Reforma horaria
¿Con qué cambio horario deberíamos quedarnos? Los expertos afirman que el de invierno está más alineado con nuestro reloj biológico
Pedro Sánchez pedirá a la UE que no se cambie la hora: "Hacerlo dos veces al año ya no tiene sentido"
¿Qué día cambia la hora en España? El horario de invierno 2025 llega este mes de octubre

Un relojero cambia la hora de un reloj / Andrés Cruz

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado a primera hora de este lunes que pedirá hoy mismo al Consejo de Energía de la Unión Europea acabar con el cambio de hora estacional. Sánchez considera que "ya no tiene sentido cambiar la hora dos veces al año" y que recordado que esta práctica tiene poco impacto a nivel de ahorro energético y, en cambio, sí tiene efectos importantes en la salud de las personas. Sánchez no ha mencionado con qué horario nos deberíamos quedar, con el de verano, en el que estamos actualmente, o con el de invierno, en el que entraremos precisamente la madrugada de este domingo. Pero las entidades y expertos que hace años trabajan para lograr el fin del cambio de hora lo tienen claro: el mejor horario y con el que deberíamos quedarnos es el de invierno ya que, según apuntan varios estudios, es el que se alinea más con nuestro reloj biológico.
El que hasta ahora era el argumento estrella para apoyar un cambio de hora dos veces al año era el ahorro energético ya que esta medida, puesta en marcha durante el siglo pasado, se instauró con el fin de aprovechar más las horas de luz natural y reducir el consumo de electricidad. Pero según constatan varios estudios, a día de hoy ese efecto casi ha desaparecido y que, en la práctica, el ahorro es nulo. En esta misma línea se ha pronunciado varias veces Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva para la Transición Limpia, Justa y Competitiva de la Comisión Europea, quien ha arugmentado que la política de cambiar de hora "ya no tiene sentido, ya que apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la vida de la gente".
Los estudios apuntan a que esta medida apenas ayuda a reducir el gasto eléctrico pero se asocia con efectos adversos para la salud como un aumento de los trastornos del sueño, mayor fatiga y somnolencia y un incremento temporal de infartos
En los últimos años han sido muchos los estudios científicos que han hecho hincapié en cómo cambiar de horario dos veces al año se asocia con un abanico de efectos adversos para la salud. Hay trabajos que apuntan a un aumento de los trastornos del sueño, mayor fatiga y somnolencia, así como un incremento temporal de infartos y accidentes cerebrovasculares en los días posteriores al cambio. También se ha observado una alteración de los ritmos circadianos que, a largo plazo, puede favorecer problemas metabólicos como la obesidad y un mayor riesgo cardiovascular. Hace al menos siete años, desde 2018, que se están impulsando comisiones, estudios y reuniones de expertos para debatir sobre esta cuestión y, en general, la conclusión es unánime: el cambio horario no solo no tiene beneficios sino que, además, es malo para la salud.
La ciencia, a favor de un horario único
La comunidad científica defiende prácticamente al unísono la necesidad de establecer un horario permanente que permita alinear la luz solar con el reloj biológico humano. Los expertos advierten que los cambios de hora estacionales alteran nuestros ritmos circadianos y que esa desincronización se asocia a un mayor riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares y trastornos del sueño. Un estudio reciente de la Universidad Stanford, publicado en la revista PNAS, estima que eliminar los cambios bianuales podría evitar cientos de miles de accidentes cerebrovasculares y millones de casos de obesidad cada año en Estados Unidos. "Por lo general, nuestro cuerpo necesita más luz por la mañana y menos por la noche para mantenerse bien sincronizado con un día de 24 horas. Cuanta más exposición a la luz se recibe en momentos inadecuados, más débil se vuelve el reloj circadiano. Y todas las cosas que dependen de él, como nuestro sistema inmunológico, corren el riesgo de debilitarse", afirma Jamie Zeitzer, impulsor de este trabajo.
"Nuestro cuerpo necesita más luz por la mañana y menos por la noche para mantenerse bien sincronizado con un día de 24 horas. Cuanta más exposición a la luz se recibe en momentos inadecuados, más débil se vuelve el reloj circadiano"
Son muchos los expertos y las sociedades científicas que afirman que mantener un horario fijo reduciría la llamada "carga circadiana", es decir, el estrés fisiológico que produce vivir en horarios desalineados con el ciclo natural de luz y oscuridad. De las opciones posibles, los especialistas afirman que el horario de referencia debería ser el de invierno, más próximo al solar, ya que es el que mejor se ajusta a los ritmos biológicos humanos y favorece una exposición lumínica más coherente, especialmente durante las mañanas. Las sociedades internacionales de sueño y cronobiología llevan años reclamando esta medida, que no solo estabilizaría las rutinas de sueño y actividad, sino que también mejoraría el bienestar general y la productividad.
El horario de invierno, el mejor para la salud
"Es una buena noticia que se reabra este debate. Sobre todo ante el consenso científico tan abrumador que hay sobre los efectos negativos del cambio horario para la salud", afirma Gonzalo Pin, especialsita de la Unidad de Sueño de Universidad Católica de Valencia. "Nuestro organismo lleva cientos de millones de años regulándose por los ciclos naturales de luz y oscuridad. Tenemos alrededor de 30 billones de relojes biológicos distribuidos por todo el cuerpo y nuestra salud depende de que todos ellos funcionen de manera armónica. Forzar un cambio horario dos veces al año es un sinsentido porque rompe esos ritmos naturales y trastoca el ritmo de todos los relojes internos, sobre todo en el caso de los niños y de las personas mayores", comenta el especialista en una entrevista con EL PERIÓDICO.
"Forzar un cambio horario dos veces al año es un sinsentido porque rompe esos ritmos naturales y trastoca el ritmo de todos los relojes internos, sobre todo en el caso de los niños y de las personas mayores"
¿Pero por qué los expertos afirman que el horario de invierno es mejor que el de verano? "Es el más recomendable porque es el que se acerca más a la posición del tiempo natural y a los ritmos biológicos de las personas", afirma Carla Estivill Domènech, directora de la Clínica del Sueño Estivill de Barcelona. Según la experta, la luz activa hormonas que nos mantienen despiertos y concentrados, por lo que es fundamental que las horas de mayor luminosidad se den durante el despertar y permitan empezar la jornada laboral y escolar con luz. "Mantener el horario de invierno permite aprovechar la luz de la mañana para activar el cuerpo. El hecho de que atardezca a una hora temprana ayuda a preparar el sueño ya que favorece la producción natural de melatonina", comenta esta especialista, quien afirma que mantener el horario de verano "retrasaría la hora de ir a dormir, disminuiría la eficiencia cognitiva y generaría un ajuste brusco de los ritmos biológicos que puede afectar al bienestar general".
"Mantener el horario de invierno permite aprovechar la luz de la mañana para activar el cuerpo. Y el hecho de que atardezca a una hora temprana ayuda a preparar el sueño"
Más allá de los argumentos relacionados con la salud, también son varios los informes que apuntan a que el horario de invierno resulta beneficioso desde un punto de vista económico. Desde la plataforma 'Barcelona Use of Time', que lleva años batallando por el fin del cambio de hora, subrayan que el horario de verano no ahorra energía, sino todo lo contrario. "Hay muchas evidencias de que incrementa el consumo energético, especialmente en lo que respecta a la climatización de espacios. Esto la convierte en una política irresponsable, dada la actual situación de crisis energética", argumentan. En este sentido, los expertos apuntan que las zonas horarias permanentes permitirían ahorrar energía y reducir la contaminación, favorecería rutinas diarias más eficientes al sincronizar la actividad humana y las horas de luz natural, lo cual también redundaría en un uso más racional de la energía y en una menor huella ambiental.
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