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"Saldré de fiesta hoy, el finde y toda la semana que viene sin parar": los alumnos celebran el fin de la selectividad en Catalunya

Unos alternan el alivio de haber terminado ya los exámenes con la incertidumbre de no saber si lograrán la nota requerida para acceder al grado deseado

Mallorca y el Interrail figuran en los planes vacacionales de un grueso de chavales

Irene, Carla, Naia, Jana, Mar y Maria frente a la Facultad de Químicas antes de afrontar su último examen de selectividad.

Irene, Carla, Naia, Jana, Mar y Maria frente a la Facultad de Químicas antes de afrontar su último examen de selectividad.

Paula Ortega

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Llevan meses estudiando, semanas sin dormir demasiado y muchas horas frente a libros y apuntes. Ahora, a la salida del último examen de selectividad, sonríen aliviados y comparten una sensación de libertad merecida. Alumno tras alumno, todos coinciden: se sienten más libres, sí, pero también nerviosos. Porque, aunque hayan terminado los exámenes, lo verdaderamente importante aún está por conocerse: las notas, las ponderaciones y si entrarán –o no– en la carrera que desean. “Estoy mucho más tranquila que cuando empecé, porque ya me lo he quitado de encima. Pero ahora tengo la cosilla de a ver qué nota voy a tener, si voy a entrar o no… Es una sensación de incertidumbre”, explica Gisela con la voz ligeramente entrecortada. 

“Estoy supercontenta”, dice Carla, aún con los nervios a flor de piel. “Ha sido un año superintenso. No hemos parado de estudiar. Por fin me puedo relajar un poco.” La palabra más repetida entre todos: 'libertad'. Libertad para no tener que volver a casa y ponerse a repasar; libertad de volver a tener tiempo, de recuperar la vida social y, sobre todo, libertad para descansar. Dos amigas a la salida de la Facultad de Química comentan: "Llevamos toda la semana esperando a que llegue este momento para salir de fiesta, pero ahora no nos apetece nada. Seguimos con la mentalidad de selectividad: nos ha quitado toda la energía”. “Quiero ir a casa a dormir, despejar la mente y poder pensar en mis cosas y en lo que realmente me interesa y no en la 'sele' todo el rato”, añade otra chica. Aun así, no es el caso de todos. La mayoría tienen pensado "salir de fiesta hoy, el fin de semana y seguir la semana que viene sin parar".

Octavi y Ernesto, frente a la facultad de Química el último día de la selectividad.

Octavi y Ernesto, frente a la facultad de Química el último día de la selectividad. / Jordi Cotrina

De Mallorca al Interrail

Mientras unas intentan asumir el presente, otras ya piensan en el verano que les espera. “Vamos a Mallorca con amigas, lo estamos organizando desde hace meses. Nos lo merecemos, han sido dos años de ansiedad y estamos muertas”. En otro grupo de amigas ya ha empezado la cuenta atrás para irse de Interraíl, otro de los planes estrella. “Amsterdam, Berlín, Praga, Viena, Budapest y Split. Lo teníamos hablado desde septiembre. Si no, no podíamos afrontar el curso, era nuestra motivación”, añade entre risas Irene. 

Algunas lo imaginan como un verano de película, lleno de fiesta y viajes. Otras, más cautas, prefieren no idealizarlo: “No quiero pensar que será el verano de mi vida porque no quiero desilusionarme. Pero sí que voy a disfrutar todo lo que no he podido estos dos años", afirma Rwan. Muchas de ellas también coinciden en querer recuperar placeres básicos como leer, ir a la playa, tomar el sol o quedar por la tarde para hacer un café con las amigas. 

Cuando se les pregunta qué van a hacer esta tarde, hay quien no lo tiene claro: “Es raro. He acabado y estoy muy contenta, pero... ¿Ahora qué hago? Voy a casa y no tengo nada que estudiar. Es una sensación extraña”. Es entonces, explican, cuando llega la verdadera conciencia de que esto ha terminado: “Cuando estás en el sofá sin nada que hacer y te aburres, ahí es cuando piensas: 'wow', ya está”.

Del "infierno" a lo desconocido

Termina una etapa que muchos definen como un “infierno”, y empieza otra aún desconocida. Más allá de las vacaciones, hay quien ya proyecta cómo será empezar de cero en la universidad. “Me da miedo este cambio de etapa. Ahora que ya tengo mi grupo de amigas, me cuesta pensar que debo volver a empezar con gente nueva”, admite Gisela. Pero no todas sienten lo mismo. “A mí me encanta conocer gente nueva. Voy a echar de menos a mis amigas, pero tengo muchas ganas –dice Rwan–. Es una nueva etapa que seguro que merecerá la pena.”

Todavía no saben qué nota tendrán ni si entrarán donde quieren. Pero por ahora, después de tanto, basta con saber que se acabó. Que por fin pueden parar, respirar y, poco a poco, empezar a pensar en lo que viene. No todo está claro, pero por primera vez en mucho tiempo, el futuro ya no son solo exámenes y notas.

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