Anomalías térmicas

Un día con manta y al siguiente con ventilador: el cambio climático se carga el entretiempo y favorece los cambios bruscos de temperatura

La llegada de los 30 grados, un indicador hasta ahora típico del inicio de las temperaturas veraniegas, se ha adelantado entre 20 y 40 días de media en el conjunto de España y ya se detecta durante la primavera

Catalunya estrena temporada de noches tropicales y Barcelona roza la primera del año a casi 20 grados

El calor lanza un efecto masificador en las playas de Barcelona.

El calor lanza un efecto masificador en las playas de Barcelona. / Jordi Otix / EPC

Valentina Raffio

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Barcelona
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Antaño el calor llegaba poco a poco, de forma gradual, a partir de la primavera y se intensificaba de cara al verano. Pero desde hace unos años, debido al avance del cambio climático, los termómetros se disparan de golpe, casi sin preaviso, y provocan cambios bruscos de tiempo que, en muchos casos, pueden tener impacto desde en la salud de las personas hasta en actividades como la agricultura. El ejemplo más claro de este fenómeno es lo que ha ocurrido esta semana en España. Entre el lunes y el martes lo más habitual era irse a dormir con al menos una manta para arroparse durante los momentos más frescos de la noche. Tan solo un día más tarde, a partir del miércoles y jueves, han sido muchos los españoles que para conciliar el sueño han tenido que dejar de lado su cubierta, abrir la ventana o encender el ventilador para sobrevivir así a la repentina llegada de las altas temperaturas. Este fenómeno, lejos de ser casual, es una muestra más de cómo la crisis climática está distorsionando nuestro día a día y, tal y como señalan innumerables estudios, se está cargando el entretiempo y favoreciendo los cambios repentinos de temperatura.

En los años ochenta lo normal era tener primaveras rondando los 20 grados, mientras que ahora durante este mes ya empiezan a registrarse semanas enteras alrededor de los 30

En España, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el verano no solo se está adelantando cada vez más sino que, además, también se está alargando más allá de su temporada habitual. Un análisis elaborado por el meteorólogo Benito Fuentes apunta a que la llegada de los 30 grados se ha adelantado entre 20 y 40 días de media en el conjunto de España. Por un lado, se detecta que el verano se está "comiendo" la primavera ya que cada vez empieza antes de lo era habitual, por ejemplo, en los años ochenta, cuando los termómetros de mayo solían rondar los 20 grados y rara vez se registraban episodios cercanos a los 30. Por otro lado, también se detecta que, de la misma manera que el calor llega antes, las altas temperaturas se intensifican y, llegado al verano, alcanzan extremos hasta ahora nunca vistos, como cuando el año pasado Barcelona registró un verano de récord y alcanzó por primera vez en su historia máximas de 40 grados. Finalmente, los registros confirman que el verano se está expandiendo hacia el otoño y alterando también las temperaturas de esta estación.

Cambios repentinos de temperatura

El caso de este año es paradigmático. Tras un inicio de primavera relativamente fresco y húmedo, desde el pasado  lunes, debido a la llegada de una masa de aire sahariano extremadamente cálido, el conjunto del territorio español está experimentando una subida de las temperaturas y, según muestran los registros, se están registrando cifras por encima de los 30 grados en gran parte del territorio peninsular, máximas de hasta 40 en algunos puntos y la primera tanda de noches tropicales en las que los termómetros no han bajado de los 20 grados en ningún momento de la noche. Estos valores, más típicos del verano, concretamente de los meses de julio y agosto, se están produciendo entre dos y tres meses antes de lo habitual. Además todo apunta a que podrían ser el primer síntoma de un verano que, tal y como atestiguan los modelos, será más cálido de lo normal en el conjunto del territorio español y, en algunos casos, hasta podría convertirse en una estación de récord.

La frecuencia y la intensidad de los cambios bruscos de temperatura ha aumentado exponencialmente desde los años sesenta

Este año también ha sido la prueba de cómo el avance del cambio climático está promoviendo cambios bruscos de temperatura en los que, por ejemplo, en cuestión de horas se pasa de valores normales a temperaturas extremas. Como lo atestigua el hecho de dormir un día con manta y al siguiente con ventilador. Un reciente estudio internacional publicado en la revista 'Nature Communications' afirma que tanto la frecuencia como la intensidad de este fenómeno han aumentado drásticamente desde 1960. De hecho, se estima que más del 60% de la superficie del planeta ha experimentado un aumento de este fenómeno en los últimos sesenta años y que, de seguir así, la exposición a estos escenarios aumentará aún más en las próximas décadas. En este sentido los investigadores advierten que estos cambios bruscos de temperatura pueden tener afectaciones importantes para la salud humana y actividades como la agricultura, ya que al ser tan repentinos y marcados dificultan la adaptación de los organismos de un escenario climático a otro. 

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