Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Investigación

Un estudio de la universidad de Oxford revela qué carreras son las más estresantes

Algunas carreras imponen una carga mental tan elevada que puede afectar significativamente al bienestar de los individuos, tanto en las aulas como en el mercado laboral

Chica estudiando

Chica estudiando

Alexandra Costa

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La elección de una carrera universitaria es una de las decisiones más trascendentales en la vida de una persona. No solo define el camino hacia un futuro profesional, sino que también marca una etapa de formación intensiva que puede durar años. Tradicionalmente, factores como la vocación, las salidas laborales o el potencial económico han sido los pilares de esta elección. Sin embargo, un revelador estudio de la prestigiosa Universidad de Oxford introduce una variable que a menudo se pasa por alto, pero cuyo impacto es profundo: el nivel de estrés inherente a cada titulación y su posterior ejercicio profesional.

Este informe, recogido por Study International, va más allá de las estadísticas de empleo y se adentra en el impacto psicológico y emocional que ciertas disciplinas ejercen sobre los estudiantes. La investigación subraya que algunas carreras imponen una carga mental tan elevada que puede afectar significativamente al bienestar de los individuos, tanto en las aulas como en el mercado laboral. El estudio no solo identifica las carreras, sino que también desglosa las raíces de esa presión, ofreciendo una perspectiva crucial para los futuros universitarios.

Profesiones de alto riesgo

En la cima de la lista, el estudio sitúa a las carreras del ámbito de la Medicina y la Salud. No es una sorpresa, ya que estos profesionales cargan con la responsabilidad más pesada de todas: la vida humana. Según los investigadores de Oxford, los estudiantes de Medicina viven "bajo una presión constante" desde el primer día. Esta tensión se materializa en jornadas de estudio maratonianas, prácticas clínicas de una intensidad extenuante y la obligación de mantener una concentración férrea en entornos de alta demanda, como las urgencias o los quirófanos. Para los cirujanos, en particular, el estrés alcanza cotas extremas, ya que un mínimo error puede tener consecuencias irreversibles para un paciente.

En un segundo escalón, pero con una exigencia igualmente notable, se encuentran las Ingenierías, especialmente las de mayor complejidad técnica como la eléctrica, la civil o la aeroespacial. El estrés en este campo no proviene de la responsabilidad sobre una vida de forma directa, sino de la exigencia cognitiva y la precisión matemática. La capacidad para resolver problemas complejos, detectar fallos en fórmulas interminables y mantener una atención sostenida durante horas genera un desgaste mental considerable. Un error de cálculo en un puente o en un circuito eléctrico puede tener consecuencias catastróficas.

El Derecho completa este trío de alta tensión. En esta disciplina, el estrés nace de una combinación de factores: la sobrecarga de información con lecturas y legislaciones extensas, una competitividad feroz que se fomenta desde las aulas y un mercado laboral incierto que no siempre recompensa de inmediato el enorme esfuerzo invertido. La presión por destacar entre los compañeros y la ansiedad por el futuro profesional crean un cóctel de estrés muy potente.

El desgaste emocional

El estudio de Oxford rompe con el estereotipo de que solo las carreras técnicas son estresantes, señalando también disciplinas donde la carga es predominantemente emocional. Un claro ejemplo es Bellas Artes. Aunque pueda parecer una carrera menos rigurosa, la exigencia creativa constante supone una presión muy particular. La necesidad de generar ideas originales, enfrentarse a la crítica subjetiva y la marcada inestabilidad laboral del sector artístico generan una ansiedad crónica que puede ser tan perjudicial como la presión académica tradicional.

La Educación es otra de las profesiones destacadas. Si bien es inmensamente gratificante por su papel en la formación de las futuras generaciones, también conlleva una enorme responsabilidad emocional y psicológica. Los educadores no solo transmiten conocimientos, sino que también gestionan conflictos, apoyan el desarrollo personal de los niños y se enfrentan a la presión de padres y del sistema educativo. Esta tensión constante, derivada de saber que el futuro de los alumnos depende en parte de su labor, es una fuente significativa de estrés.

Finalmente, la Psicología cierra esta categoría. Escuchar, analizar y acompañar el dolor, el trauma y los conflictos de otras personas requiere un equilibrio emocional extraordinario. Los estudiantes y profesionales de la psicología están expuestos a una carga emocional muy intensa que, sin las herramientas adecuadas de autocuidado, puede derivar en el conocido "síndrome de desgaste profesional" o burnout incluso antes de haber completado su formación.

Factores comunes del estrés

El informe de la Universidad de Oxford permite identificar varios patrones que actúan como detonantes universales del estrés en el ámbito académico y profesional. No se trata solo del contenido de los estudios, sino de las condiciones en las que se desarrollan. La responsabilidad directa sobre el bienestar de otros (Medicina, Educación), la competitividad extrema (Derecho), la necesidad de una precisión infalible (Ingeniería) o la incertidumbre laboral (Bellas Artes) son factores que elevan la tensión a niveles muy altos.

En última instancia, este estudio nos invita a reflexionar sobre la importancia de considerar el bienestar mental como un criterio fundamental a la hora de elegir una carrera. La pasión y la vocación son imprescindibles, pero comprender la naturaleza del estrés asociado a una profesión puede ayudar a los estudiantes a desarrollar estrategias de afrontamiento y a tomar una decisión más informada y saludable a largo plazo.