Mercado de la vivienda

El 36% de inquilinos españoles dicen haber sufrido algún abuso de su casero frente al 42% de los migrantes

El 31% de extranjeros alquilan una habitación, cifra que baja al 18% entre los españoles, según un estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona

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Maritza Acosta y su hija Lauren, familia atendida por Cáritas tras años viviendo en habitaciones realquiladas.

Maritza Acosta y su hija Lauren, familia atendida por Cáritas tras años viviendo en habitaciones realquiladas. / Zowy Voeten

Elisenda Colell

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El 41% de los inmigrantes que viven de alquiler en Barcelona y Madrid residen hacinados en pisos, donde hay más personas que habitaciones, mientras que en el caso de los inquilinos nacidos en España esta cifra es del 23%. Es decir, que los primeros duplican a los segundos. Este es uno de los datos sobre la discriminación a la que están expuestos los extranjeros en el mercado de vivienda de las dos grandes ciudades españolas que recoge el estudio 'El precio del prejuicio: Inmigración y vivienda de alquiler', que ha publicado este miércoles el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA).

"Igual que los migrantes se ven obligados a hacer los trabajos que los autóctonos rechazan, también se ven condenados a vivir en pisos de peor calidad, en submercados de vivienda, pero pagando lo mismo que los autóctonos", explica Jaime Palomera, investigador y coautor del informe.

Hace años que el fenómeno de las habitaciones realquiladas donde viven familias enteras golpea las grandes ciudades españolas. Por primera vez un estudio aporta datos de esta realidad, y señala que las personas migrantes son las principales víctimas de esta precariedad habitacional. El 31% de inquilinos extranjeros alquilan una habitación, frente al 18% de inquilinos españoles. Además, el 13% de los migrantes realquila una vivienda, frente al 7,5% de españoles.

El hacinamiento residencial afecta al 41% de migrantes frente al 23% de inquilinos nacidos en España

Pero la precariedad va mucho más allá. El 13% de inquilinos migrantes no tiene un contrato de alquiler sino un acuerdo verbal, frente al 6,8% de inquilinos españoles afectados, con lo que no pueden acogerse a los derechos de la legislación ni tan solo pasar por un trámite judicial de desahucio. Además, la mitad de los inquilinos migrantes conviven con más de tres personas, algo que solo afecta a un tercio de inquilinos españoles. Es decir, que en cuanto a las situaciones de precariedad de las viviendas, los migrantes duplican a los españoles.

Abusos y deficiencias

También los extranjeros sufren más deficiencias y abusos en el lugar donde residen, según este informe que ha encuestado a más de 3.000 inquilinos en Madrid y Barcelona. La mitad de los inquilinos migrantes tiene más de cuatro deficiencias en su casa, frente a un tercio de los que tienen DNI español. Las deficiencias más habituales tienen que ver con el mal aislamiento térmico y acústico de los pisos, la falta de espacio exterior y la existencia de plagas.

En relación a los abusos, hasta el 36% de los inquilinos españoles dicen haber experimentado algún abuso por parte de su casero, mientras que los migrantes llegan al 42%. Los principales abusos o coacciones tienen que ver con forzarles a dejar el piso con amenazas, aumentarles ilegalmente el precio del alquiler o negarse a hacer reparaciones. En la ciudad condal, el 60% de los extranjeros ha sufrido una o varias discriminaciones a la hora de buscar piso, algo que ha afectado al 40 % de los españoles.

El informe también revela que los inmigrantes pagan precios "desproporcionados" por vivir en lugares de menor calidad. En Barcelona, los inmigrantes gastan incluso más dinero que los españoles en el alquiler, algo que no ocurre en Madrid, donde la diferencia entre migrantes y españoles es de tan solo 20 euros mensuales.

Los inmigrantes pagan lo mismo que los autóctonos por viviendas en peores condiciones

Pero lo que sí es común es que los migrantes dedican más dinero que los españoles a pagar la vivienda y los suministros, por lo que el dinero que les queda para sobrevivir es mucho menor. En Barcelona, los españoles gastan el 37% de su sueldo para pagar la vivienda y los suministros, con lo que les quedan 783 euros para pasar el mes. En cambio, los inmigrantes en la misma ciudad gastan el 45 % de sus ingresos y les quedan 600 euros para el resto de sus gastos.

"Las personas de origen extranjero pagan lo mismo que los autóctonos por el alquiler, pero en condiciones muy peores. O sea, que en términos relativos pagan mucho más. Los perjudicados son personas con color de piel diferente, que tienen un acento determinado a la hora de hablar... se ven obligados a vivir en pisos y en condiciones menos deseables", explica Palomera. "No es cierto que las personas migrantes se aprovechen de las ayudas, es que pagan viviendas con más deficiencias al mismo precio o un precio muy similar que los demás". El coautor también explica que en este informe no han podido profundizar en el fenómeno 'expat', personas migrantes con salarios mucho más elevados que en España que viven aquí. "Los hemos incluido en la muestra, pero no es suficiente para poder extraer conclusiones. Si los hubiéramos separado del resto de migrantes, veríamos que los extranjeros que vienen de países del sur global aún tienen peores condiciones y pagan más", añade Palomera.

Más morosidad

El informe revela que, entre las personas que alquilan vivienda en España, los inmigrantes son mayoría. El 70 % de los migrantes alquilan, frente al 14 % de españoles. Esto se explica porque tienen peores indicadores de pobreza y rentas mucho más bajas. De hecho, según las últimas estadísticas, los extranjeros duplican la tasa de pobreza de los nacionales. Y es por ello que tienen una tasa de morosidad más alta. El 13 % de migrantes en Madrid y el 10 % en Barcelona paga con retraso el alquiler, frente al 8 % y 6 % de españoles que tampoco pagan a tiempo.

Sin embargo, el estudio deja muy claro que la migración no es una causa de la crisis de la vivienda en España. Según este análisis, en los últimos 20 años se han construido 6,5 millones de viviendas, y hay 5 millones de familias nuevas. "Se han construido más viviendas de las que se han creado, pero se han destinado a vivienda especulativa o turística", apunta el autor del informe.

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