Calor

Dormir con el ventilador encendido: una práctica común que puede afectar tu salud

Aunque puede parecer una solución inocente y efectiva para combatir las altas temperaturas, esta práctica podría tener efectos negativos, según alertan expertos

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El trucazo para que tu ventilador de casa eche más frío y no tengas que comparte un aire acondicionado

Un hombre delante de un ventilador

Un hombre delante de un ventilador / Imágenes Noreste

Jorge Segura

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El principal peligro de dormir con un ventilador encendido toda la noche es la sequedad del aire que genera. Este flujo constante provoca una disminución de la humedad en el ambiente, lo que repercute directamente en las mucosas respiratorias. Las consecuencias pueden ir desde sequedad nasal hasta congestión, tos seca y ronquera al despertar.

Las personas con asma, alergias respiratorias o sinusitis son especialmente vulnerables, ya que el aire en movimiento también puede dispersar partículas de polvo, polen o ácaros presentes en la habitación. Esto puede desencadenar crisis respiratorias, estornudos o irritaciones alérgicas durante la madrugada.

Dolores musculares y contracturas

Otro de los efectos más comunes es el dolor muscular. Dormir expuesto al aire directo de un ventilador puede hacer que la temperatura corporal baje ligeramente en ciertas zonas, favoreciendo la aparición de rigidez muscular, calambres o contracturas. Quienes duermen con los hombros o el cuello expuestos al flujo de aire suelen notar molestias al despertar, similares a las de una mala postura al dormir.

En personas mayores o con enfermedades reumatológicas, la exposición constante al aire frío puede empeorar los síntomas, aumentando la sensación de rigidez matutina o provocando inflamación en las articulaciones.

Problemas en los ojos y la piel

Los ojos también sufren las consecuencias de un ambiente excesivamente seco. El flujo de aire puede provocar una mayor evaporación de la película lagrimal, generando síntomas como picazón, enrojecimiento o sensación de arenilla en los ojos. Esto puede ser especialmente incómodo para quienes ya padecen de sequedad ocular o usan lentes de contacto.

Por su parte, la piel también puede resecarse debido a la pérdida de humedad ambiental. A largo plazo, esto podría causar descamación, tirantez e incluso picor. Para evitarlo, se recomienda aplicar cremas hidratantes antes de dormir y mantenerse bien hidratado.

Consejos para combatir el calor sin riesgos

Aunque prescindir totalmente del ventilador puede parecer difícil durante los meses más calurosos, existen alternativas y hábitos que pueden ayudar a dormir mejor sin comprometer la salud:

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  • Ventilación cruzada: Abre ventanas en lados opuestos de la casa para generar una corriente natural que refresque el ambiente.
  • Usa ventiladores de techo: Son menos agresivos que los de pie y distribuyen mejor el aire sin dirigirlo directamente al cuerpo.
  • Refresca la habitación antes de dormir: Baja las persianas durante el día y abre las ventanas por la noche para mantener temperaturas más frescas.
  • Duerme con ropa ligera y de algodón: Favorece la transpiración y permite mantener el cuerpo fresco.
  • Hidrátate bien: Bebe agua antes de acostarte, pero sin excesos para evitar interrupciones del sueño.
  • Utiliza sábanas frescas y transpirables: Las de lino o algodón percal son las más adecuadas para el verano.
  • Evita cenas pesadas y bebidas con cafeína: Ambas aumentan la temperatura corporal y dificultan el sueño.