Efectos del corte de energía

El apagón revive la inquietud de la pandemia en las residencias: “Habrá problemas si se alarga”

Los geriátricos capean la falta de luz con generadores y focalizan la preocupación en las personas que dependen de aparatos de oxígeno

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Personal atendiendo a residentes en un geriátrico de Barcelona.

Personal atendiendo a residentes en un geriátrico de Barcelona. / ZOWY VOETEN

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

Sant Adrià de Besòs
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El gran apagón de este lunes ha obligado a los geriátricos del entorno de Barcelona a una cierta improvisación y a un sobresfuerzo del personal para atender sin alteración a los ancianos. Algunos empleados admitían ayer que tenían la impresión de haber vuelto de repente a la incertidumbre que sufrieron con especial saña durante la expansión del covid. 

“La pandemia fue tan bestia que nos enseñó que, lo que no hagamos nosotras, nadie nos lo hará y que tenemos que estar preparadas para cualquier emergencia”, reflexiona Mar Soler, directora de la residencia Barcelona, en Sant Adrià de Besòs. Abrió en 2021, aún con la crisis sanitaria poniendo en apuros a los centros. Ayer por la tarde admitía tener la sensación de estar aplicando las lecciones aprendidas durante la prueba de estrés que asoló a los geriátricos a partir de marzo de 2020. “Pero estoy más tranquila, porque tenemos un generador que nos ha salvado. ¡Bendito generador!”, expresó. “Aunque estamos a medio gas, porque tenemos luz en parte de la residencia, pero no hay en las habitaciones”, explicó.

Soler calculó que pueden aguantar sin conexión a la red eléctrica hasta este martes por la noche. Sin embargo, los mecanismos automáticos para levantar las camas no funcionaban ayer, por lo que buena parte de los cerca de 80 residentes permanecieron en las salas de estar a lo largo de un lunes atípico. Solo en casos de necesidad estricta se trasladó al dormitorio a residentes para que descasaran en penumbra durante la tarde. 

Cuando sea la hora de ir a dormir, y si no funciona la luz, tendremos que hacer más esfuerzo para acostarlos”, auguraba la directora. También recurrieron a unas bombonas autónomas de oxígeno para economizar el consumo de combustible del generador, repusieron víveres -garrafas de agua, sobre todo- y adaptaron el menú, al no poder emplear los aparatos con los que cocinan a diario.

En la calle con un respirador

La misma residencia se ofreció para albergar a población desvalida que se hubiera quedado en la calle cuando la corriente cayó en toda España y tuvieran dificultades para regresar a casa. Es lo que le ocurrió a José Manuel Ruiz. 

Vive conectado a un respirador y el apagón lo pilló mientras iba a un centro médico, donde tenía visita pasada la una del mediodía. Se afinca en un tercero y, al volver, se topó con que le resultaba imposible subir al piso. “No puedo acceder sin ascensor, tampoco sin mis hijos, que están trabajando. He estado en el portal desde que he vuelto del médico y hasta las cinco, cuando me han traído aquí”, aseguró. 

Durante la tarde de ayer, unos agentes de Protección Civil entraron en la vivienda del vecino para tomar el cargador del aparato del que depende para respirar y una bombona de oxígeno. Los trasladaron a la residencia donde acogieron al hombre de improviso. Sus familiares acudieron poco más tarde. Estaban a la expectativa de una solución para el retorno a casa, condicionada a no poner en riesgo la salud de José Manuel. 

“Preparados para aguantar”

En la residencia Mossèn Anton, también en Sant Adrià, cuidan de 21 residentes. Confiaban ayer con capear la situación sin grandes inconvenientes hasta la noche o, como máximo, hasta primera hora de este martes. “Estamos preparados para aguantar, pero según cuántas horas se alargue la avería. Mañana comenzarán los problemas si no se arregla antes”, advirtió ayer Alícia Tarragón, directora del geriátrico.

En la residencia se alojan dos personas que requieren estar enganchadas a una máquina de oxígeno. “Son las que corren más riesgo”, ha señalado Tarragón. Este lunes han podido solventar el contratiempo con unos concentradores autónomos de oxígeno que disponen en el geriátrico. Con supervisión de la enfermera del centro, han dosificado el uso del artilugio para que no se agote antes de tiempo. 

Por si acaso, la residencia ha informado a Protección Civil que pueden tener necesidad de oxígeno si el corte se prolonga. “También tendríamos un problema si hubiera una emergencia médica, porque no podríamos contactar con urgencias”, recalcó Tarragón. 

Además, subrayó que en la pandemia se sintieron “solos” y que, en un imprevisto inaudito como el de este lunes, el engorro ha sido sobre todo para los trabajadores. “Hemos acostado y levantado entre dos a los residentes que han hecho la siesta porque, al no elevarse la cama, tenemos que agacharnos y hacer más fuerza”, atestiguó.

Turno de noche a oscuras

Cómo se cubriría el turno de noche inquietaba en las residencias cuando continuaban medio a oscuras en la tarde de ayer. “Habrá que acostar a algunos residentes antes de lo habitual”, aventuró Tarragón. “Tenemos unas linternas frontales, nos las pondremos y con eso iremos tirando. Si nada cambia, lo grave puede ser mañana a las ocho, cuando toque levantar a los residentes. Deberemos hacerlo a mano”, previno.

En la residencia Barcelona, los ancianos del geriátrico se distribuyen por unidades de convivencia, por lo que las salas y los dormitorios que habitan se hallan en la misma planta, lo que facilita los traslados. “Pero no pasa igual en la otra residencia que tenemos, en Horta. Allí no funcionan los ascensores para que los residentes vayan a las habitaciones, por lo que iré allí esta noche a ayudar a subirlos como podamos”, precisó Soler. 

Parientes de los residentes acudieron a lo largo de este lunes a ambos geriátricos de Sant Adrià a preguntar si necesitaban auxilio. “Los residentes han hecho actividades con normalidad, incluso han bromeado si es que no pagábamos la luz”, ha confesado Soler, con buen humor. “Pero si durase más, quizá se acabe la tranquilidad”, ha avisado.

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