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Okupas: más estigmatizados que considerados una seria amenaza
Menos del 1% de la población teme que le puedan usurpar la casa, pero en los últimos tiempos ha crecido la mala fama que persigue a este fenómeno
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Manifestación contra los okupas / Marta López
En las últimas semanas se ha viralizado un vídeo que recoge entrevistas a varios barceloneses apoyando el movimiento okupa en 1999 en la televisión estatal chilena, un mensaje que se ha utilizado para intentar demostrar el supuesto apoyo social que tenía este fenómeno hace dos décadas. “Es el único movimiento que se compromete socialmente, ojalá mis hijos fueran okupas”, afirma una joven en el vídeo. “La okupación me parece extraordinaria, una forma de recuperar para los trabajadores y popularmente aquello de lo que carecemos”, dice otro hombre. “Cada uno es libre de hacer lo que quiere, o lo que puede”, remarca otro.
Los datos reflejan que, tanto hace dos décadas como en la actualidad, la sociedad española ha visto la ocupación de manera negativa pero, pese a ese rechazo, nunca ha emergido entre las principales preocupaciones de los españoles.
Hace veinte años, Catalunya ya tenía una visión negativa de la ocupación. Los catalanes la valoraban con un 3,19 sobre 10, según un barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2005, el más cercano al vídeo viral.
Pese a ello, Catalunya era la tercera comunidad autónoma con mejor percepción hacia el movimiento, no muy lejos de la media estatal (2,66), aunque a más de un punto porcentual de la primera posición del País Vasco (4,41). Por provincias, únicamente Álava daba el aprobado.
En la misma encuesta de 2005, los okupas son el movimiento social peor valorado de la docena por los que se preguntaba (organizaciones pro derechos humanos, ecologistas o animalistas).
Otra encuesta del CIS de 2001, que se centra en jóvenes de entre 15 y 29 años, desvela que un 16,7% sentían mucha o muy alta simpatía hacia el movimiento. Los que aseguran tener ninguna simpatía o poca simpatía ascendían al 39%. Desde 2010, el CIS no pregunta directamente sobre el “movimiento okupa”.
Emergido en 1980
El movimiento okupa nació para promover la ocupación de viviendas y edificios vacíos, protagonizado usualmente por jóvenes con reivindicaciones como el acceso a la vivienda y otros recursos básicos, aunque en los últimos años el fenómeno se ha extendido y ha pasado a centrar parte del debate público.
Un estudio del Injuve de 2007 sitúa el desarrollo del movimiento en España a partir de 1980 y hasta mediados de 1990, cuando aumentaron las ocupaciones en grandes ciudades sin desatar gran interés de medios ni de autoridades, y con un papel destacado de los centros sociales “okupados y autogestionados”. El pico de las ocupaciones ocurrió entre 1996 y el año 2000, cuando los centros sociales tomaron un papel más central, aunque después el movimiento pasó a años de "crisis" con la entrada en el nuevo milenio.
En ese periodo, Catalunya vivió diversos desalojos mediáticos. Uno de ellos fue el del centro social del Cine Princesa, en 1996 , en la Via Laietana de Barcelona, en pleno corazón de la capital catalana, que acabó con intensos disturbios.
Nunca ha sido una preocupación
En los últimos años, las críticas hacia la ocupación se han dirigido hacia la entrada en pisos vacíos. El año pasado, se registraron 16.426 casos conocidos de allanamientos o usurpaciones de inmuebles en España, de los cuales 7.009 casos (un 42,7%) se concentraron en Catalunya, según el Ministerio de Interior. En el total estatal, los casos afectan al 0,06% de las 26.623.708 viviendas existentes, de acuerdo a los últimos datos actualizados del Instituto Nacional de Estadística.
Los estudios que preguntan directamente por la cuestión muestran una preocupación latente. Una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de 2024 revela que uno de cada tres españoles la consideraban un “problema importante”. Los catalanes eran los que más preocupados se mostraban (47%), seguidos por valencianos (39%) y castellanomanchegos (37%).
Sin embargo, la ocupación de viviendas vacías no aparece entre las principales preocupaciones de los españoles desde 2001 hasta 2022, tal como se desprende del análisis que ha hecho Verificat de los barómetros del CIS de enero, abril, julio y octubre de los últimos 25 años. En la segunda mitad del 2022, la ocupación emerge en la lista de las prioridades, pero solo para un 0,32% de los encuestados. En abril de 2025, llega al 0,54% en el indicador.
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