Vivir sin luz

Apagón en el centro Madrid: Los bares hacen caja, mientras la vida en las oficinas se detiene

Como circular por la capital era difícil, muchos han optado por esperar en los bares a que volviera la luz a la oficina

Apagón eléctrico en Madrid.

Apagón eléctrico en Madrid. / José Luis Roca

Patricia Martín

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Madrid
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El apagón ha provocado en Madrid un auténtico caos circulatorio pero muchas personas, entre ellos muchos oficinistas, han pensado que, si tenían que hacer tiempo hasta que se restableciera la luz y poder volver al trabajo o a casa, qué mejor lugar para esperar que en los bares o restaurantes que han podido permanecer abiertos, en medio de 'la tormenta'. Son aquellos que, al igual que otros establecimientos, han podido cobrar en metálico o disponen de un generador.

Por ejemplo, en los bares y restaurantes del centro de la capital, mientras en Cibeles o la Puerta de Alcalá la policía se afanaba en dirigir el tráfico y los viandantes en esperar pacientemente el autobús, se respiraba cierta calma. Las cervezas seguían frías (las que están en las cámaras y aguantan o las que se pueden tirar y el tirador no va con luz) y siempre se podía comer algo frío. Eso sí, en la mayoría, las cocinas han tenido que cerrar.

Uno de ellos ha sido el bar irlandés ‘James Joyce’, situado entre Cibeles y la Puerta de Alcalá, y regentado por Mattheaw. Este establecimiento lucía, a partir de las 13.00 horas, lleno y como de costumbre, sobre todo por turistas, que esta ocasión preguntaban una y otra vez al dueño y los camareros si el apagón había terminado. En ‘James Joyce’ las cámaras aguantan 36 horas con lo que su dueño espera que la comida que tiene almacenada no se estropee, dado que, como no tiene generadores, no ha podido abrir la cocina.

Cocinas cerradas

En cambio, a un par de calles, en el bar ‘Las Columnas’, sus camareros, Adrián y Alfredo, aguardaban aburridos, al mediodía, a las puertas del restaurante. No podían cobrar en metálico y decidieron cerrar mientras llegaba la ansiada luz.

A pocos metros de allí, cientos de estudiantes se agolpaban a las puertas de la Escuela Universitaria de Artes TAI, un centro privado asociado a la Universidad Rey Juan Carlos, que ha suspendido las clases. Tenían luz natural pero los responsables han preferido aplazar la actividad por precaución, según explican María José y Gabriela, dos de sus estudiantes.

Uno de los alumnos congregados comentaba en torno al mediodía: “Esto del apagón va a demostrar lo inútiles que somos sin luz”, mientras sus compañeros miraban una y otra vez el móvil, en busca de un pequeño haz de cobertura.

También han tenido que cerrar la mayoría de las tiendas situadas en la calle Serrano, mientras que el hotel AC Recoletos sigue abierto, pero han tenido que volver a usar las llaves manuales para las habitaciones. No saben si tendrán anulaciones, dado que no les funciona el ordenador ni el teléfono. Afortunadamente, el hotel tiene cinco plantas, con lo que turistas y empleados podían llegar por las escaleras a las habitaciones sin perder demasiado el aliento por el camino.

El Retiro, remanso de paz

También se han visto obligados a cerrar muchas peluquerías y centros de estética, como Fly Essentials, situado en el barrio de Salamanca. Tenían toda la mañana llena de citas, pero solo se ha presentado una clienta, las demás no han llegado o bien han decidido anular la cita.

Mientras, el Retiro era un oasis de paz. Ajeno al jaleo en las calles que provocaba el apagón, el principal pulmón madrileño ha lucido durante todo el día lleno de vida, con gente tomando el sol, paseando, corriendo o montando en bici, como si a media mañana el corte eléctrico no hubiera detenido de golpe el ajetreo en las oficinas, hospitales o bancos y, con ello, afectando a todo el país.