Atención a domicilio

Tino Mayo, de 87 años, ingresado en casa por una infección: "Es una comodidad y también una tranquilidad"

Paciente de la Unidad de Hospitalización a Domicilio de Adultos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, una enfermera le visita a diario hasta que tenga el alta médica

MULTIMEDIA | El hospital en casa: el covid-19 ha hecho aumentar el 42% la hospitalización domiciliaria en Catalunya

El enfermero Ismael Casillas atiende a 'Tino' en su casa

El enfermero Ismael Casillas atiende a 'Tino' en su casa / José Luis Roca

Nieves Salinas

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Madrid
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Nueve y media de la mañana en el madrileño Hospital Gregorio Marañón. Ismael Casillas revisa las mochilas que los equipos de Enfermería llevarán a las rutas de hospitalización a domicilio. Dos turnos, de mañana y tarde y, por delante, visitas a viviendas ubicadas en tres zonas: Pacífico, Vallecas y Moratalaz. En su casa espera Celestino, Tino, Mayo Palacios, de 87 años, con infección urinaria. Durante días, se le ha estado administrando antibiótico intravenoso. Ahora cambia al oral. Hasta que le diga la doctora. De entrada, seis días. Todavía le toca esperar para recibir el alta. Será la primera visita del enfermero durante esa jornada.

Tino Mayo es uno de los pacientes de la Unidad de Hospitalización a Domicilio de Adultos del Marañón –creada en 1981 y que depende de Medicina Interna en la que el enfermero Ismael Casillas lleva trabajando cinco años. Fue la primera de esta modalidad asistencial de España y sirvió de modelo para la creación de otras. El perfil de las personas que reciben los cuidados es muy variado, desde pacientes con infecciones, como Tino, con insuficiencia respiratoria, o enfermedades pulmonares crónicas, que han vivido un proceso quirúrgico... Junto a los internistas, trabajan médicos de otras especialidades, como neumólogos o geriatras. También farmacéuticas hospitalarias o trabajadoras sociales.

Tras el covid

A los domicilios acuden esas enfermeras con experiencia en el manejo del paciente del área médico-quirúrgica. Se desplazan con el equipamiento necesario para realizar curas complejas, administrar medicamentos intravenosos o realizar procedimientos diagnósticos, de laboratorio... Pruebas como analíticas o cultivos se pueden realizar en el domicilio. Los médicos siguen la evolución de los pacientes tanto presencialmente como a través de consultas telefónicas.

Explica Ismael Casillas que, con el covid, la hospitalización a domicilio vivió un impulso. Desde enero de 2020, en el Marañón, el modelo ha presentado un crecimiento constante de sus recursos. Además, en los últimos años se han abierto unidades específicas dependientes de los servicios de Hematología (2021), Psiquiatría (2022), Pediatría (2023) y, la última, en 2024, de Oncología, para la administración a domicilio de tratamientos frente al cáncer.

"¿Estás fatigado?"

Con datos del hospital, en la actualidad, los distintos servicios gestionan en torno a un centenar de camas de hospitalización a domicilio al día. Ingresos en sus casas de personas cada vez más mayores, dice Ismael, a los que, en su entorno, se conoce mejor. "Te haces una 'radiografía' más precisa", señala. No es la primera vez que el enfermero visita la casa de Tino y su mujer, Angelines Montero, Nines, cuidadora principal, que le reciben con alegría. Atento a sus instrucciones, Tino se deja cuidar. "¿Tienes fatiga?" "¿Sensación de cansancio?", pregunta Ismael, quien, además, echa un vistazo a la hinchazón que el paciente tiene en el pie.

"Es una comodidad y, también, una tranquilidad, saber que vienen porque, además, es una atención fenomenal", resume Tino, ingeniero de telecomunicaciones jubilado que, durante muchos años, trabajó en Standard Eléctrica, que luego sería Alcatel. No es la primera vez que está hospitalizado a domicilio, subraya Nines.

Mejor en casa

Para el paciente, "en el sanatorio se está bien". Pero muchísimo mejor en casa, enfatiza. "En el hospital te falta algo. Cuando el médico me dijo: 'Te vas', pregunté: '¿Cuándo?'. Estaba deseando volver a mis rutinas", sigue. "Lo hacen bien no, lo siguiente", sintetiza Nines, que todo lo sigue de cerca, sobre la atención domiciliaria que su marido recibe cada día.

A ella le toca llevar al dedillo la medicación, las pruebas... Ahora, el ingreso de Tino se debe a una infección urinaria que arrastra desde hace días. Pero, además, tiene enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) –en casa tiene su carrito y su mochila de oxígeno y, además, una "bala" (cilindro) extra que les permitió vivir el apagón con tranquilidad– y, en su historial, figuran problemas de corazón, cuenta su mujer.

Pero, presume el paciente, cero problemas de movilidad y, cuando puede –estos días no, porque a todos los efectos, vive un ingreso hospitalario en su casa, como atestigua la pulserita del Marañón que lleva en su muñeca–, se escapa a media mañana a tomar café con sus amigos de toda la vida del barrio. "Si cortas la conversación con los amigos, si solo hablas de enfermedades, acabas teniendo problemas psicológicos", zanja.

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