Corte del suministro eléctrico
Estudiantes de primaria de Bilbao, 'atrapados' en Madrid: "Los padres sufrimos, pero ellos están encantados con la aventura"
Un grupo de chavales vascos, que viajaron a Madrid para participar en un concurso de inglés, no pudieron regresar el lunes, como tenían previsto
Última hora del apagón en España, hoy en directo: causa del corte de luz y estado de la red eléctrica
Apagón masivo en España: ¿Qué se sabe del corte de electricidad? Origen y situación actual

Imagen del lunes por la tarde, con las entradas y salidas de Madrid colapsadas. / Jose Luis Roca


Olga Pereda
Olga PeredaPeriodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
Markel, un chaval de 10 años que vive en Getxo (Bizcaia), viajó el domingo por la tarde a Madrid en tren para un concurso escolar de deletreo en inglés ('spelling bee'). Una decena de alumnos de primaria de su centro fueron seleccionados para el campeonato anual en el que compiten con estudiantes del mismo grupo escolar y varias ciudades españolas. Antes de meterse en el tren, los chavales -acompañados de tres profesoras- estaban emocionados. Lo de menos era ganar. Lo importante era la aventura de viajar a Madrid. Una vez que llegaron a la instalación deportiva que los acogía, Markel llamó por teléfono a su madre para explicarle las aventurillas del viaje y lo bien que habían cenado. Tocaba dormir. Al menos, intentarlo.
El lunes se apagó toda España. Las familias de los chavales de Getxo no se pudieron poner en contacto con ellos. Ninguno llevaba móvil personal y los de las profesoras no tenían conexión. “Suponíamos que estaban bien, pero fue inevitable sentir angustia”, explica Idoia, la madre de Markel, que, para añadir tensión, tenía a su marido en Barcelona en viaje de trabajo e intentando regresar a Bilbao. “Estuve horas sin saber nada de mi marido. Por fin, me mandó un SMS diciéndome que había conseguido llegar al aeropuerto y que el vuelo saldría con retraso. Intenté contestarle, pero mis SMS no le llegaron”, recuerda. De Markel seguía sin saber nada. Intentó ponerse en contacto telefónico con el colegio, pero fue imposible. El grupo tenía billetes de tren para la tarde del lunes, con regreso previsto a Bilbao pasadas las 22.00 horas. “Las profesoras hacen un trabajo maravilloso e intuía que mi hijo estaba bien, pero para mí fue muy complicado gestionar esa incertidumbre. Especialmente, al principio, cuando no sabíamos bien qué había pasado y cuánto tiempo iba a tardar la normalidad”, confiesa Idoia.
"Las profesoras hacen un trabajo maravilloso e intuía que mi hijo estaba bien, pero para mí fue muy complicado gestionar esa incertidumbre"
Al cabo de unas horas, cuando Euskadi recuperó, en parte, el servicio eléctrico, Idoia recibió una llamada del cole, que le dio la mejor de las noticias. "Los chicos y las profesoras estaban bien. Mejor que bien. En unas instalaciones rodeadas de naturaleza y con actividades de aventura”, sonríe. “Nos explicaron que era imposible regresar a Bilbao en tren y que estaban viendo otras opciones. Me hubiera encantado hablar con mi hijo, pero en todo el lunes no lo pude hacer. Le quería tranquilizar, aunque sé que él me hubiera tranquilizado a mí. Supongo que los padres pecamos de sobreprotección. Estábamos nerviosos y ellos, divinos”, sonríe.
Idoia y su marido, que aterrizó en el aeropuerto de Loiu sin problemas, pasaron la noche sin Markel. A primera hora de la mañana sonó el teléfono. “¡Aita! Soy Markel, tu hijo, ¿recuerdas?”, bromeó el chaval, que estaba completamente pletórico. “No podemos hablar mucho, tengo que colgar. Pero estamos muy bien, en un sitio guay rodeados de árboles”, les dijo.
“Estaba feliz. Tan contento con sus compañeros y la gran aventura que estaban viviendo. No sabían cómo iban a volver a Madrid, pero les daba lo mismo. Qué maravillosa es la infancia”, explica Idoia, que más tarde recibió otra llamada del colegio. “Lógicamente, el equipo docente decidió no ir a la estación de Chamartín para ver si podían tener hueco sino, directamente, coger billetes en el bus Madrid-Bilbao. Llegan esta noche y tengo muchas ganas de abrazarle y de besarle”, confiesa Idoia, a la que, con los nervios, se le olvidó preguntar si Markel y su compañero de 5º de primaria habían ganado el campeonato de 'spelling bee'. “Quizá no hayan sido campeones del deletreo, pero sí de la convivencia y la diversión”, concluye.
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