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Medioambiente

Siluros de más de dos metros llegan al tramo urbano del río Segre en Lleida

Los agentes sospechan que los peces invasores se han liberado ilegalmente

Preocupación entre los pescadores por el avance del siluro por los ríos españoles: "Es muy dañino y va a más"

Imagen de archivo de sirulos.

Imagen de archivo de sirulos. / Joan Puig

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A pesar de que la presa de Butsènit (ubicada a ocho kilómetros de la ciudad) tendría que frenar su expansión, siluros de más de dos metros han llegado al tramo urbano del río Segre en Lleida. Los agentes rurales sospechan que los ejemplares se han liberado ilegalmente, informa 3Cat.

El siluro, un depredador muy resistente a aguas fanganosas, fue introducido en los ríos de la Península en 1974 para la práctica deportiva, en concreto en el río Segre. Ahora es una preocupación dado que se han convertido en habituales de los ríos españoles: el Duero, el Ebro, el Pisuerga... incluso en el Guadalquivir. El Ministerio de Transición Ecológica reconoce que el pez tiene un fuerte impacto ecológico ya que altera de forma importante la "estructura trófica de los ecosistemas acuáticos" y es un depredador directo sobre "especies nativas, principamente de peces y macroinvertevrados". También impacta negativamente sobre los recursos pesqueros nativos. 

El aficionado a la pesca Edgar Romera, que se equipa como quien va a pescar en el alta montaña pero en realidad lo hace en plena ciudad de Lleida y por ocio, se instala diariamente bajo el Pont Vell. Este leridano ha sido testigo de primera mano que la presencia del pescado invasor en el tramo del Segre de la capital del Segrià. Hace cuatro años que capturó el primer ejemplar y, desde entonces, ha pescado otros de medidas diferentes, desde un metro y medio además de dos metros de longitud.

"Cuando encontré uno, pensé que era muy inusual, que alguien lo debía de haber dejado", explica Romera, que en lo que va de año ha pescado cinco de gran tamaño.

Los Agentes Rurales advierten que, al ser invasor, el siluro se tiene que sacrificar en caso de captura. Incumplirlo puede comportar multas de entre cien y 3.000 euros. Si se practica la introducción sin autorizar, las sanciones pueden alcanzar los 120.000 euros.

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