Entrevista al director clínico de la Fundació Summae

Joan Vidal: “La carga emocional que conlleva un hijo dependiente es muy alta”

La Fundació Summae ofrece servicios de canguro a familias vulnerables con hijos que sufren algún trastorno de desarrollo: "Para muchas, esta ayuda puede marcar la diferencia entre salir adelante o no"

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Joan Vidal, fundador y director clínico de la Fundació Summae.

Joan Vidal, fundador y director clínico de la Fundació Summae. / David Campos

Eduard Palomares

Barcelona
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Para cualquier familia, el inicio de las vacaciones escolares puede suponer un quebradero de cabeza a nivel de conciliación. Todavía lo es más para aquellas con hijos que sufren trastornos del desarrollo, como autismo, discapacidad intelectual, pluridiscapacidades o incluso hiperactividad. Para darles un respiro, en verano y también durante todo el año, la Fundació Summae ofrece servicios de canguros especializados, gratuito en casos de riesgo de exclusión social gracias a las ayudas enmarcadas en la convocatoria Proyectos Sociales Catalunya 2024 de la Fundació La Caixa. Hasta junio, han atendido ya a 190 menores.

-Las vacaciones no siempre son sinónimo de descanso, sobre todo para familias vulnerables con hijos con trastornos del desarrollo. ¿Qué supone para ellas los servicios de canguro que ofrecen?

-La conciliación laboral y familiar se vuelve aún más difícil en verano, es cierto, pero durante el curso también hay muchas horas no lectivas, antes y después del colegio, que las familias deben organizar. Por eso nuestro servicio se extiende durante todo el año, porque existe esa necesidad, para niños y también adolescentes, ya que algunos de estos trastornos se alargan más allá de la infancia. Este apoyo a los menores representa al mismo tiempo un apoyo a las familias, especialmente a aquellas en situación de vulnerabilidad social y económica, muchas veces monoparentales y que tienen que afrontar otros problemas debido a su situación de precariedad.

-¿Se trata no solo de un ayuda para conciliar, sino también un refuerzo emocional para las familias?

-La carga emocional para las familias es muy alta, ya que a veces puede resultar agotador cuando los menores son totalmente dependientes. Como sociedad, a veces nos olvidamos de la figura de los cuidadores, que en la mayoría de casos son las madres. Algunas no tienen tiempo para sí mismas ni para cuidar de otros hijos, así que este servicio les ofrece literalmente un respiro: pueden usarlo para ir a trabajar, pero también para salir a caminar o simplemente preparar la cena con tranquilidad.

-¿Qué características tienen sus servicios de canguro?

-Ofrecemos un servicio especializado, no terapéutico, aunque un 30% de nuestros canguros tienen titulaciones en psicología, logopedia, educación social o incluso medicina, con una alta vocación.  Su trabajo puede tener un efecto terapéutico, por la dedicación y el vínculo que establecen con los menores, pero ese no es el objetivo. No deja de ser como cualquier canguro, que les ayuda en actividades cotidianas como vestirles, llevarles al colegio, jugar, ayudarles a comer o bañarse. Todo adaptado a sus necesidades concretas.

-¿Con qué equipo cuentan?

-Actualmente contamos con 40 profesionales, entre canguros (para menores de 10 años) y ‘supporters’ (para mayores de 10 años), que reciben una formación específica por parte de la fundación y cuentan con un soporte periódico en reuniones donde revisamos los casos. Y también pueden disponer del apoyo de los diferentes médicos y terapeutas especialistas de Summae.

-¿Cuáles son los principales retos que afrontan, sobre todo al inicio?

-El primer objetivo es ganarse la confianza del niño, que muchas veces puede estar a la defensiva. Por eso, en las primeras sesiones está presente la familia y, si el niño se siente seguro, poco a poco el canguro puede quedarse a solas con él. Luego viene la parte de entender cómo se siente el menor cada día: si ha dormido bien, si ha comido, si está nervioso... Hay que tener en cuenta sus particularidades sensoriales, si les afectan los ruidos, las luces... Y, por último, un aspecto fundamental: conocer no solo las dificultades, sino sus capacidades, para motivarles y conectar con ellos. Si son buenos dibujando, son creativos, tienen mucha memoria… podemos potenciarlo.

-¿Qué vínculo se establece con las familias?

-Deben confiar en nosotros porque entramos en sus casas y cuidamos a sus hijos, siempre teniendo en cuenta que no venimos a ejercer de terapeutas. Aunque sí que compartimos observaciones o consejos fruto de la experiencia que les pueden ayudar, con el máximo respeto. Nos derivan muchas familias de los servicios públicos y, para ellas, esta ayuda puede marcar la diferencia entre salir adelante o no. Aunque nosotros lo veamos como una pequeña ayuda que les aportamos, ellas lo viven como un gran apoyo.

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