Mayo

¿Por qué el Día Mundial de la Salud Mental Materna se celebra hoy?

La pérdida de un hijo, ya sea durante el embarazo o después del nacimiento, es una de las experiencias más devastadoras que puede desencadenar un duelo complicado y profundo

Una madre con su hijo.

Una madre con su hijo.

Alexandra Costa

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Hoy, el calendario nos recuerda una fecha de profunda significación, una jornada dedicada a visibilizar una realidad a menudo silenciada pero de impacto transversal en la sociedad: el Día Mundial de la Salud Mental Materna. La razón por la que esta conmemoración se sitúa específicamente en esta jornada radica en una convención establecida: se celebra siempre el primer miércoles de mayo. Este año 2025, ese día es hoy, 7 de mayo, un momento elegido estratégicamente para movilizar a la población mundial y subrayar que cuidar la salud mental de la mujer durante el embarazo, el parto y el postparto es tan crucial como su bienestar físico. La consigna "La salud mental materna importa" no es solo un lema, sino un llamado urgente a la acción, reconociendo que la maternidad, si bien puede ser una experiencia transformadora y gozosa, también conlleva desafíos psicológicos que necesitan ser atendidos con la misma seriedad que cualquier complicación fisiológica.

Un llamamiento a la conciencia global

El origen de esta conmemoración es relativamente reciente, lo que evidencia el largo camino que ha tomado el reconocimiento formal de esta problemática. Fue en el año 2016 cuando se lanzó por primera vez el Día Mundial de la Salud Mental Materna, estableciéndose desde entonces su celebración anual el primer miércoles de mayo. La elección de esta fecha no es casual; busca crear un hito recurrente en el calendario global para sensibilizar sobre la importancia vital de prevenir, detectar y ofrecer tratamiento oportuno a los trastornos mentales perinatales.

Las cifras son elocuentes y alarmantes: se estima que una de cada cinco mujeres a nivel mundial experimenta algún tipo de trastorno del estado de ánimo o de ansiedad durante el periodo que abarca el embarazo y el primer año tras el parto. Ignorar esta realidad no solo afecta a la madre, sino que tiene profundas implicaciones para el bebé, la pareja, la familia y la sociedad en su conjunto. Por ello, este día se erige como una plataforma para educar, desestigmatizar y promover políticas de salud pública que integren el cuidado de la salud mental como un componente inseparable de la atención materna. El objetivo es claro: asegurar que ninguna mujer se sienta sola o desatendida en uno de los momentos más vulnerables y trascendentales de su vida.

Los desafíos silenciosos de la maternidad

La transición a la maternidad es un crisol de emociones y cambios profundos, tanto físicos como psicológicos. Sin embargo, existen múltiples factores que pueden minar el bienestar mental de la mujer en esta etapa. La fatiga extrema y el cansancio crónico, derivados de la falta de sueño reparador, son comunes y pueden exacerbar la vulnerabilidad emocional. Los drásticos cambios hormonales que ocurren durante el embarazo y el postparto también juegan un papel significativo, alterando el equilibrio químico del cerebro.

A esto se suma, en muchas ocasiones, la idealización de la maternidad, una construcción social que impone expectativas a menudo irreales y que puede generar sentimientos de culpa o insuficiencia si la experiencia real no se ajusta a ese molde perfecto. Experiencias traumáticas pasadas, ya sean relacionadas con partos anteriores, abusos o pérdidas, pueden resurgir con fuerza.

Los conflictos familiares o la falta de apoyo en el entorno cercano, así como antecedentes personales o familiares de trastornos mentales, incrementan el riesgo. La pérdida de un hijo, ya sea durante el embarazo o después del nacimiento, es una de las experiencias más devastadoras que puede desencadenar un duelo complicado y profundo. Es fundamental entender también la llamada "tristeza postparto" o "baby blues", que afecta a un porcentaje elevadísimo de mujeres (entre el 50% y el 80%), manifestándose con cambios leves en el estado de ánimo, preocupación, infelicidad y agotamiento durante las primeras dos semanas tras dar a luz. Aunque suele ser transitoria, si no se gestiona adecuadamente o se prolonga, puede ser el preludio de trastornos más severos como la depresión postparto.

Tejiendo redes de apoyo y bienestar

Frente a este panorama, la prevención y la intervención temprana son claves, y es aquí donde las recomendaciones para el cuidado de la salud mental materna cobran un valor incalculable. La celebración de este día también persigue difundir estas estrategias. Una alimentación sana y balanceada durante todo el proceso perinatal nutre tanto el cuerpo como la mente. La actividad física moderada, como caminar o realizar ejercicios de bajo impacto, libera endorfinas y ayuda a regular el estado de ánimo.

El descanso adecuado es fundamental; aprovechar los momentos en que el bebé duerme para tomar siestas puede marcar una gran diferencia. Quizás una de las recomendaciones más importantes es evitar el aislamiento: buscar y aceptar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. La pareja, familiares y amigos pueden constituir una red de apoyo esencial, ofreciendo contención emocional y ayuda práctica. Además, unirse a grupos de apoyo para madres primerizas o mujeres en la misma etapa puede proporcionar un espacio seguro para compartir experiencias, miedos y estrategias, rompiendo la sensación de soledad y validando las emociones. La conmemoración de hoy, por tanto, no es solo un recordatorio, sino una invitación activa a construir entornos más comprensivos y solidarios, donde la salud mental materna sea una prioridad indiscutible, no solo un día al año, sino cada día.