El gran apagón
El día que volvimos al transistor
La ciudadanía recurrió a la radio para informarse del colapso eléctrico ante la imposibilidad de contar con internet, redes sociales, televisión y teléfono
Apagón de luz en España, hoy en directo: causa del corte eléctrico y última hora de las incidencias
Los barceloneses agotan radios, linternas, pilas y velas de las tiendas ante el temor a una noche sin electricidad

FERRAN NADEU


Toni Sust
Toni SustPeriodista
Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
Inesperadamente, el transistor volvió a ser el protagonista principal de nuestras vidas este lunes. Cuando el gran apagón dejó a oscuras a toda una sociedad que no podía prever esa situación, cuando el WhatsApp enmudeció, internet dejó de funcionar y la tele ya no era una opción, las tiendas de electrónica se llenaron de gente en busca de radios a pilas.
Y las existencias se agotaron. Muchos se metieron en sus coches, al amparo de la batería del vehículo, para escuchar la radio. Otros optaron, directamente, por apostarse antes las emisoras a escuchar lo que contaban.

EFE
El vídeo sí está muerto
Mil veces se ha recordado lo poco acertado que fue el vaticinio de ‘Video Killed the Radio Star’, canción Bruce Woolley (1978), popularizada por el grupo británico The Buggles, el primer vídeo que fue emitido por la MTV, el 1 de agosto de 1981. Este lunes quedó claro por enésima vez: el vídeo ya no existe y la gente recurrió a la radio para saber algo del porqué del colapso.
El equipo de 'El Matí de Catalunya Ràdio', que ya se iba a casa cuando llegó el apagón, acabó haciendo 17 horas de directo
La radio ganó en la calle y ganó de calle. Cuando los barceloneses llevaban ya horas a oscuras tecnológicamente, pero todavía a la luz del día, Ferran Nadeu, fotógrafo de EL PERIÓDICO y vecino del Poblenou, se dirigió a la plaza de les Glòries: le habían dicho que allí encontraría cobertura de móvil. Por el camino, en la Rambla de Poblenou, a la altura de Ramon Turró, frente al Casino de l’Aliança se topó con otro tipo de conexión.
Allí, en plena calle, alguien había colocado sobre los contenedores del restaurante un gran radiocasete de los que se veían antes. Un ‘loro’, como muchos lo conocían. A pilas. Generalmente, aquellas pilas tan grandes.

Informarse del apagón a través de la radio / FERRAN NADEU
En el coche
Decenas de personas escuchaban la radio en la Rambla del Poblenou. Un grupo de tertulianos, probablemente tan a ciegas como los que les escuchaban, abordaban en una emisora la situación y sus posibles causas cuando, poco antes de las seis de la tarde, la charla se cortó de golpe para emitir una de las comparecencias del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Muchas familias barcelonesas optaron por echar mano de la radio del coche. En Vallcarca, lo hicieron Henar y Johnny. En ese mismo barrio, Susanna, Eduard y sus tres hijos escucharon la radio en el suyo, y aprovecharon para cargar móviles con el USB del vehículo. Por la tarde, encontraron una radio a pilas. En Sarrià, Toni y Victoria, todavía con la descendencia en el colegio, se informaron también gracias al coche.
Muchas familias recurrieron a la radio del coche para informarse de lo que estaba sucediendo
Bombero de guardia
En Sant Gervasi lo hicieron Eider, su marido, Henry, y su hija, Lea: "Nos metimos los tres en el coche y lo arrancamos para poder escuchar las noticias. No pudimos comprar un transistor convencional. Había colas para intentarlo". No lejos de allí, en la plaza Molina, la familia Hernansaez Carpentier, Àlex y Jordi y sus hijos Manu y Macarena, pasaron la tarde jugando al Uno mientras sonaba la radio. En Gràcia, Ilya Pérdigo, su mujer y sus dos hijos sí tenían uno: "Compramos pilas y pasamos la tarde con la radio puesta. Como en los viejos tiempos".
Junto a Major de Gràcia, Evelin Bermejo, su marido y sus dos hijos también optaron por la radio del coche y cocinaron de manera inhabitual: "Con el paellero de butano". También hubo radio peatonal: Víctor, padre de un hijo escolarizado en el Tibidabo, tuvo que subir a pie a buscarlo. "Casi dos horas escuchando la radio en un móvil chino con modo de súper ahorro. Y luego de bajada con el niño, escuchándola también. Al final sobró batería". Jordi Buñol, bombero, estaba de guardia en el parque de Sant Feliu de Llobregat. Tuvo una jornada muy ajetreada: "Entre servicio y servicio, ponía la radio en el camión".

Informarse del apagón a través de la radio / MARC ASENSIO CUPLES
En un pueblo
Alexandra Llavina vive en Llerona, uno de los núcleos de Les Franqueses, en el Vallès Oriental. Ella y su pareja trabajan en casa y de repente vieron cómo Internet dejaba de funcionar. Luego salieron a la calle y vieron que era algo general. Luego les dijeron que era un problema de toda Catalunya. Y vieron que pasaba en toda España. Tenían radio: "Mi marido siempre está con la radio puesta".
"Al vivir en el medio rural, saber que no nos podríamos comunicar nos generó un poco de angustia. Y decidimos ir a buscar a los niños. No pueden volver solos a casa. A la una y media recogimos al pequeño, que va a la escuela a Corro d’Avall. Allí nos preguntaron si sabíamos qué pasaba. Les contamos lo que sabíamos y nos ofrecimos a llevarles una radio. Y después de recoger a los dos mayores en el instituto, en La Garriga, se la llevamos".
Alexandra Llavina, vecina del núcleo de Llerona, en Les Franqueses, llevó una radio al colegio de su hijo pequeño para que les llegara información del colapso eléctrico
Además de volver a la radio, hubo un algo de trueque en el pueblo. Alexandra logró unas pilas para la radio que llevó al cole y dio otras a vecinos que las necesitaban para una radio distinta. Al final, la radio eliminó la angustia citada.

Informarse del apagón a través de la radio / ACN
17 horas de directo
Maiol Roger, subdirector de ‘El Matí de Catalunya Ràdio, vivió el retorno del transistor desde el otro lado. El equipo del programa matinal de la radio pública catalana, con el apoyo de toda la estructura de los servicios informativos, emitió 17 horas en directo de las 24 que siguieron al apagón. Y lo hizo con formas artesanales que hacía décadas que no se empleaban.
"Ya nos íbamos, nuestro programa acaba a las 12.00, y después solemos hacer una reunión breve, algunos apuntes sobre lo que haremos al día siguiente, y seguimos en casa". Y entonces todo se detuvo. "Cuando se fue la luz, comprobamos que la antena seguía funcionando. Lo supimos por alguna radio a pilas que tenemos allí".
Altavoz en la calle
Como en todas partes, el equipo del programa vio que el problema era de toda Catalunya, y después supieron que de toda España. "Volvimos a entrar en el estudio", recuerda Roger. Él y el director del programa, Ricard Ustrell. El director y presentador del ‘Catalunya Migdia’, Òscar Fernández, ya estaba dentro.
"Hasta la una, más o menos, estaba activo el sistema eléctrico de generadores, pero a esa hora falló el programa informático e internet dejó de funcionar. Fuimos tirando como podíamos. Enseguida vimos que había gente que se acercaba a la radio, y el director, Jordi Borda, dijo que sacáramos un altavoz a la calle. Empezó a juntarse gente de oficinas que ya habían cerrado". "Tuvimos el altavoz fuera hasta las 22.00. Fue muy bonito ver a los oyentes y toda la comunidad allí", declara Borda, informa Alba Giraldo. Es algo que, por ejemplo, sucedió también en la calle Caspe, ante la sede de la Cadena SER.
Sintonías del pasado
Tocó hablar más que otras veces, cuenta Roger, porque ante las carencias tecnológicas y la falta de datos, a ratos no quedaba nada más que la palabra. En Catalunya Ràdio, subraya, optaron por repetir detalles de los que tenían confirmada la certeza. Él salió con el micro a comentar la situación con los agolpados, que pasaron de una decena a cerca de 200.
La caída del sistema tuvo consecuencias imprevisibles. A falta de las sintonías habituales, a las que no se podía recurrir con el sistema caído, Catalunya hizo sonar algunas del pasado, analógicamente disponibles. "Laboralmente fue un día apasionante y divertido. Tuvimos que llenar mucho tiempo, y sabíamos que teníamos responsabilidad, porqué éramos lo más palpable que tenía la gente a mano". Roger confirma la sensación que tanta gente tuvo este lunes por la calle: "Al principio hubo un poco de sufrimiento, pero cuando quedó claro que solo era un apagón, que no había incidentes ni muertos, la gente se relajó, se la veía incluso contenta".
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