Proyectos pioneros

De buses a demanda a taxis subvencionados: la Catalunya rural reinventa su movilidad para combatir su riesgo de desconexión

Comarcas como el Berguedà o la Segarra aplican soluciones flexibles que ARCA propone como modelo para entornos fuera de los ejes urbanos

CONTEXTO | De la ciudad a lo rural: 70.000 personas saldrán del área de Barcelona en los próximos cinco años

Un ejemplo de bus a demanda en Torre Baró

Un ejemplo de bus a demanda en Torre Baró / Victòria Rovira

Clàudia Mas
Carlos Márquez Daniel
Barcelona
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Una mujer mayor en una urbanización de Vallirana pulsa una opción en su teléfono móvil. Pocos minutos después, un minibús la recoge en una de las 89 paradas del municipio. No ha consultado horarios. No ha planificado rutas. Simplemente ha pedido que la recojan. Este servicio, el denominado Transporte a Demanda (TAD) , funciona desde 2018 como una especie de “taxi colectivo” con tarifas públicas, y hoy cubre a más del 80% de la población de este municipio del Baix Llobregat. "Tenemos a la mayor parte de nuestros vecinos viviendo en urbanizaciones, les tenemos que facilitar el aceso al centro de la ciudad", asegura el concejal de movilidad, Jordi Urrea.

Aunque Vallirana no es un municipio rural, su modelo plantea una pregunta esencial para muchos pueblos catalanes: ¿puede el transporte adaptarse, al fin, a quienes viven fuera de los grandes ejes urbanos?

Ese interrogante lleva años abordándose desde entidades como la Associació d’Iniciatives Rurals i Marítimes de Catalunya (ARCA), que ha trabajado en el impulso de soluciones de movilidad que respondan a las necesidades reales de los territorios menos densamente poblados.

"Porque vivir en un entorno rural no debería significar quedar desconectado", manifiesta Albert Puigverd, gerente de ARCA, durante una joranda sobre la movilidad en zonas rurales celebrada este lunes 5 de mayo en la sede de la Associació Catalana per Municipis (ACM). En un momento en que muchas comarcas luchan contra el envejecimiento demográfico, la movilidad puede convertirse en una herramienta imprescindible para atraer nuevos habitantes.

Elegir dónde vivir depende, cada vez más, de factores como el acceso al trabajo, la atención médica o los estudios. Y si trasladarse a un hospital o al centro de estudios más cercano supone 45 minutos diarios en vehículo privado, cinco días a la semana, muchas personas optarán por no quedarse. Por eso, repensar el transporte es también redefinir el papel y el estatuto real de los municipios rurales.

La Segarra: convertir el transporte escolar en transporte público

En la comarca de la Segarra, ubicada en Lleida, durante años, la baja densidad ha dificultado la viabilidad económica de cualquier línea regular de autobuses. Sin embargo, sí existía una red: la de transporte escolar. “Las comarcas con poca población todas tienen transporte escolar, pero carecen de transporte público”, resume Manel Alsina, gerente de la empresa Cots Alsina, operadora del transporte público.

La solución llegó en 2017 con una fórmula singular. Una concesión de transporte público diseñada para coincidir en rutas y horarios con los trayectos escolares. El sistema se basa en rutas preestablecidas, con calendario y paradas fijas, pero solo se activa si algún usuario lo solicita. “Tenemos una oferta muy amplia, pero solo realizamos el trayecto si hay demanda”, explica Alsina. Está integrado en el sistema tarifario del ATM de Lleida, lo que permite acceder al servicio por apenas 50 céntimos.

Los resultados avalan el modelo: en una comarca de 22.000 habitantes, el sistema transporta a más de 25.000 usuarios al año, según explica ALsina. Muchos de ellos son estudiantes de ciclos postobligatorios que antes no tenían forma de desplazarse hasta sus centros.

Taxis subvencionados adonde no llega el autobús

En el Berguedà, donde las distancias son grandes y la población está muy repartida, el Consell Comarcal ha optado por un modelo basado en taxis públicos. Estos vehículos, gestionados por profesionales locales, realizan rutas a demanda con tarifas equiparables a las de un autobús, garantizando así el acceso al transporte en zonas donde un autobús tradicional nunca sería viable.

"Este tipo de servicio ha permitido mantener la conexión entre pequeños núcleos de población y servicios esenciales como centros médicos, educativos o administrativos, utilizando recursos ajustados y aprovechando la estructura profesional existente", explica el técnico de movilidad de ARCA,Eloi Guinjoan.

La Alta Segarra, ubicada en el norte de la comarca de Anoia, se reformual con un modelo muy similar al de Vallirana: transporte totalmente a demanda. Este funciona mediante una red de entre 40 y 50 paradas distribuidas por el territorio. Cuando un usuario solicita el servicio, un software traza automáticamente la ruta más eficiente, combinando las diferentes peticiones en tiempo real.

¿El resultado? Desde ARCA explican que se produce una drástica reducción en los tiempos de espera y trayectos mejor adaptados a la realidad de una zona marcada por la dispersión geográfica y la baja densidad. Es un ejemplo de cómo la tecnología puede ponerse al servicio del territorio y no al revés.

Movilidad verde en un entorno protegido

En la Garrotxa, el enfoque ha sido doble. Garantizar la movilidad pública y preservar el entorno natural. El proyecto 'Rumbus' ha impulsado una red de transporte ecológico dentro del Parque Natural de la Zona Volcánica sin necesidad de utilizar vehículos privados. Este autobús contribuye significativamente a reducir la cantidad de coches que circulan por la zona central del parque, disminuyendo así el impacto ambiental y preservando la tranquilidad y biodiversidad del entorno. Al utilizar el Rumbus, los visitantes no solo disfrutan de un medio cómodo y eficiente para desplazarse, sino que también colaboran activamente en la conservación de este espacio natural protegido.

Finalmente, en la comarca de Osona, la movilidad rural aún no cuenta con un modelo implantado, pero sí con una estrategia clara. A través del programa europeo URBACT, se ha iniciado una mesa de trabajo público-privada que reúne a técnicos, administraciones y actores sociales para repensar cómo organizar el transporte en zonas dispersas, anticipando necesidades y diseñando soluciones a medida. Sin armbargo, la ARC lo muestra como ejemplo para "una alianza en la gobernanza para potenciar el transporte público".