Prevención de incendios

Miquel Rafa: "Se deben gestionar los bosques sin priorizar la rentabilidad económica"

El responsable ambiental de la Fundació Catalunya La Pedrera, propietaria de 4.500 hectáreas de bosques, apuesta por eliminar árboles en ciertos lugares pensando en la biodiversidad, el futuro de los árboles y la seguridad

El incendio de la Segarra cambia el paradigma: "Los paisajes en mosaico o agrícolas también pueden arder sin control"

Miquel Rafa, director de Territori i Sostenibilitat de la Fundació Catalunya La Pedrera.

Miquel Rafa, director de Territori i Sostenibilitat de la Fundació Catalunya La Pedrera. / El Periódico

Guillem Costa

Guillem Costa

Barcelona
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El biólogo Miquel Rafa es director de Territorio y Sostenibilidad de la Fundación Catalunya La Pedrera, propietaria de unas 4.500 hectáreas de bosque de los más de dos millones de superficie forestal que existen a día de hoy en Catalunya. Aunque el fuego de la Segarra se propagó a través de cultivos, Rafa llama a recuperar espacios abiertos que rompan el bosque para reducir el riesgo de incendio.

¿Hay demasiada masa forestal, como afirma el president Illa?

Sí, tenemos mucho trabajo acumulado sin hacer. Los bosques se han dejado evolucionar porque gestionarlos no era rentable y la superficie forestal ha avanzado demasiado.

¿En algunos casos no puede ser positivo dejar las arboledas a la libre evolución?

En ciertos casos sí, pero en la mayoría no. No hablo de bosques maduros con cientos de años de vida, sino de bosques plantados por nosotros o de espacios en los que sí interveníamos hace décadas (ya estaban modificados) y lo hemos dejado de hacer.

"Los bosques se han dejado evolucionar porque gestionarlos no era rentable y la superficie forestal ha avanzado demasiado"

¿Según usted, cómo se deben gestionar?

Con criterios modernos. La rentabilidad no tiene que ser el principal criterio. Hay que pensar en el futuro del bosque, en el paisaje, en la biodiversidad y en la seguridad de las personas. Una buena opción es generar paisaje en mosaico que combine bosques, espacios abiertos, campos y pastos. No solo se debe gestionar, sino también eliminar árboles para fomentar los maltrechos espacios abiertos.

Los paisajes agrícolas de la Segarra no sirvieron para frenar las llamas.

No, la concentración homogénea de trigo y el rastrojo fueron el combustible que propagó el fuego. Pero tal vez si el incendio hubiera afectado un bosque joven todavía habría sido peor. Apostar por un paisaje en mosaico siempre ayuda. La heterogeneidad puede ayudar a frenar las llamas, en general. Pero el fuego es un elemento de los hábitats mediterráneos y jamás podremos prescindir de él. Donde hace tiempo que no hay fuego, se generan disfunciones de los ecosistemas. De hecho, para la biodiversidad, el fuego no es un problema. El problema son los miles de urbanizaciones pegadas a los bosques.

Incendio en la comarca de la Segarra (Lleida) que ha afectado más de 1.000 hectáreas.

Campos agrícolas afectados por el fuego en la Segarra. / Bombers de la Generalitat

En el Mediterráneo, el potencial económico de los bosques no es muy potente.

En este aspecto, debemos mejorar: hay que apostar por el CLT (madera contra laminada), la biomasa y la celulosa de madera que puede servir para obtener derivados industriales. Pero la gestión se debe abordar independientemente de esto.

¿Quién debe pagar esta gestión en los bosques privados (la mayoría)?

Un privado que posee un bosque tiene unas responsabilidades. Si no las asume, se debe replantear qué hacer con sus terrenos. A lo mejor se puede firmar un convenio para dejar la gestión en manos de otras asociaciones. Pero ahora hay subvenciones de la Administración disponibles. Los privados también deben aportar dinero, por ejemplo en forma de créditos ambientales.

¿Entonces, cuál es la dificultad?

Los problemas burocráticos, las dificultades para encontrar personal y las limitaciones por época de nidificación de aves y por riesgo de incendio complican los trabajos. La Generalitat debe ser más flexible porque en algunos casos se ha demostrado que se puede trabajar en el bosque sin impedir la cría de especies como el águila perdicera.

¿Hay ejemplos de éxito?

Sí, en el macizo de las Gavarres se está haciendo una buena gestión para que el impacto de los incendios no sea tan peligroso. Nuestra fórmula es trabajar conjuntamente con los bomberos y los centros de investigación para adaptar los bosques al actual contexto.

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