Entrevista
Lola Valiente, estudiante premiada por el Govern y la UB: "También hay jóvenes críticos, pero el algoritmo de las redes nos entierra"
La alumna, autora del Treball de Recerca ‘Ligeros de equipaje, la inmigración andaluza en la Barcelona de los años 60’, ha ganado el Premi de Recerca en Memòria Democràtica, del Departament de Justícia, y el Premio de Investigación para la Paz de la UB
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Lola Valiente, autora de un TR sobre la inmigración andaluza en la Barceloneta en los años 60. / Macarena Pérez


Helena López
Helena LópezRedactora
Tiene 18 años y la cabeza especialmente bien amueblada. Está terminando primero de Biomedicina en Vic con la idea de pasarse a Medicina en Barcelona el curso que viene. "Me quedé a menos de una décima, así que este año volveré a presentarme a la selectividad en Química y Biología para subir nota. En Biomedicina he hecho Química y Biología, y el temario de la selectividad es más simple, así que estoy tranquila", cuenta, sentada en una terraza en el mercado de la Barceloneta, su barrio, en que el que centró su premiado Treball de Recerca.
–El trabajo explica el papel de los andaluces aquí, pero también pone la mirada a sus pueblos de origen.
–Quería hablar de los que migraron, pero también de los que se quedaron y cómo eran las condiciones de vida allí. Mis abuelos fueron de los que se quedaron y, de alguna manera, quería acercarme a su historia. El pueblo de mis abuelos, La Malahá, en Granada, fue muy castigado. Quería investigar sobre esa historia, sobre toda la represión que hubo.

Lola Valiente, esta semana en la Barceloneta. / Macarena Pérez
–¿Entonces fueron tus padres los que vinieron de Andalucía, no los abuelos?
–Sí, mis abuelos siguen allí. Tenían un bar, por eso no se fueron; pero muchísima gente del pueblo sí lo hizo. En el trabajo recojo un poema de un vecino de Escúzar, un pueblo del al lado, en el que habla de las condiciones en las que vivían, de la espera en las plazas para el jornal. Lo lees y percibes una dureza [se emociona], de la que también me hablaron las personas a las que entrevisté aquí, las que sí se marcharon.
–Estudiabas bachillerato científico, ¿qué te empujó a elegir este tema para tu TR?
–El acento andaluz de las mujeres comprando en el mercado de la Barceloneta. Mientras hacía las entrevistas para el trabajo fue muy bonito conectar más con la gente del barrio, conocer sus historias. Entrevisté a una mujer que tiene un puesto y ahora, cuando paso por allí, la saludo. El barrio no sería el que es sin estas personas. Y el trabajo también me ha servido para ser más consciente de todo lo que se está perdiendo con la masificación turística. Para estas personas, para la que su vida es el barrio, es muy triste ver cómo se está perdiendo, cómo se lo están comiendo, prácticamente. Siempre me ha interesado mucho la Historia, sobre todo la Guerra Civil y el Franquismo, un periodo que aún hay gente viva que lo vivió. Y quería centrarme en esa época porque, además, fue un tema que dimos muy rápido en el instituto.
–Te quedaste con ganas de más.
–Sí, porque dimos una pincelada de la inmigración y a mí me interesaba saber qué pasó. Por qué. Cómo afectó eso a las comunidades. Con la primera ola migratoria casi se duplicó la población en Barcelona. Ese dato me pareció muy fuerte como para explicarlo así, por encima. Tenía curiosidad de entender cómo fueron las vidas de estas personas que están aquí, en el barrio, pero tienen el acento de mis abuelos. Un poco para entender mi propia historia. Sé que basar un trabajo en la memoria oral es complicado, porque la manera de ser de cada persona afecta mucho a su relato; quizá dos personas que han pasado por el mismo proceso lo cuentan totalmente diferente. Pero, a la vez, considero que un trabajo que trata sobre su historia tenía que recoger sus voces. Sé que hay mucho escrito sobre este tema, pero cada testimonio es único.
"Hace falta educación política para que todo el mundo salga del instituto sabiendo por dónde van los tiros"
–Además, son testimonios que hay que recoger ahora o nunca.
–Exacto. Antes de empezar el Treball de Recerca me leí un libro, ‘Recuérdalo tú y recuérdalo a otros’, de Ronald Fraser, que explica la Guerra Civil basándose en la memoria oral. Me inspiró mucho. Es un libro muy necesario para recordar qué pasó. En parte, el auge de las ideas fascistas entre los jóvenes se deben a la falta de conciencia.
–¿Cómo vives ese auge desde tus 18 años?
–Se ve muy claramente en las redes sociales, y quizá no tenga que ver solo con el poco interés por la memoria democrática. En internet es mucho más atractivo el discurso neoliberal, 'tiktokers' hablando de valores estrechamente ligados a la extrema derecha, machistas, xenófobos... Puro liberalismo. El individuo, tú, por encima de todo...
–¿Crees que más Historia contemporánea en el instituto ayudaría a revertir la situación?
–Tener el conocimiento te da herramientas, pero es necesario fomentar la conciencia. Me habría gustado que la asignatura de Filosofía, por ejemplo, en primero de Bachillerato, hubiera servido para organizar debates. Si te dice algo un compañero de clase quizá te llegue más que si te lo dice un profesor. Hay que fomentar la mirada crítica.
–Uno de los retos del sistema es educar en cultura digital. Saber contrastar, detectar las ‘fake news’…
–Exacto. No puede ser que diga que me parece mal que el 1% de la población esté forradísima y haya tantísima gente en condiciones tan precarias de vida que se mueren de hambre literalmente y me llamen en tono despectivo "¡ah!, comunista!". Nos estamos encaminando hacia una sociedad completamente narcisista, individualista; y lo peor de todo es que llega un punto en el que ya no puedes dialogar con esas personas porque se creen mejores que tú.
"No puede ser que diga que me parece mal que el 1% de la población esté forradísima mientras tanta gente que se muere de hambre y me llamen en tono despectivo ¡comunista!"
–¿Cómo salimos de ahí?
–Es difícil. Pero también creo que es importante explicar que no todos los jóvenes están ahí. También los hay con discursos críticos, aunque el algoritmo les entierre. Lo que vende en las redes son esos discursos, pero hay mucha gente que no está a favor de esto. Lo importante para salir de ahí sería, además de enseñar Historia y Filosofía, enseñar educación política. Yo hablo con mucha gente y me dice ‘no, no, a mí la política no me interesa’. Pero tienes 18 años, vas a votar, algo tienes que saber. Y, si no tienes claras la bases de esto, no eres capaz de distinguir algo que es claramente ideología de extrema derecha. La clave es educar a las personas para que tengan pensamiento crítico, educación política.
–Herramientas para entender el mundo.
–Sí, al menos que se entienda bien por dónde van los tiros con cada ideología.
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