Gestión de los residuos en Catalunya
Tres municipios del Bages ya cobran recargos a los vecinos que no reciclan bien
Cerca del 60% de los hogares de Sallent y Fonollosa y el 32% de los de Balsareny tienen alguna penalización por no haber separado correctamente los residuos con los contenedores cerrados
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Una vecina de Sallent haiendo uso de uno de los contenedores con la targeta de acceso, que se implantó hace 3 años / ARCHIVO/JORDI ESCUDÉ
Balsareny, Fonollosa y Sallent son los tres municipios de la comarca del Bages que aplican por primera vez una penalización en la tasa de basuras a los hogares que no han separado correctamente sus residuos y, por tanto, no han participado adecuadamente en el sistema de contenedores cerrados, que tienen implantado desde hace algunos años. Los datos correspondientes al uso de los contenedores del año pasado evidencian que una parte importante de la población aún no los utiliza correctamente y, por eso, ha sido penalizada. En el caso de Sallent y Fonollosa, alrededor del 60% de los hogares tienen este año algún tipo de recargo por no haber reciclado adecuadamente, mientras que en Balsareny baja hasta el 32%. Con el sistema de alto rendimiento, las tres poblaciones rondan el 70% de reciclaje.
Una vez consolidados sistemas eficientes de recogida selectiva, ya hay los primeros municipios que han dado un paso más en la gestión de los residuos y han avanzado hacia el pago de una tasa personalizada, según el grado de reciclaje que realizan los ciudadanos. El uso que hace cada hogar de la tarjeta inteligente que abre los contenedores permite a los ayuntamientos saber quién recicla bien y quién no (controlando las veces que se abren los contenedores) y, de esta manera, sancionar a quienes no hacen un buen uso para conseguir aún mejores resultados.
Balsareny, Fonollosa y Sallent han sido los municipios pioneros de la comarca en implantar una tasa de residuos con tramos variables. Con los resultados de uso de los contenedores de 2024, ya han podido contabilizar los hogares que deben pagar un recargo, que se suma a la tasa de residuos que abonan todos los vecinos por igual. En Sallent y Fonollosa, alrededor del 60% de los hogares tienen recargo, mientras que en Balsareny un 32%.
En Sallent, el porcentaje de viviendas que, según los registros del consistorio, han reciclado bien es del 40,86%. Por el contrario, el 48% deberá pagar una penalización de 55 euros y el 11,14% un recargo de 40, que se suma a la tasa fija, que este año es de 115 euros, pero que el próximo año será de 129. Con estos datos en la mano, el alcalde de Sallent, Oriol Ribalta, asegura que «nos preocupa el hecho de que haya mucha gente que no esté participando de forma activa en este sistema, que nos ha permitido aumentar muchísimo el reciclaje».
Del total de hogares que hay en Fonollosa, el 42,4% no deben pagar ningún tipo de recargo adicional y solo deben abonar la cuota fija de 125,93 euros porque lo han hecho bien y suman 30 o más días de apertura del contenedor de orgánica y 6 o más días del de resto. En cambio, el 15,6% deben pagar 30 euros más (porque solo han abierto el contenedor de orgánica entre 5 y 29 días y entre 1 y 5 días el de resto) y el 42% restante deben abonar 50, ya que se considera que no participan del sistema de recogida de residuos. A pesar de los resultados, según el alcalde de Fonollosa, Eloi Hernández, «los datos indican que casi el 60% de las vecinas y vecinos lo hacen entre bien y muy bien, lo cual es muy positivo, y hay un 40% restante que debe hacer un esfuerzo para utilizar los contenedores correctamente y hacerlo un poco mejor».
De los tres municipios que han empezado a aplicar la tasa variable, Balsareny es el que ha tenido que imponer menos recargos, teniendo en cuenta que el 68% de los hogares de la población no han tenido que sumar ningún euro a la tasa fija, que en su caso es de 147,28 euros. Por el contrario, el 12% ha tenido una penalización de 40 euros y el 19% restante tiene un recargo de 55 euros. La alcaldesa de Balsareny, Glòria Casaldàliga, valora que «hay cierta conciencia, pero aún queda mucho camino por recorrer porque seguimos viendo bolsas y residuos voluminosos alrededor de los contenedores y todavía no se está haciendo lo suficientemente bien».
Deberes para la Administración
Con los resultados del primer año de aplicación de la tasa variable, los tres ayuntamientos ya tienen una referencia para implementar mejoras. El alcalde de Sallent, Oriol Ribalta, cree que estos resultados «nos cargan de deberes a la administración». Por eso, dice, «nos pondremos en marcha para hacer una campaña mucho más activa y ser mucho más escrupulosos en perseguir a quienes no lo hacen bien». El consistorio de Sallent espera que «aquellas personas que vean este recargo significativo en su tasa, que les afecta al bolsillo, tengan incentivos para hacerlo bien». Por este motivo, «esperamos que el próximo año podamos mejorar notablemente estos resultados y que la inmensa mayoría de la gente participe en el sistema y recicle bien, que es nuestro objetivo».
Por su parte, el alcalde de Fonollosa, Eloi Hernández, valora que el sistema les debe permitir «mejorar el índice de reciclaje» y, de rebote, «estabilizar costes, es decir, frenar el aumento de gasto que tenemos año tras año por cada tonelada que llevamos al vertedero, y esto beneficia a toda la población, tanto a quienes lo hacen bien como a quienes lo hacen mal». Por eso, pide «conciencia y esfuerzo» para mejorar el reciclaje, que el año pasado se situó en el 73%.
La alcaldesa de Balsareny, Glòria Casaldàliga, destaca que, en el caso de su municipio, «gracias a un esfuerzo importante de la población» el coste del servicio de residuos se cubre al 100% con lo que pagan los usuarios, de modo que el consistorio no tiene que aportar dinero del presupuesto municipal, cumpliendo con la ley europea que lo establece. En cuanto al índice de reciclaje, se mantiene alrededor del 72 o 73%. «Podría ser mejor, pero no hay ni una bajada ni un aumento, estamos en un momento de mantenimiento», dice Casaldàliga, que confía en que «de cara al próximo año, habiendo aplicado estas variables, quizás habrá gente que hará un mayor esfuerzo».
El consistorio de Balsareny también trabaja para ajustar el sistema de pago de la tasa variable a algunos casos especiales, como el de las segundas residencias. En este sentido, Casaldàliga explica que «estamos viendo cómo se puede regular este tema con la gente que no vive siempre en el municipio y que tal vez no llega a abrir 30 veces el contenedor de orgánica», y por ese motivo se le aplica una penalización.
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