Abusos en la universidad
El 'caso Flecha' de la UB destapa los fallos en los protocolos antiacoso en las universidades
Profesoras e investigadoras reclaman que las denuncias sean tramitadas por una institución externa para llevar a cabo una investigación independiente, imparcial y con garantías
La UB prohíbe a CREA celebrar un congreso internacional de violencia machista en sus instalaciones y la semana que viene se reunirá con las abogadas de las denunciantes
Flecha califica las acusaciones de abuso de "perversa fabulación basada en el anonimato": "No hay ninguna denuncia"
14 universitarias acusan a un catedrático de la UB de abuso sexual
Abusos en la UB: "Se abalanzó sobre mí, le sentí excitado y me paralicé"

Claustro de la Universitat de Barcelona. / Jordi Cotrina


Olga Pereda
Olga PeredaPeriodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
Las unidades de igualdad son una realidad en todas las universidades y han conseguido disminuir el acoso sexual. Sin embargo, casos como el de catedrático emérito de la Universitat de Barcelona (UB) Ramón Flecha, a quien 14 mujeres acusan de presunta coerción sexual, abuso de poder y control emocional, desvelan hasta qué punto están lejos de ser realmente efectivas y un espacio al que confiar las denuncias. También tiene sus deficiencias el protocolo marco contra las agresiones machistas en los campus, aprobado por el Govern en 2023.
Con todo, en un comunicado publicado este sábado en la red social X (antes Twitter), Flecha ha calificado estas acusaciones de "perversa fabulación basada en el anonimato" y ha asegurado que ni él, ni la UB recibieron nunca ninguna denuncia.
“El límite fundamental del protocolo marco es que establece que sea la propia universidad la que gestione y tramite la denuncia. Debería haber un órgano independiente, externo a las universidades que se ocupe del proceso ya que en los campus siempre hay lazos de amistad y relaciones de poder. Además muchos casos caen en el olvido porque tener pruebas resulta complicado y se considera la palabra de una contra la de otro. Hace falta una investigación independiente, imparcial y con garantías”, sentencia Barbara Biglia, doctora en Psicología, profesora de la Universitat Rovira i Virgili e investigadora especializada en violencia de género.
La UB, de momento, no ha anunciado ninguna investigación para esclarecer los hechos
El 'caso Flecha' es especialmente crudo dado que el acusado, que tiene 73 años y ya no imparte clases en la UB, es un reputado investigador contra las violencias machistas y un activo conferenciante. El pasado jueves, un día después de explotar el caso, el sociólogo intervino en un congreso sobre investigación educativa organizado en San Sebastián con el respaldo de la Universidad del País Vasco (UPV).
El grupo Comuns ha solicitado la comparecencia en el Parlament de la consellera de Recerca i Universitats, Núria Montserrat, y del rector de la UB, Joan Guàrdia
A punto de jubilarse, el catedrático emérito fue en 1991 uno de los impulsores de CREA, grupo de investigación que comenzó su actividad analizando las comunidades de aprendizaje y el éxito educativo y más tarde, tras unos conflictos internos, se especializó en agresiones machistas en los campus. Las mujeres que ahora acusan al entonces todopoderoso catedrático aseguran que, hace 20 años, mientras eran becarias, estudiantes o doctorandas, el que fuera su superior jerárquico actuó presuntamente de manera inaceptable, solicitando desde masajes corporales hasta encuentros sexuales pasando por situaciones de servilismo y sectarismo y una turbia intromisión en su vida íntima.
“Es una situación que ejemplifica el refrán más popular de todos los campus: profesor ayudante, felpudo andante”, asegura un docente universitario que prefiere quedarse en el anonimato y que asegura que, antes de la normativa del año 2004 que exige una acreditación externa para ganar las oposiciones, los catedráticos eran seres todopoderosos que “domaban” a sus ayudantes acólitos para ascenderlos. "Tu promoción dependía exclusivamente de ellos", recuerda.
"No conozco ningún rectorado, ni en España ni en el extranjero, que haya resulto un problema tan grave de manera tajante"
"Necesitamos una investigación independiente, imparcial y con garantías. Y, como medida cautelar, la suspensión de funciones de poder a todas las personas vinculadas a la dirección de CREA"
"14 mujeres han dado ahora el paso de acusar al catedrático Flecha. Pero, en realidad, hablamos de muchas más presuntas víctimas de abuso. Unas 40 o 50 a lo largo de 30 años. Es el caso más grave en una universidad", resume a este diario el profesor de la UB Àlex Caramé, que fue becario de Flecha. En el caso de que se lleguen a confirmar las acusaciones, sería difícil, efectivamente, encontrar un episodio de semejante envergadura en algún campus. Sin embargo, las violencias y los abusos de poder con mayor o menor intensidad aún son una realidad en los campus, tanto en España como a nivel internacional. La mayoría se silencian. De hecho, el 90% de las víctimas no denuncian. Cuando sí se atreven, la solución no es fácil ni rápida. “No conozco ningún rectorado, ni España ni en el extranjero, que haya resulto un problema tan grave de manera tajante”, añade la docente.
Ante la gravedad de las acusaciones contra Flecha, el grupo Comuns ha solicitado ya la comparecencia en el Parlament de la consellera de Recerca i Universitats, Núria Montserrat, y del rector de la UB, Joan Guàrdia.
Funcionamiento feudal
La profesora Biglia explica que en las universidades, aunque sean centros de educación superior, se reproducen las mismas miserias que cualquier otra empresa o institución. “Es un mito pensar que las universidades están libres de violencia. Son espacios jerárquicos en los que prima una fuerte precariedad, son sistemas basados en lógicas feudales y neoliberales al mismo tiempo”, puntualiza dejando claro que algunos grupos de investigación funcionan como familias, en las que las relaciones -y los favores que se deben unos a otros- son complicados. “Esta situación dificulta la identificación de situaciones de abuso. Cuando tomas conciencia de ello te da pánico comentarlo por las represalias académicas que podrías sufrir, con lo cual en muchos casos la única ‘solución’ que encuentras es irte”, comenta.
"Solo se valora la excelencia investigadora, no la excelencia moral. Mucha gente conocía las dinámicas oscuras en CREA, pero Flecha era un catedrático con mucho poder"
Una profesora de la UB que prefiere quedar en el anonimato añade que, por más normativa que exista, los campus son organismos complicados con turbias dinámicas de poder donde impera la omertá (la ley del silencio). “Solo se valora la excelencia investigadora, no la excelencia moral. Mucha gente conocía las dinámicas oscuras en CREA, pero Flecha era un catedrático con mucho poder y potentes proyectos entre manos”, sentencia la docente, que lamenta la postura que está teniendo el rectorado de la UB, que ha animado a las víctimas -cuya identidad se desconoce- a acudir a la Unitat d’Igualtat para denunciar.
Fuentes oficiales de la UB recuerdan que los dos expedientes abiertos por prácticas irregulares en CREA, uno en 2004 y otro en 2016, fueron archivados y actualmente están prescritos. “Da igual. La universidad debería reabrirlos y actuar. ¿Acaso la maldad tiene fecha de caducidad?”, insiste la docente.
La semana que viene, los servicios jurídicos de la UB se reunirán con las abogadas que representan a las 14 mujeres para mantener una conversación “segura y confidencial”
Fuera de la UB
A pesar de que CREA no está vinculado a la UB desde 2020 sigue usando en su web y en sus correos el dominio 'ub'. También utiliza sus instalaciones. De hecho, en septiembre está programada una nueva edición de la conferencia europea sobre violencia doméstica en el edificio histórico de la universidad. Este viernes, el rectorado ha anunciado que, “ante las graves acusaciones y hasta que las instancias pertinentes no hayan dilucidado la situación”, el grupo no podrá celebrar allí el congreso. La semana que viene, los servicios jurídicos del campus se reunirán con las abogadas que representan a las 14 mujeres para mantener una conversación “segura y confidencial”.
La universidad, de momento, no ha anunciado ninguna investigación para esclarecer los hechos, extremo que denuncian desde las abogadas de las afectadas hasta la Asamblea Feminista de la UB, que está recogiendo firmas para que se ponga en marcha "una investigación independiente, imparcial y con garantías". "Como medida cautelar, también reclamamos la suspensión de funciones de poder a todas las personas vinculadas a la dirección de CREA", exige Lara Longares, miembro de este espacio.
Desde la Plataforma Unitària contra les Violències Masclistes, de la que CREA forma parte desde 2004, también emplazan a sus profesoras e investigadoras a que apliquen su propio protocolo antiviolencias en el caso de Flecha. "Es hora de rectificar", añade el comunicado de la plataforma, que dio apoyo al grupo cuando en 2016 fue investigado por conductas sectarias pero que ahora no da crédito a que la denuncia sea, como mantienen ellos, una campaña de desprestigio y calumnias.
CREA
CREA está actualmente dirigido por Marta Soler, jefa del departamento de Sociologia, de la Facultat d’Economia i Empresa. Una de sus investigadoras, Mar Joanpere, (que lleva en el grupo desde 2015), defiende a capa y espada a Flecha, a quien considera "la persona que más se ha posicionado a favor de las víctimas y en contra de los abusadores". La acusación es, según su versión, un acto de venganza. La académica añade que, en diciembre de 2023, se produjeron en el grupo varios casos de abusos de poder por parte de investigadoras hacia becarias, que denunciaron "vejaciones y maltrato psicológico". "Recogimos sus testimonios y redactamos un documento dejando claro que ese tipo de comportamientos no tienen cabida en el grupo. No echamos a nadie, peo sí hubo gente que abandonó. Casualmente, ahora recibimos ataques", concluye tras subrayar que el revuelo organizado tras la acusación de las 14 mujeres a Flecha hace "un flaco favor al feminismo".
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