Emergencias sanitarias
Fernando Simón pide prepararse para lo peor: "Cada vez serán más frecuentes"
Eventos extremos, tanto pandemias como catástrofes naturales tipo DANA, serán cada vez más frecuentes y de mayor envergadura

Fernando Simón. / EFE
Fernando Simón, figura clave en la gestión de alertas sanitarias en España, ha lanzado una seria advertencia sobre el futuro de las emergencias de salud pública. Participando en la XI Jornada sobre Vigilancia en Salud Pública organizada por la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ha sido rotundo: eventos extremos, tanto pandemias como catástrofes naturales tipo DANA, serán cada vez más frecuentes y de mayor envergadura. Ante este panorama, la preparación y el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia se presentan como un imperativo urgente.
Simón compartió sus reflexiones en el marco de una jornada dedicada precisamente a analizar las lecciones que dejó la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) para mejorar la capacidad de respuesta institucional y la coordinación frente a crisis futuras. Según explicó, la creciente necesidad de vigilancia en salud pública asociada a catástrofes es una realidad "desgraciadamente" ineludible. Las causas son múltiples y complejas, interconectadas entre sí. Por un lado, el innegable impacto del cambio climático está detrás de la mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Pero no es el único factor. La propia sociedad ha cambiado; la población se distribuye de manera diferente y, en muchos casos, es más vulnerable, elementos que "no ayudan nada" a la prevención de estos problemas. A esto se suma una alteración profunda en nuestra relación con el medio ambiente.
Todos estos cambios convergentes implican que fenómenos como la DANA que afectó recientemente a Valencia ya no pueden considerarse un problema exclusivo de Protección Civil. Simón subrayó que se han convertido en una cuestión que concierne a "todos": desde la Unidad Militar de Emergencias (UME) hasta ministerios como el de Sanidad o Medio Ambiente. Estas emergencias evidencian impactos inesperados o minimizados previamente, como las graves consecuencias en la salud mental de la población afectada, un área que requiere una vigilancia y atención crecientes.
Ante esta realidad, la llamada a la acción es clara: prepararse. Y no solo prepararse de forma reactiva, sino empezar a ser "conscientes" de la magnitud del desafío desde ahora mismo. Simón reconoció que "hubiera sido bueno ser conscientes antes", pero la urgencia actual exige mirar hacia adelante y contar con "sistemas de rutina funcionantes y eficaces" que garanticen una respuesta robusta y coordinada ante cualquier tipo de emergencia, ya sea de origen infeccioso como las pandemias o de origen natural como las catástrofes climáticas.
El papel del Tratado de Pandemias de la OMS
Durante su intervención en la jornada de la SEE, Fernando Simón también abordó el reciente Tratado Internacional de Pandemias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya aprobación se produjo pocos días antes de la conferencia. Simón ofreció una perspectiva mesurada sobre el alcance de este acuerdo global.
Según su visión, el tratado "no va a ser la panacea para nada" y "no va a solucionar la vida de nadie" por sí solo. Lo describió como apenas "un pedacito" del vasto trabajo que los expertos mundiales en salud pública han estado desarrollando durante años para mejorar la capacidad de respuesta global. No obstante, a pesar de no ser la solución definitiva, Simón enfatizó que sí es una herramienta "imprescindible". Su valor reside en ser "la estructura que va a determinar cómo van a trabajar muchísimas industrias y casi todos los Estados de aquí en adelante para prepararse para solucionar problemas de salud y las emergencias en particular". Es, por tanto, un marco necesario para la colaboración internacional y la estandarización de enfoques en la preparación y respuesta a futuras crisis sanitarias.
Lecciones de la DANA y retos actuales
La discusión sobre la preparación ante emergencias no se quedó en los aspectos teóricos o los acuerdos internacionales. La jornada sirvió para aterrizar los conceptos a través de experiencias concretas, como la vivida durante la DANA. En este sentido, María José Sierra, número dos del CCAES, aportó la perspectiva del Ministerio de Sanidad.
Sierra confirmó que el Ministerio está activamente trabajando en un Plan Estatal de preparación y respuesta. Este plan, que se está culminando a través de un real decreto, tendrá un alcance amplio y servirá como marco de actuación no solo para pandemias, sino también para otras situaciones de emergencia como las catástrofes naturales. La epidemióloga reflexionó sobre los desafíos particulares de la DANA que azotó Valencia, señalando que el mayor reto práctico fue la gestión de los riesgos ambientales, una tarea que calificó de "una locura" por su complejidad. La vigilancia de la salud mental también se presentó como un desafío significativo durante el episodio. A pesar de estas dificultades, Sierra quiso destacar el trabajo realizado en salud pública, mostrando su convencimiento de que, en general, las cosas se hicieron "bien", resaltando la importancia de la coordinación permanente y fluida entre los equipos multidisciplinares a nivel autonómico (Comunidad Valenciana) y central (Ministerio).
La alarma sobre la vigilancia en salud pública
Sin embargo, la intervención de María José Sierra también incluyó una nota de preocupación que resonó con fuerza entre los asistentes. Pese a las lecciones aprendidas y los planes en desarrollo, la realidad del sistema de vigilancia en salud pública en España es preocupante.
Sierra advirtió que los recursos humanos dedicados a esta tarea fundamental "está peor en todas las comunidades" autónomas. Se trata de un declive en la dotación de personal especializado que calificó como algo que "debemos hacernos mirar" urgentemente. La razón de esta inquietud es clara y directa: sin sistemas robustos y dotados de los recursos necesarios para la vigilancia, no será posible obtener la información precisa y en tiempo real que permita tomar "decisiones adecuadas de cómo manejar los riesgos" durante una emergencia. La vigilancia es la base sobre la que se construyen la detección temprana, la evaluación del riesgo y la implementación de medidas de control efectivas. Un debilitamiento de esta capacidad compromete seriamente la preparación y respuesta futura, haciendo aún más vulnerable a la población ante la creciente frecuencia e intensidad de las emergencias sanitarias y catástrofes que, según la advertencia de Fernando Simón, nos esperan en el horizonte. La jornada concluyó con un llamado implícito a la inversión y al reconocimiento de la salud pública como pilar esencial para la seguridad nacional y el bienestar colectivo ante los desafíos del siglo XXI.
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