Espacio

Nuevo objeto interestelar: los telescopios de todo el mundo vigilan su trayectoria

Este visitante ha sido designado provisionalmente como A11pl3Z y, más formalmente, ha recibido el nombre de 3I/ATLAS

Ilustración de un objeto interestelar que se acerca a nuestro Sistema Solar.

Ilustración de un objeto interestelar que se acerca a nuestro Sistema Solar. / Créditos: Rubin Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/J. DaSilva.

Alexandra Costa

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La comunidad astronómica mundial está dirigiendo sus instrumentos hacia un nuevo y fascinante objeto que ha cruzado el umbral de nuestro Sistema Solar. Confirmado oficialmente como un cometa de origen interestelar, este visitante ha sido designado provisionalmente como A11pl3Z y, más formalmente, ha recibido el nombre de 3I/ATLAS. Su detección marca un hito significativo, ya que se convierte en el tercer objeto de este tipo identificado hasta la fecha, ofreciendo una oportunidad única para estudiar material procedente de más allá de los confines de nuestro sistema planetario. Desde su confirmación, telescopios de diversas partes del mundo están monitoreando su trayectoria y características para desvelar los secretos que porta desde su sistema estelar de origen.

La confirmación de la naturaleza interestelar de este objeto fue un proceso que requirió observaciones detalladas y el cálculo preciso de su órbita. Javier Licandro, investigador del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), uno de los centros implicados en el seguimiento, ha destacado que las observaciones recientes han permitido determinar una órbita lo suficientemente precisa como para clasificarlo sin ambigüedad como un objeto proveniente del exterior del Sistema Solar. La nomenclatura 3I/ATLAS refleja su estatus: el "3I" indica que es el tercer objeto interestelar (tras 'Oumuamua y 2I/Borisov), mientras que "ATLAS" reconoce el sistema de telescopios que realizó el descubrimiento inicial.

Las primeras detecciones de A11pl3Z (su designación inicial) se produjeron el 1 de julio utilizando las instalaciones del programa ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) situadas en Chile. Posteriormente, otros telescopios, incluidos los del mismo sistema ATLAS operados desde el Teide y gestionados por el IAC, han contribuido al seguimiento y a la recopilación de datos cruciales. El objeto ha sido localizado visualmente, revelando características propias de un cometa, lo que refuerza el interés científico que despierta.

3I/ATLAS: naturaleza cometaria y trayectoria segura

Una de las primeras y más relevantes observaciones sobre 3I/ATLAS ha sido la confirmación de su naturaleza cometaria. Las imágenes obtenidas con telescopios de alta resolución han mostrado la presencia de una "coma" alrededor del núcleo central del objeto. Esta coma es una envoltura difusa, generalmente compuesta de polvo y gas, que se forma cuando los materiales volátiles (principalmente hielos) en la superficie del cometa se subliman al acercarse a una estrella (en este caso, nuestro Sol), siendo arrastrados por el viento estelar y solar. La detección de esta coma fue particularmente evidente en las observaciones recientes y fue un factor clave para su clasificación oficial como cometa interestelar.

La presencia de la coma ha llevado a una revisión de las estimaciones iniciales sobre el tamaño del núcleo. Aunque algunas de las primeras valoraciones sugerían un diámetro considerable, de hasta 20 kilómetros, los expertos ahora consideran probable que el núcleo sólido sea significativamente más pequeño. Esto se debe a que la estimación del tamaño a partir del brillo aparente de un cometa puede ser engañosa si no se tiene en cuenta la contribución lumínica de la coma de polvo y gas. El brillo observado proviene tanto del núcleo como de la coma, por lo que una coma extensa puede hacer que un cometa con un núcleo pequeño parezca más grande de lo que realmente es si se estima su tamaño basándose únicamente en la luminosidad total.

Desde la perspectiva de la seguridad terrestre, las observaciones iniciales y el cálculo de la órbita han proporcionado tranquilidad. Los datos disponibles indican que 3I/ATLAS no representa una amenaza de impacto para la Tierra. Se espera que mantenga una distancia segura, con su aproximación más cercana a nuestro planeta situada a al menos 1,6 unidades astronómicas (aproximadamente 240 millones de kilómetros). Su trayectoria lo llevará a su perihelio (el punto más cercano al Sol) alrededor del 30 de octubre, momento en el que se situará a unas 1,4 UA (alrededor de 210 millones de kilómetros) de nuestra estrella, una distancia que lo ubicará justo dentro de la órbita del planeta Marte.

La relevancia científica de un viajero interestelar

La detección de objetos interestelares, especialmente cometas como 3I/ATLAS, tiene un valor científico excepcional. Los asteroides y cometas son considerados "fósiles" del proceso de formación planetaria. Son los remanentes del material primordial que no llegó a agruparse para formar planetas y lunas, y que quedó orbitando alrededor de su estrella madre. Cuando un objeto de este tipo es expulsado de su sistema estelar original, ya sea por interacciones gravitatorias con planetas gigantes u otros procesos dinámicos, y viaja a través del espacio interestelar hasta cruzarse con otro sistema estelar, transporta consigo información directa sobre las condiciones y los materiales que existían en el disco protoplanetario de su estrella de origen.

Estudiar la composición química de 3I/ATLAS, sus elementos volátiles, la estructura de su coma y cualquier otra característica observable, proporciona a los astrofísicos datos directos sobre cómo se formaron y evolucionaron los cuerpos menores en un sistema estelar diferente al nuestro. Esto permite realizar comparaciones cruciales: ¿Son los procesos de formación de cometas y asteroides universales? ¿Los materiales disponibles en otros discos protoplanetarios son similares a los que dieron origen a nuestro Sistema Solar? ¿Existen diferencias químicas que sugieran condiciones distintas en otras partes de la galaxia? La rareza de estos objetos, que atraviesan nuestro sistema solo una vez antes de continuar su viaje por el vasto espacio interestelar, subraya la importancia de aprovechar al máximo el breve periodo de tiempo en que son observables.

Según proyecciones de organismos como la NASA, 3I/ATLAS debería ser visible con telescopios terrestres hasta el mes de septiembre. A partir de entonces, su proximidad aparente al Sol en el cielo dificultará o imposibilitará su observación. Sin embargo, se espera que reaparezca en el cielo nocturno, tras pasar por detrás del Sol desde nuestra perspectiva, a principios de diciembre. Esta ventana de observación post-perihelio ofrecerá nuevas oportunidades para recopilar datos adicionales sobre su comportamiento y evolución tras su máximo acercamiento a la estrella, lo que podría proporcionar más pistas sobre su composición y origen. La vigilancia continúa siendo intensa mientras este pasajero cósmico nos brinda un vistazo fugaz a la composición de otros mundos.