba de una banda de receptadores que tenía varios pisos desde los que adquiría móviles robados y que contaba con toda la infraestructura para darles salida a otros países. Una vez que los sospechosos compraban los terminales, los envolvían en papel de plata para inhibir su geolocalización. Después, si conseguían desbloquearlos se enviaban a Marruecos por carretera para ser vendidos más baratos. En caso de no poder desbloquearlos, lo vendían a empresas chinas que se dedican a despiezarlos para volver a usar componentes o bien a reacondicionarlos para reintroducirlos en el mercado.
Los agentes lamentan que tienen dificultades para devolver los terminales que recuperan, ya que hay pocas denuncias en las que se haga constar el identificador del teléfono (el Imei) para poder cotejarlo con los móviles recuperados. Sólo han conseguido identificar y entregar a sus dueños una tercera parte de los terminales requisados, por lo que la policía ha habilitado un buscador específico que permite a la víctima comprobar con su Imei si su dispositivo está en manos de los Mossos.
Golpe contra un grupo organizado
En el marco de estos operativos contra los receptadores, el pasado septiembre los Mossos localizaron en una quincena de registros en domicilios y locales comerciales más de 2.000 móviles que podrían llegar a valer en el mercado negro más de 600.000 euros. De ellos la mitad estaban en locales de Mataró, ya empaquetados y a punto para ser enviados al extranjero. También requisaron un centenar de ordenadores portátiles, 150 relojes inteligentes y más de 50 tablets, todo ello material robado, así como 43.000 euros en efectivo. Detuvieron a 22 sospechosos que acumulaban decenas de antecedentes por delitos similares de compra de material robado.
En una operación reciente, los Mossos hallaron 2.000 móviles robados, la mitad estaban en locales de Mataró
La banda tenía en su estructura desde los peristas encargados de la compra de los móviles, los técnicos que se dedicaban a desbloquearlos, los que vigilaban en la calle por si aparecía la policía y los que tenían contactos en el extranjero, principalmente en Marruecos, para enviar el material robado.
También tenían a sueldo camioneros que trabajaban en diversas empresas de logística con sede en Tanger encargados de trasladar los dispositivos robados camuflados en la carga legal hacia su destino desde Catalunya. La banda usaba domicilios con aparcamientos con acceso directo para facilitar la carga de los vehículos del material sustraído.
Sólo uno de cada tres móviles robados puede ser devuelto: el Imei, la clave olvidada por las víctimas
Los investigadores lograron interceptar varios camiones con móviles robados. Uno de ellos llevaba 168 terminales de alta gama y cuatro portátiles con un valor superior a los 200.000 euros. Otra actuación policial permitió encontrar 200 móviles escondidos en un camión hacia Marruecos y 319 enviados en paquetes hacia Francia para allí ser trasladados a China.
De todos los móviles encontrados, los Mossos constataron que más de un tercio provenía de robos cerca de los domicilios de la banda, como Barcelona, Vilanova i la Geltrú, Cornellà o L'Hospitalet de Llobregat, pero también de municipios más alejados como Gandía, Sevilla Barakaldo, Lisboa y Milán.
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