Malos hábitos

La generación problemática: cinco gráficos del aumento del consumo de drogas y alcohol en los mayores de 50 años

Los malos hábitos de los nacidos durante el 'baby boom' español, que se encuentran a las puertas del envejecimiento, desafían al sistema de salud

Las infecciones de transmisión sexual también aumentan en este grupo demográfico

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Patricia Martín
Ramon Curto
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Una parte significativa de la generación del 'baby boom' español –es decir, los que ahora están a las puertas de los 50 o ya los superan– e incluso sus hermanos mayores, en referencia a las personas de más de 60, continúan, en mayor o menor medida, con malos hábitos que adquirieron en la juventud, hasta el punto de que expertos en adicciones y salud pública los definen como la nueva "generación problemática".

"Al ser un grupo de población que va en aumento, es previsible que los problemas de salud, en general, y los asociados a conductas de riesgo, en particular, aumenten, lo que puede suponer un desafío para la salud pública", apunta María João Forjaz, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

Aquí va una aproximación en seis gráficos del aumento de las prácticas de riesgo y los malos hábitos en la generación del 'baby boom' español, un grupo demográfico que está a las puertas del envejecimiento.

El consumo entre chavales de 14 a 18 años ha caído del 74% al 56% en los últimos 12 años. Sus padres, en cambio, son más de la copita de vino diaria. Los datos indican que la prevalencia del consumo a diario es de casi un 16% entre la población de entre 55 y 64 años, más del doble que entre quienes tienen entre 25 y 34 años (7,3%).

Aunque el consumo es equiparable entre los 25 y los 64 años y ronda el 25% de la población, el grupo más fumador es es el que tiene entre 45 y 54 años, con casi un 30% de fumadores a diario (el grupo más consumidor), frente a un 20% de los que cuentan entre 15 y 24 años. Entre este último grupo, preocupa el consumo de cigarrillos electrónicos, pero sus padres fuman, mayoritariamente, el cancerígeno tabaco tradicional.

El consumo de cocaína ha caído entre los jóvenes y se ha cuadruplicado entre los 34 y los 64 años (del 0,5% en 1999 al 2% en 2024), hasta casi igualarse las tasas (2,9% en la franja de 15 a 34 años). Ante ello, la media de edad de los fallecidos por adicciones –muchos menos ahora que en los 80 debido a la heroína– ha pasado de 35 años en 2003 a 45 años en 2020. Además, en 2003, los fallecidos de más de 45 años apenas eran un 10% de la cifra total, mientras que en 2020 ya alcanzaban el 56%. La mayoría de las muertes se producen por hipnosedantes, opioides y cocaína.

En el apartado de hipnosedantes, los séniors se erigen en la población que registra consumo. Así, casi uno de cada cuatro mayores de 65 años los toma con asiduidad, frente a un 8,6% entre los menores de esa edad.

El aumento de la soltería y de los divorcios (a partir de los 50 se han disparado un 40% en la última década) se ha traducido en que un grueso considerable de personas tengan una vida sexual activa más allá de la pareja convencional. Este fenómeno ha coincidido con un incremento en estas edades de las enfermedades de transmisión sexual.

El motivo, apuntan los especialistas, es que “el preservativo se relaciona con el embarazo y si hay pocas posibilidades de que suceda debido a la edad, la píldora o la vasectomía, no se usa”, lo que abona el terreno para las infecciones de trasmisión sexual (ITS). “Tras un divorcio, las personas quieren libertad, lo que favorece las relaciones esporádicas –apunta la sexóloga Núria Jorba-. Pero, sin precaución, llegan los contagios”. De hecho, las ITS se han incrementado en España en todas las edades y afectan sobre todo a la población más joven, pero el mayor incremento en la infección de clamidia se ha producido entre los mayores de 55 años (un 31,7% en hombres y un 21,8% en mujeres).

Lo mismo sucede en EEUU, donde la prevalencia de gonorrea entre mayores de 55 se ha multiplicado por seis desde 2010. También en Inglaterra, donde entre los jóvenes la sífilis ha descendido ligeramente, mientras que entre los séniors ha aumentado el 31%.

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