Pederastia en la Iglesia

La familia de un exalumno de Jesuïtes Casp ya fallecido denuncia tras ver 'La Fugida' que sufrió abusos de Francesc Peris

Su madre no ha comprendido hasta que vio el documental por qué Jacinto Rubio dejó de ser un niño feliz tras su paso por este colegio

"Hablo por todos los afectados": declara la primera víctima del jesuita Francesc Peris, el depredador del colegio de Casp

La foto es de Jacinto Rubio, exalumno del colegio Casp, fallecido. En el vídeo Guillem Sánchez explica cómo se gestó el documental 'La Fugida'

Foto: CEDIDA POR LA FAMILIA RUBIO | Vídeo: EL PERIÓDICO

Guillem Sánchez

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“Empezamos a entender qué pasó”, dice Francisca, la madre de Jacinto Rubio, un hombre que falleció por sobredosis en 1994, a los 29 años de edad. Francisca y sus hijos –hermanos del fallecido– hacen pública su historia para tratar de recabar más información sobre el paso de Jacinto por el colegio jesuita de Casp (Barcelona) en la década de los años 70. Después de ver ‘La Fugida’, que revela abusos en este centro, y de hablar con uno de sus protagonistas, Enric Soler, la familia ha denunciado que Jacinto sufrió abusos por parte del sacerdote Francesc Peris. Soler presenció unas agresiones que, para la familia, explican el trágico rumbo que tomó la vida de Jacinto tras estudiar en esta escuela del Eixample. 

Enric Soler, exalumno víctima de Peris, presenció las agresiones a Jacinto Rubio por parte de este sacerdote

“Jacinto era un buen estudiante, inteligente, con inquietudes, que amaba leer, escribir y que dibujaba muy bien. Era un chico feliz, pero tras comenzar quinto de EGB en el colegio jesuita de Casp empezó a ser más introvertido, y a estar más triste”, recuerda Francisca. 

Enric Soler, a la izquierda, y Jacinto, a la derecha.

Enric Soler, a la izquierda, y Jacinto, a la derecha. / El Periódico

Jacinto era el mayor de cuatro hermanos, dos niños y dos niñas. Los varones fueron inscritos en el centro después de pasar unas pruebas de acceso. Jacinto las superó sin problemas, pero ese mismo curso su rendimiento académico bajó sensiblemente. Y su carácter cambió. Sus padres nunca lograron averiguar qué había pasado. Él no se lo contó a nadie. Jacinto terminó siendo expulsado de esa escuela por mal estudiante en el curso de 1º de BUP y cursando el bachillerato en una academia.

Jacinto, cuyo carácter cambió, nunca contó nada, acabó siendo expulsado del centro y empezó a consumir drogas

Con la adolescencia relacionarse con él se hizo todavía más complicado. Daba muestras de estar sufriendo en silencio, de tener que hacer grandes esfuerzos para seguir con el día a día. Jacinto comenzó más o menos entonces a drogarse y pronto se enganchó a la heroína

“Cuando vimos ‘La Fugida’ sentimos que habíamos encontrado una explicación, finalmente"

Mireia, hermana de Jacinto

En verano de 1994, después de aprobar el examen de acceso a la universidad para mayores de 25 años, Jacinto parecía estar en condiciones de desengancharse y comenzar una vida nueva. Pero el mismo día que supo que podría entrar en la facultad, se marchó de casa para celebrarlo y ya no regresó. Su familia estuvo buscándolo durante 21 días, hasta que sonó el teléfono y un policía les dijo que tenían que acudir a reconocer un cadáver. Era el de Jacinto, que fue enterrado dejando a sus padres un sentimiento de culpabilidad por no haber sabido comprender cómo ayudarle.  

Una explicación

“Cuando vi ‘La Fugida’ sentí que había encontrado una explicación, finalmente”, explica Mireia, una de sus hermanas. ‘La Fugida’ (coproducción de EL PERIÓDICO, TV3 y Ottokar) es un documental que relata el envío de dos sacerdotes pederastas a Bolivia por parte de los jesuitas. Uno de ellos es Francesc Peris, del colegio de Casp. En ‘La Fugida’ aparece una fotografía de la clase de Enric Soler, que sufrió abusos sexuales por parte de Peris. Es una fotografía de grupo en la que el resto de alumnos, salvo Enric, aparecen con la cara pixelada. Pero Mireia, a pesar de los pixels, reconoció a Jacinto

“Contacté con Enric, le pregunté si se acordaba de mi hermano y si creía que había sufrido abusos por parte de Peris”, explica. Enric respondió que sí lo recordaba. Y, tras citarse con ella presencialmente, también le aclaró que sí creía que Jacinto había sido agredido por Peris.

“Recuerdo haber presenciado cómo Peris sentaba a Jacinto en su falda y cómo lo magreaba"

Enric Soler

Según Enric, tanto él como Jacinto eran llamados habitualmente a las tutorías de Peris, a veces por separado y a veces juntos. “Recuerdo haber presenciado cómo sentaba a Jacinto en su falda y cómo lo magreaba”. Enric está seguro de que si Peris hacía eso con Jacinto en su presencia significa que cuando se quedaba a solas con el chico fue más lejos. Lo piensa porque eso es lo que ocurría en su caso. 

Hechos prescritos

La familia de Jacinto, tras hablar con Enric, se puso en manos de la abogada Carla Vall, que está defendiendo los intereses de numerosas víctimas de abusos en colegios jesuitas. Vall presentó una denuncia con esta información en un juzgado de Barcelona, que acaba de responder que no puede investigar estos hechos porque han prescrito.

En paralelo, la familia ha iniciado los trámites para que los jesuitas, que están estudiando vías de reparación para exalumnos, también los atiendan a ellos. 

Un depredador

Peris ha agredido sexualmente a decenas de alumnos del colegio de Casp de Barcelona y también del colegio Juan XXIII de Cochabamba (Bolivia). Pero hasta la emisión del documental de ‘La Fugida’ no había sido denunciado por ninguna víctima con delitos no prescritos. Este trabajo, emitido en junio de 2024, ha logrado que más exalumnos acudan a los Mossos. Así han aparecido las dos denuncias que ahora investiga el juez Santiago García.  

El magistrado, a cargo del Juzgado de Instrucción número 29 de Barcelona, está investigando a Peris gracias a estas dos denuncias que ha considerado no prescritas y que han presentado exalumnas de Casp por abusos sufridos a principios de 2000.

En la Companyia de Jesús constan 22 verbalizaciones internas de exalumnos agredidos por Peris. Y EL PERIÓDICO ha contabilizado siete denuncias policiales contra este cura, que comenzó abusando en la década de los 60 y fue apartado por esa conducta, finalmente, en 2005. Fue retirado de la enseñanza por el provincial catalán de los Jesuitas pero no denunciado.

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