Longevidad
Los españoles temen más perder la cabeza que a las arrugas: a un 70% les preocupa más el deterioro cognitivo que el declive estético
Un estudio indica que nueve de cada diez españoles han incorporado hábitos saludables como ejercicio y mejorar la alimentación para cuidar su salud a largo plazo
Dejar de fumar frena el deterioro cognitivo que provoca el humo, mejora la memoria y contribuye a la fluidez verbal
Tres nuevos perfiles psicológicos sirven para saber si la persona sufrirá deterioro cognitivo

El secreto de una vejez feliz reside en mantenerse activo y conectado. / IA/T21
Aunque la sociedad parece obsesionada con la eterna juventud, a la hora de la verdad, los españoles de mediana edad están más preocupados por el posible deterioro cognitivo que implica la vejez que por la aparición de arrugas o el declive estético. Así, siete de cada diez indica que teme más el deterioro mental que cualquier otro signo de la edad, frente a un 15% que se muestra más preocupado por los cambios estéticos que trae consigo el paso de los años.
Es una de las principales conclusiones de un estudio titulado 'Bienvejecer', realizado con una encuesta a 2.000 españoles de entre 30 y 50 años, que destapa una brecha entre la percepción social y los valores personales. De hecho, el 87% de los encuestados cree que la sociedad está sobre todo preocupada por los signos visibles y estéticos del envejecimiento pero, a nivel personal, un mayoritario 95% se desmarca y afirma que su principal prioridad es la salud y bienestar, frente a un escueto 5% que da más importancia a la apariencia.
No obstante, hay diferencias entre territorios. Así, la preocupación por la estética es más preponderante en Cantabria y Baleares, donde alcanza picos del 20%, frente al comunidades como Castilla-La Mancha o Aragón, donde más de un 70% indica que el deterioro cognitivo es su principal preocupación.
Cambios de vida
El miedo al posible deterioro cognitivo y la dependencia que implica se traduce en cambios de vida saludables en nueve de cada diez encuestados. Principalmente, los españoles entre 30 y 50 años han aumentado la práctica de ejercicio físico, un 54%, y un 52% ha mejorado su alimentación con el objetivo de cuidar la salud a largo plazo. El motivo es que uno de cada dos cree que el envejecimiento es un proceso natural en el que se puede influir a través de hábitos y prevención.
Esta mentalidad también influye en la percepción de la vejez. La mayoría la sitúa entre los 40 y los 60 años, pero un 16% considera que no hay una edad concreta, sino que la percepción depende del estilo de vida. Asimismo, para el 48% de los españoles los hábitos de vida saludables son el factor determinante en la longevidad, muy por encima de la genética, que cree que es el factor más influyente un 27%.
El resto de los encuestados atribuye el envejecer con salud a factores como la concienciación y el autocuidado (el 9%), la atención médica y el seguimiento constante (otro 9%) y, en menor medida, a la suerte y las circunstancias de la vida (un 7%).
Y su visión de futuro es bastante optimista. Un 37% augura que estará bien y con buena calidad de vida a partir de los 70 años y un 24% saludable y activo. La encuesta ha sido realizada por las consultoras Alpha Research y Burson para ASISA.
Suscríbete para seguir leyendo
- Protección Civil urge a los catalanes a tener un kit de emergencias en casa para sobrevivir 72 horas
- Un juzgado concede una incapacidad para trabajar a una mujer de 80 años con enfermedad renal crónica
- Ojo con los detergentes de lavavajillas: los pediatras alertan de su relación con la salud intestinal y el aumento de alergias en niños
- Un profesor de instituto en Catalunya cobra 2.713 euros brutos, 521 euros menos que en el País Vasco
- En el pueblo manchego que se niega a cambiar su nombre franquista: 'Aquí a la gente le dio trabajo y casa
- Varias comarcas catalanas bajo aviso meteorológico ante la previsión de lluvias intensas para la próxima madrugada
- Un nuevo control de camiones en la AP-7 acaba con 33 denuncias, la mayoría por exceso de velocidad
- Catalunya ya no bebe agua residual tratada y restringe su uso a la agricultura y el caudal ecológico