Seguridad vial

Multa a pasajeros de coches: hasta 500 euros por incumplir estas normas

Los pasajeros que viajan en un coche también están sujetos a un conjunto de normativas cuyo incumplimiento puede acarrearles multas económicas considerables

Un guardia civil de Tráfico, en un control.

Un guardia civil de Tráfico, en un control.

Alexandra Costa

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Tradicionalmente, cuando pensamos en sanciones de tráfico, nuestra mente se dirige automáticamente hacia el conductor del vehículo, quien es el principal responsable de la conducción y del cumplimiento de la mayoría de las normas de circulación. Sin embargo, las regulaciones viales en España, recogidas fundamentalmente en el Reglamento General de Circulación (RGC), establecen responsabilidades que van más allá de la persona al volante. La Guardia Civil ha querido recordar recientemente a la ciudadanía que tanto los peatones como, de manera destacada, los pasajeros que viajan en un coche, también están sujetos a un conjunto de normativas cuyo incumplimiento puede acarrearles multas económicas considerables.

Esta advertencia subraya una faceta menos conocida pero igualmente importante de la seguridad vial: la responsabilidad compartida. Cada persona que utiliza la vía pública, ya sea como conductor, ciclista, peatón o simple acompañante en un vehículo, tiene un papel que desempeñar en la garantía de un entorno seguro para todos. Ignorar esta premisa, especialmente desde el asiento del copiloto o la parte trasera de un coche, puede resultar en sanciones directas para el pasajero, desmintiendo la creencia popular de que solo el conductor puede ser multado dentro de un vehículo en movimiento. El conocimiento de estas normas no solo evita posibles sanciones, sino que contribuye activamente a la seguridad colectiva y a la fluidez del tráfico.

Graves consecuencias por lanzar objetos desde el vehículo

Una de las infracciones más serias que un pasajero puede cometer, y que el texto de referencia destaca por su elevada sanción, es la de arrojar objetos por la ventanilla del vehículo en movimiento. Esta acción, aparentemente trivial para algunos, es considerada por el Reglamento General de Circulación como un comportamiento de alto riesgo con potenciales consecuencias muy graves. Aunque el texto menciona específicamente los cigarrillos, la norma aplica a cualquier tipo de objeto, desde envoltorios hasta colillas o cualquier otro desecho.

El acto de tirar un cigarrillo encendido o cualquier otro elemento desde el coche no solo supone un peligro ambiental, con el riesgo latente de provocar incendios forestales, especialmente en épocas de sequía y altas temperaturas, sino que, tal como subraya la Guardia Civil, representa un riesgo directo para la seguridad de otros usuarios de la vía, en particular los motoristas. Un objeto lanzado desde un vehículo a velocidad puede impactar contra un motorista, causándole la pérdida de control o lesiones graves. Dada la seriedad de este peligro, la normativa prevé una sanción económica muy elevada para quien cometa esta infracción. Un pasajero sorprendido arrojando un cigarrillo o similar se enfrenta a una multa de 500 euros. Si el infractor es el conductor, la sanción es la misma cuantía económica (500 euros), pero además conlleva la pérdida de 6 puntos del permiso de conducir, evidenciando la gravedad con la que las autoridades tratan este comportamiento negligente.

Otras infracciones comunes: cinturón y postura

Más allá de las acciones consideradas de alto riesgo, como el lanzamiento de objetos, existen otras normativas de cumplimiento obligatorio para los pasajeros cuya desobediencia también está tipificada y sancionada. Dos ejemplos claros y frecuentes son el uso del cinturón de seguridad y la adopción de una postura adecuada durante el trayecto.

El cinturón de seguridad es un dispositivo de retención fundamental y su uso es estrictamente obligatorio para todos los ocupantes del vehículo, tanto en los asientos delanteros como en los traseros, y tanto en vías urbanas como interurbanas. Su función vital es proteger a los pasajeros en caso de frenazos bruscos, colisiones o vuelcos, reduciendo drásticamente la probabilidad de sufrir lesiones graves o mortales. El incumplimiento de esta norma es una infracción grave y, a diferencia de otras multas relacionadas con los pasajeros, la sanción económica recae directamente sobre la persona que no lleva abrochado el cinturón. La multa por no usar el cinturón de seguridad como pasajero es de 200 euros. Es crucial entender que, en este caso, la responsabilidad y la sanción son individuales y no se transfieren al conductor, a menos que se trate de un menor de edad bajo su tutela.

Otro aspecto que a menudo se pasa por alto es la postura adoptada dentro del vehículo. Si bien no existe una lista exhaustiva de "posturas incorrectas", el reglamento exige que los ocupantes mantengan una posición que no comprometa su propia seguridad ni la del resto de los viajeros o la conducción. El ejemplo clásico y explicitado en el texto es el de llevar los pies apoyados en el salpicadero. Esta postura, aparentemente cómoda, es extremadamente peligrosa, ya que en caso de activarse el airbag frontal del pasajero, este podría golpear las piernas y proyectarlas con gran fuerza contra la cabeza o el torso, causando lesiones gravísimas. Además, una postura inadecuada puede dificultar una retención efectiva por parte del cinturón de seguridad en caso de impacto. Por mantener una postura incorrecta que pueda afectar a la seguridad, la sanción oscila entre los 80 y los 100 euros. Curiosamente, en este caso particular (a diferencia del cinturón), la responsabilidad de asegurar que los ocupantes mantengan una postura segura recae en el conductor, quien deberá abonar la multa correspondiente.