Educación
La Catalunya diversa se abre paso en la universidad: "Deseaba conocer a alguien negro y hemos creado la comunidad AfroUB"
EL PERIÓDICO reúne de nuevo a tres jóvenes catalanas de origen migrante que hicieron las PAU el año pasado para valorar el paso entre el instituto y la universidad
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La 'generación Lamine Yamal' llega a la selectividad: "Estamos hartos de que nos digan que no tenemos futuro"

Leydi Cristina Espinoza, Jiayi Xu e Ingrid Borikó, las tres chicas de origen migrante que entrevistamos el año pasado antes de la selectividad, reunidas para saber como ha ido el primer año en la universidad. / Jordi Otix


Helena López
Helena LópezRedactora
Nada más sentarse en una de las buscadas sombras del patio de la Facultad de Historia, en el Campus Raval de la Universitat de Barcelona (UB), el estallido de un petardo sobresalta a Jiayi y a Leydi Cristina. "No os preocupéis, aquí esto es normal", las tranquiliza con una sonrisa orgullosa Ingrid, estudiante de primero de Antropología. Jiayi y Leydi Cristina también estudian en la UB, pero en la Diagonal -Farmacia y Nutrición, la primera, y Derecho y ADE, la segunda- con lo que no están acostumbradas a estas cosas, bromean. El fervor que se respira en el campus del Raval es, de hecho, una de las cosas que ha atrapado a Ingrid, quien se muestra visiblemente feliz de que esta sea su facultad.
La fotografía de Jiayi Xu, Leydi Cristina Espinoza e Ingrid Borikó fue portada de EL PERIÓDICO el 31 de mayo del año pasado junto al titular 'La Catalunya diversa llega a la selectividad'. Un año después, a pocas horas de que los chavales que están un curso por debajo se enfrenten también a las PAU, las volvemos a reunir para lanzar, sobre todo, un mensaje de calma. "Siempre hay un plan B, un plan C y un plan D; pase lo que pase tras la selectividad no se acaba el mundo", coinciden las tres, bastante más relajadas que el año pasado, pese a que tienen aún pendientes los exámenes finales.
Ingrid -nacida en Catalunya, de madre guineana -explica su historia como muestra de que "al final, todo pasa por algo". En el último momento, en el instituto le comunicaron que había suspendido matemáticas y no pudo examinarse de la selectividad hasta septiembre, cuando la recuperó.
"La mayoría de compañeros cuando acaban las clases cogen el casco y 'adéu'; es como si no quisieran estar allí"
Cuando se enteró, fue un drama, recuerda; pero hizo las PAU en septiembre, las aprobó y entró en Antropología, su segunda opción. En un principio lo hizo como puente, para pasarse después a Sociología, que era el grado que quería estudiar, pero ahora que sabe lo que es la Antropología le ha fascinado y no se plantea cambiar.

Ingrid sonríe frente a la biblioteca de su factultad, en el Campus Raval. / Jordi Otix
Aunque sí hizo la selectividad en junio, Jiayi -quien aterrizó en Barcelona con ocho años, en tercero de primaria, sin entender media palabra de catalán ni de castellano y nueve años más tarde logró una nota de acceso a la universidad de 12,23- también estudia su segunda opción. En la primera asignación se quedó a unas centésimas de entrar en Ciencias Biomédicas en la UB -la primera-, pero decidió no esperar a las siguientes asignaciones (en las que muy probablemente habría entrado a Ciencias Biomédicas) y matricularse directamente en Farmacia y Nutrición Humana. "Estoy muy contenta con la decisión, ahora de hecho, agradezco no haber entrado en la primera, creo que es una buena opción, con muchas salidas", explica la joven.

Jiayi, hace unos días en el Campus Raval de la UB. / Jordi Otix
Leydi Cristina -nacida en Perú y llegada a Barcelona en segundo de ESO- estudia su primera opción... y no. Tenía claro que quería estudiar Derecho, pero descubrió que existía el doble grado con ADE. Le dijeron que no era muy complicado y se apuntó; así tenía el doble grado. Pero el primer cuatrimestre no le resultó tan fácil como le habían dicho y se planteó dejar ADE y seguir solo Derecho, su vocación, aunque al final se dijo 'Venga, sigue' -su mantra- y ya le gusta más. Seguirá con las dos.
"Aquí veo más movimiento"
Los relatos sobre cómo han vivido el primer año en la universidad son muy distintos en los casos de Leydi Crisitina y Jiayi y el de Ingrid. Mientras las dos primeras consideran que es más difícil hacer amistades fuertes en la facultad: "la mayoría de compañeros cuando acaban las clases cogen el casco y 'adéu', es como si no quisieran estar allí", señalan. "En Farmacia veo también que nos pasamos muchas horas estudiando; la mayoría acaba las clases y se va; también porque hay gente que trabaja por las tardes", argumenta la estudiante de Farmacia y Nutrición, quien apunta que fue a la manifestación por Palestina, aunque en su facultad "no hay mucho ambiente en ese sentido". "Aquí veo mucho más movimiento", prosigue la joven quien, aunque estudia en la Diagonal frecuenta biblioteca del Raval para estudiar, ya que es vecina de Ciutat Vella.
La experiencia de Ingrid radicalmente muy distinta. "Entré en la uni pensando, ojalá me encuentre a alguien negro como yo, y hemos creado un grupo que se llama AfroUB, tenemos una pequeña comunidad", comparte emocionada. "Hicimos una 'cafeta' y fue muy guai", prosigue la estudiante de Antropología, quien detalla que el joven colectivo nació a partir de una conferencia sobre la historia de África. "Creamos un grupo de 'Whatsapp' y cada vez que veíamos a alguien por el campus, lo fichábamos; no solo afrodescendientes o negros, simplemente racializados", continúa.

Leydi Cristina, estudiante de Derecho y ADE. / Jordi Otix
Sus compañeras la miran con una mezcla de fascinación y envidia. "En mi facultad hay mucha menos diversidad de la que había en el colegio, no sé si porque al estudiar Derecho y ADE hay mucha gente de más poder adquisitivo... Una compañera me dijo que era la primera peruana, latina, que conocía. Y no me lo dijo mal, ¿eh?", explica Leydi Crisitina. "Mucha gente de mi facultad nunca ha convivido con migrantes. La pequeña diversidad que hay en la universidad para ellos es como 'wow', mientras a mis ojos es muy baja. Hay otro latinoamericano, en el grupo, pero viene poco a clase porque trabaja", prosigue la joven.
Jiayi asiente. Destaca también la poca diversidad que se respira en la facultad de Farmacia, sobre todo comparándola con la que había en su instituto. "En mi facultad sí hay estudiantes chinas y son amigas entre ellas. No sé qué hace que ellas se hagan amigas entre ellas y no tanto con los otros, no sé si hay una especie de exclusión por tus rasgos. Ven que eres china y te ponen etiquetas como que eres aburrida, que no sales de fiesta... En la universidad noto los prejuicios más que antes, noto esa barrera", se sincera Jiayi. "Ellos y nosotros", apunta Ingrid. "Aunque yo estoy bien en la universidad, ¿eh? No es que sufra racismo, pero sí veo esa barrera", precisa Jiayi.
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