ESTUDIO
La "curva de la infelicidad" ya empieza en la adolescencia por el deterioro de la salud mental de los jóvenes
Hasta ahora la «curva de la infelicidad» tenía forma de joroba: era baja en la juventud y en la vejez y prominente en la edad madura (40-50 años). Un estudio internacional publicado ayer constata que el deterioro de la salud mental de los jóvenes en las últimas décadas ha quebrado esa gráfica
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Una joven con signos de tristeza.
Nuestra felicidad o bienestar percibido a lo largo de la vida describe una «U»: es mayor en la juventud y en la vejez y decae en la edad madura, entre los 40 y los 50 años. A la inversa, la "curva de la infelicidad" tiene forma de joroba: la tristeza y la preocupación alcanzan su cumbre en la mediana edad, por motivos como el estrés laboral, el cuidado de hijos o mayores o la falta de cumplimiento de las expectativas vitales. Este fenómeno ha sido ampliamente demostrado y documentado en prestigiosas publicaciones científicas. Pero ahora, un estudio internacional publicado ayer en una revista de alto impacto, «PLOS One», constata el deterioro de la salud mental de los jóvenes, sobre todo de los menores de 25 años, por lo que ya no existiría esa curva en forma de joroba.
Los autores del estudio «The declining mental health of the young and the global disappearance of the unhappiness hump shape in age», David G. Blanchflower, Alex Bryson y Xiaowei Xu, observaron una disminución del malestar con la edad, debido al deterioro de la salud mental de los jóvenes en comparación con los mayores. Con datos de Estados Unidos y Reino Unido, afirman que desde alrededor de 2011 existe una "asociación transversal decreciente entre el bienestar y la edad", algo que la pandemia de covid exacerbó en Reino Unido, por su efecto en los jóvenes, aunque ese efecto no se dio en EEUU. El estudio incluye, además, datos de la encuesta Global Minds en 44 países –entre ellos España– de entre 2020 y 2025, y confirma que el malestar disminuye de manera continua con la edad.
Aunque los autores reconocen que el deterioro se inicia en la adolescencia temprana (10-16 años), los datos analizados empiezan hacia los 18 años.
En cuanto a los factores que explicarían ese mayor malestar, apuntan, entre otros, los problemas económicos y de acceso a la vivienda, así como el impacto de las redes sociales a través de los teléfonos inteligentes, que globalizan el malestar y radicalizan las percepciones sociales.
"El estudio resulta relevante porque cuestiona un hallazgo empírico muy consolidado: la existencia de la curva en U del bienestar y de la joroba del malestar a lo largo de la vida", señala a Science Media Centre (SMC) Maite Garaigordobil Landazabal, doctora en Psicología, catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos de la Universidad del País Vasco y académica de número en la Academia de Psicología de España.
Para esta doctora en Psicología, el estudio anima a investigar "de modo más profundo las causas de este aumento del malestar y de los problemas de salud mental en la adolescencia y juventud". "El hallazgo de que el malestar decrece con la edad, pero comienza alto en la juventud, evidencia que los y las adolescentes y jóvenes constituyen hoy un grupo vulnerable en términos de salud mental, lo que invita a reforzar el papel de la escuela como agente de protección y prevención. Los resultados sugieren que invertir en el bienestar y la salud mental del alumnado no solo mejora el clima escolar y el rendimiento académico, sino que garantiza un desarrollo humano más equilibrado y resiliente de las nuevas generaciones", concluye Maite Garaigordobil.
Eduard Vieta, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona y jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona, recuerda que los "novedosos" resultados del estudio que "tiene una correcta base científica", se refieren más a la "salud mental percibida" que a la "salud mental real".
Además, echa en falta mencionar "de forma más global el contraste entre las expectativas y la realidad": "Las generaciones jóvenes de la mayor parte de países incluidos en el trabajo han recibido una educación muy sobreprotectora y han desarrollado una baja tolerancia a la frustración", lo cual –apunta Vieta a SMC– "es también relevante para explicar su malestar emocional".
Estudio de referencia: Blanchflower DG et al. «The declining mental health of the young and the global disappearance of the unhappiness hump shape in age». PLos One https://doi.org/10.1371/journal.pone.0327858
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