En Barcelona

60 alumnos de una escuela especial de Collserola quedaron aislados tras el apagón: "Los profesores asumimos el riesgo de llevarlos a casa"

El profesorado de la escuela Vil.la Joana acusa al Consorci d'Educació de falta de respuesta y urge a tener planes de asistencia para centros como este

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Imagen de archivo de un colegio en Barcelona.

Imagen de archivo de un colegio en Barcelona. / FERRAN NADEU / EPC

Helena López
Olga Pereda
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La escuela Vil.la Joana de Vallvidrera es un centro público de educación especial de Barcelona. El alumnado, unos 60 menores entre 4 y 16 años, sufre trastornos mentales graves y situaciones sociales complejas. Algunos no son capaces ni de comunicarse y otros tienen muchos problemas para regular sus emociones y su impulsividad, especialmente cuando la rutina se rompe. Ubicado en un enclave privilegiado, en mitad de la montaña de Collserola, solo se puede acceder en FGC (Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya) o en transporte privado. El caos y la angustia que vivieron el lunes, tras el apagón masivo, fue de órdago. "Somos conscientes de que la situación fue excepcional, pero nos habría gustado que el Consorci d’Educació hubiera sabido que existimos", lamenta en declaraciones a EL PERIÓDICO Ferran Blanzaco, profesor que ejerce de portavoz del centro.

“Lo único que queremos es que este capítulo sirva para aprender la lección y que las autoridades tracen planes especiales para una evacuación u otro tipo de emergencia en nuestro centro”, añade el docente, que como muchos colegas y ante la falta de respuesta oficial, tuvo que trasladar a varios alumnos a sus domicilios en sus propios vehículos bien entrada la tarde. 

"Queremos que este capítulo sirva para aprender la lección y que las autoridades tracen planes especiales para una evacuación u otro tipo de emergencia en nuestro centro"

Ferran Blanzaco

— Profesor del colegio Vil.la Joana

Los alumnos de Vil.la Joana -que viven repartidos por toda Barcelona y algunos proceden de familias muy vulnerables económicamente- acuden cada día al centro en FGC acompañados por monitores. El lunes, a consecuencia del apagón, la escuela se quedó sin agua, sin suministro eléctrico y sin la posibilidad de montar a los chavales en el tren para dejarlos con sus familias. Algunos toman medicación -que no está disponible en la escuela- y la situación se puso muy tensa. Conscientes del problema, varios padres y madres se acercaron en vehículos privados para recoger a sus hijos. Pero la mayoría no pudo hacerlo.

Mossos

La institución que tutela a uno de los alumnos se puso en contacto con los Mossos d’Esquadra para que le fueran a buscar al centro. Cuando el agente llegó y vio la situación caótica prometió más refuerzo, pero, sin ningún tipo de orden administrativa, lo único que pudieron hacer los policías fue un acompañamiento moral.

El profesorado corrió un riesgo al trasladar al alumnado porque no les ampara la legislación

La dirección del centro optó entonces por una decisión salomónica: los profesores (había unos 15 en ese momento) llevarían, uno a uno, a todos los alumnos a sus casas. “Somos responsables de ellos y hubiéramos hecho lo imposible, pero, realmente, corrimos riesgo porque no estábamos amparados por la legislación”, explica el docente. 

El delegado sindical de CGT-Ensenyament en el centro denuncia que el Consorci d'Educació de Barcelona no facilitó el transporte a estos alumnos pese a su vulnerabilidad. En su opinión, la administración educativa debería haber tenido en cuenta que un colegio así de singular necesitaba un trato diferenciado

“Al Consorci se le podía haber ocurrido lo que se les ocurrió a los padres, coger un coche o un bus y venir a buscar a los niños, venir a saber cómo estaban y cómo podían volver a casa sin tren”, insiste Blanzaco. Fue un periplo considerable porque, en algunos casos, las familias de los chavales ni siquiera estaban en casa.

Consorci d'Educació

Mientras, fuentes del Consorci recuerdan que la situación del lunes fue "absolutamente extraordinaria" y la comunicación con el centro resultó "imposible". Esas mismas fuentes añaden que "la rápida actuación" del equipo docente y de la dirección permitió "organizar el retorno" del alumnado a sus casas. "Se decidió utilizar los coches de los propios profesionales del centro", afirman sin entrar en detalle.

Una vez que el apagón permitió la conexión telefónica, los responsables del Consorci aseguran que se pusieron en contacto con el colegio Vil·la Joana "repetidamente" pero ya "no quedaba ningún alumno en el centro".

Los docentes dejan claro que las autoridades educativas no estuvieron a la altura y aseguran que lo ocurrido no se quedará en una simple anécdota. "Queremos que esto sirva para algo. Los bomberos ya llevaban mucho tiempo diciendo que tendríamos un problema cuando tuviéramos que evacuar por alguna emergencia. Esa emergencia llegó el lunes y, efectivamente, tuvimos un problema considerable. Necesitamos un plan. Necesitamos que sepan que existimos. Y si hace falta, que nos equipen con mantas, medicamentos, comida y agua para una próxima vez", concluye el docente.

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