Santa Cristina d'Aro se harta de que los coches que vuelven de la Costa Brava colapsen al pueblo y sólo deja entrar vecinos

El Ayuntamiento de Santa Cristina de Aro (Baix Empordà) se ha hartado de que los coches que vuelven de la Costa Brava colapsen el pueblo. Cuando la C-31 va cargada y se crean colas, muchos vehículos pasan por dentro del municipio pensando que harán atajo, lo que crea atascos que duran horas. Por eso, como medida de presión, la Policía Local ha montado controles en las entradas y salidas y sólo deja entrar a los vecinos oa aquellos que tengan una causa justificada.

El resto de coches deben dar la vuelta y volverse hacia la autovía. El alcalde, Josep Xifre, pide a Trànsit que se implique y busque soluciones porque la situación se repite cuando hay operaciones vuelta y durante todos los fines de semana de verano.

"Si va hacia Barcelona, debe volver a tomar la autovía; la circulación por dentro del pueblo está restringida a raíz de la operación vuelta para garantizar la seguridad de paso de los servicios de emergencia". Es la frase que una y otra vez han repetido los agentes de la Policía Local de Santa Cristina de Aro a lo largo de la mañana. En este control, situado en una de las rotondas del pueblo, se ha colocado una barrera con una frase clara: 'Acceso restringido. Paso exclusivo vecinos'.

Santa Cristina d'Aro se ha hartado de que el interior del pueblo se colapse cada vez que los coches vuelven desde la Costa Brava. Es una situación que se alarga desde hace tiempo, y que se repite cuando hay operaciones vuelta o durante los fines de semana de verano. Porque muchos vehículos -también haciendo caso del GPS- atraviesan el pueblo para hacer atajo cuando la autovía C-31 acumula colas.

Pero el remedio acaba siendo peor que la enfermedad. "Los coches no ganan nada pasando por dentro del municipio, al contrario, porque cuando deben volver a incorporarse a la autovía todavía se crean más colas", lamenta el alcalde, Josep Xifre. Además, a esto se suma también que, una vez en la C-31, a escasos metros hay un radar -que no funciona- y que, sin embargo, crea "un efecto acordeón", concreta Xifre, porque contribuye a crear atascos.

El Ayuntamiento explica que lleva tiempo hablando con el Servei Català de Trànsit para que encuentre soluciones, pero que no lo han obtenido. El anterior gobierno ya intentó disuadir el tráfico de paso poniendo rótulos para impedir que atravesaran el pueblo, e incluso con unas tarjetas que identificaban a los vecinos, pero nada de eso ha funcionado.

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Por ese motivo, el actual ayuntamiento ha decidido pasar a la acción. Y como medida de "protesta y reivindicación", después de que la situación se repitiera en Semana Santa, este domingo la Policía Local monta hasta seis puntos de control en las entradas y salidas del municipio, donde tan sólo dejan pasar los coches de los vecinos o aquellos que tengan una causa justificada (por ejemplo, que van a comer al pueblo). El resto, deben dar la vuelta y volver a incorporarse a la autovía.

"Entendemos perfectamente que haya colas, porque la gente tiene que irse; pero lo que hace falta es que este tráfico se canalice por la C-31, y no que pase por dentro del pueblo", lamenta el alcalde. "Si hay alguna urgencia o algún problema, cuando todo está atascado, no podríamos atenderlo; por lo tanto, lo de hoy es una reivindicación y una medida de presión", afirma Xifre.

"No tiene ningún sentido"

El primer teniente de alcalde, Eduard Vancells, asegura que "no tiene sentido" que los vehículos abandonen la C-31 y dice que, además, esto causa "un desgaste terrible" a la plantilla de agentes de la Policía Local. Porque durante las operaciones vuelta y los fines de semana de verano, las retenciones y colas se alargan durante "más de diez horas".

"Necesitamos que Trànsit tome medidas en la C-31 para que los coches no la abandonen y podamos relajar la situación que sufre el municipio", concreta el primer teniente de alcalde. "Deteneremos vehículo por vehículo, ya todos los que no tengan causa justificada, les haremos girar", asegura.

El primer teniente de alcalde lamenta que, hasta ahora, el Servei Català de Trànsit (SCT), a pesar de haberse reunido con el consistorio, no les haya puesto "medidas efectivas" sobre la mesa. Además, el consistorio también reclama que el radar que hay en la autovía, y que quiere recuperarse, en vez de volver a ponerse en funcionamiento, se elimine.

"Lo que necesitamos es que Trànsit se implique, porque la C-31 es una carretera de su competencia, y que impida la salida de los vehículos hacia dentro de Santa Cristina d'Aro", afirma. "Queremos sentarnos y solucionar de una vez por todas este problema", subraya el teniente de alcalde.

Esta mañana, de hecho, dado que el mal tiempo ha hecho avanzar la operación vuelta, las colas se han vuelto a reproducir en el interior del pueblo. De entrada, el Ayuntamiento de Santa Cristina de Aro había previsto extender los controles por todo el municipio a partir de las cuatro de la tarde (coincidiendo con la hora en que se preveía que el grueso de vehículos volverían de la Costa Brava). Pero la situación ha obligado a adelantarlo.

Para los vecinos, sufrir las colas fin de semana sí, fin de semana también, se hace pesado. "Estamos acostumbrados porque lleva muchos años pasando, pero no nos gusta", concreta una. "No podemos permitir que pasen tantos coches de fuera; encuentro muy bien lo que ha hecho el Ayuntamiento, porque lo que queremos es que no salgan de la variante y nos colapsen", dice otro. Y concluye: "A ver si Trànsit actúa correctamente para que no tenga que ser el Ayuntamiento quien monte los controles".