Medio ambiente

La primavera vuelve a teñir de verde Catalunya: el fin de la sequía, visto desde el espacio

Catalunya prepara un potente dispositivo para vivir de forma masiva el histórico eclipse total de 2026

ACN

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Las comarcas del Ebro, de Lleida o de la Catalunya central dejan atrás el tono marrón de los últimos años. Las imágenes satelitales muestran cómo el paisaje vuelve a recuperar el verdor propio de la estación. Después de años de tonos ocres marcados por la falta de lluvias, el color verde ha regresado con fuerza a buena parte de Catalunya. El cambio, provocado por el fin de la sequía, es tan notable que puede observarse incluso desde el espacio. Las imágenes captadas por el satélite Sentinel-2 del programa europeo Copernicus lo confirman: los campos cultivados han recuperado su color, mientras que las zonas boscosas —que nunca llegaron a perder del todo el verde— también lucen ahora más exuberantes.

Esta semana, con los embalses rozando el 80%, el Govern ha retirado las últimas restricciones por sequía y ha declarado la entrada en la fase de normalidad del Plan Especial de Sequía. Solo se mantiene la sequía en dos los dos pueblos que dependen del embalse de Riudecanyes: Riudecanyes y Duesaigües.

De marrón a verde en Lleida

Las imágenes satelitales del oeste de Catalunya, con Lleida (Segrià) como epicentro, muestran con claridad el cambio respecto al año pasado. El marrón que dominaba la franja occidental —desde Fraga hasta el Pla d’Urgell, pasando por la Noguera y llegando a Les Borges Blanques o la sierra del Tallat— ha sido sustituido por distintos tonos de verde.

En abril de 2024, el déficit hídrico y las restricciones al regadío habían dejado la región visiblemente seca. Un año después, toda la zona aparece teñida de verde, símbolo de la recuperación vegetal.

Dos años de cambio en las comarcas del Ebro

La sequía ha durado tres años, y su huella era evidente en las imágenes primaverales. En abril de 2023, la Terra Alta y buena parte del interior de las comarcas del Ebro mostraban un terreno árido. Ahora, el contraste con el verde de este abril es significativo. Incluso el curso del río Ebre, captado también por los satélites, muestra una transformación visible en su entorno.

Vegetación recuperada en las comarcas centrales

El cambio de imagen también es claro en las comarcas centrales. En abril de 2023, el embalse de Rialb —en el curso del río Segre— se encontraba casi vacío, al 7% de su capacidad. La imagen de entonces mostraba una silueta seca, con agua solo en la parte más profunda. Este año, en cambio, está al 98% y cubierto completamente.

Lo mismo ha ocurrido en el embalse de Sant Ponç, que ha pasado del 30% a triplicar sus reservas. En conjunto, el paisaje ha pasado de la aridez a una abundancia de vegetación evidente en las imágenes comparativas.

Sau y Susqueda: del mínimo histórico al 75%

El sistema de embalses Sau-Susqueda, uno de los más emblemáticos, simboliza esta transformación. En abril de 2024, Sau apenas llegaba al 5% de su capacidad y Susqueda no alcanzaba el 25%. Hoy, ambos se sitúan en el 75%, según los datos recogidos por el índice NDWI del satélite, que resalta las masas de agua en azul. Hace un año, el río Ter a su paso por estos pantanos estaba casi seco. Ahora, fluye de nuevo con normalidad.

Cultivos más sanos en el Penedès

Utilizando el índice NDVI —que mide la cantidad y salud de la vegetación—, también se observa un cambio notable en el Penedès. Las zonas de viñedos, tanto en el Baix como en el Alt Penedès, aparecen más densas y saludables. En cambio, en las áreas boscosas del Montmell, el contraste es menor.

El tramo final del Ter revive

En el este de Girona, desde l’Escala hasta el cabo de Begur y el interior del Empordà, el paisaje ha cambiado de forma visible. Muchos campos agrícolas han dejado atrás el color amarillento de la primavera de 2024 —marcada por la escasez de agua— y lucen ahora tonos verdes más intensos. Alrededor de la Bisbal d’Empordà, el verde también domina más claramente que hace un año.

El Camp de Tarragona vuelve a brotar

Algo similar ocurre en el Camp de Tarragona, incluso cerca de áreas urbanas como Reus, el aeropuerto de la Secuita o el polígono de Constantí. Hace un año, las parcelas secas eran la norma.

Ahora, la mayor parte de estos terrenos han recuperado la vegetación y presentan un aspecto mucho más verde.