Movilidad

El apagón eléctrico deriva en un subidón histórico del uso del vehículo privado

Sin opción de subir al tren, el metro o el tranvía, el coche se ha convertido, amén del bus interurbano, en la única alternativa para la media y la corta distancia

El apagón causa cerca de 50 kilómetros de retenciones en el entorno viario de Barcelona

Cola de coches en el Paral·lel de Barcelona, este lunes

Cola de coches en el Paral·lel de Barcelona, este lunes / Jordi Cotrina

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

Barcelona
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Hay una escena que suele ser habitual en películas de desastres como 'Independence Day', 'El día de mañana' o 'La guerra de los mundos'. Es la de volquetes de personas huyendo de una gran ciudad. Siempre en coche, con esas tremendas retenciones en los puentes que no hacen más que alimentar la calamidad colectiva. Salvando las distancias, porque la comparación cinéfila roza la frivolidad y en lo presente no hay alarma a la vista, eso es un poco lo que ha sucedido este lunes por debajo de los Pirineos. El misterioso apagón que ha dejado a oscuras la España peninsular ha convertido al vehículo privado en el salvador de muchos habituales del transporte público que se han quedado tirados. Es como si las grandes ciudades hubieran retrocedido medio siglo. El día en el que la lucha contra la crisis climática tuvo que ponerse de perfil.

Un hombre, quizás harto de las retenciones, anda por una de las vías de acceso y salida de Madrid, este lunes

Un hombre, quizás harto de las retenciones, anda por una de las vías de acceso y salida de Madrid, este lunes / José Luis Roca

La caída del suministro eléctrico ha detenido todos los trenes. En Catalunya eran unos 150 convoyes los que debían estar circulando a las 12.30 horas, por unos 250 que hacían lo propio en Madrid, y otros muchos, en el servicio de larga y media distancia ferroviaria de todo el Estado. A las siete de la tarde todavía quedaba gente por rescatar, como los pasajeros de un tren de alta velocidad que quedó congelado cerca de Martorell. El president Salvador Illa ha admitido a las 20.30 horas que faltaban por 'salvar' a decenas de viajeros de otros cuatro trenes. Para que se hagan una idea, en un día laborable, Rodalies y Cercanías registran más de un millón de validaciones.

Hasta mañana

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha informado a media tarde de que los servicios de media y larga distancia no se recuperarán hasta el martes. Parecía que iban a tener más suerte los trenes de cercanías, pues la idea era que volvieran a circular dos horas después de que la red ferroviaria recuperara la alimentación eléctrica. A las 21.30 horas, sin embargo, eso no había sucedido, con lo que ya es una quimera, por horario, que cualquier Rodalies vuelva a salir a las vías este mismo lunes.

Apretones para subirse a un bus, este lunes, en Barcelona

Apretones para subirse a un bus, este lunes, en Barcelona / Jordi Cotrina

Los centenares de miles de personas que por la mañana han llegado en tren a las grandes ciudades se han encontrado por la tarde sin medios para poder regresar a casa. Sin opción de coche, bus, de que alguien fuera a por ello; sin alternativa para volver, muchos se han encontrado que la única salida era el anuncio del propio ministro Puente de que las estaciones ferroviarias estatales más importantes -Atocha en Madrid y Sants en Barcelona, pero también las de Bilbao, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Córdoba, Valladolid o Málaga- abrirán sus puertas para que la gente pueda pasar la noche, con la idea de que mañana todo vuelva a la normalidad. El problema es que en Sants, por ejemplo, solo podían entrar los que blandieran un billete de alta velocidad. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha anunciado, además, que se habilitarían "tres polideportivos con baños" para todos los afectados. Son los de Can Ricard, Estació del Nord y Can Dragó.

Conducir o andar

Sumando el metro de ambas ciudades, que también se ha fundido a negro, hay que añadir a la lista de gente sin transporte otros 3,3 millones de viajeros. Añadan los subterráneos de otras grandes capitales o los 100.000 billetes diarios del Tram de Barcelona. Tampoco los servicios de bicicleta compartida, como el Bicing, han funcionado. Lo único que se ha salvado han sido las líneas de bus interurbano, que transportan cada día a unas 150.000 personas a este lado del Ebro. Dentro de los núcleos urbanos se ha andado más que nunca, pero en los desplazamientos de conexión (hacia o desde fuera de una gran metrópolis), el coche ha mandado como solía hacerlo muchas décadas atrás.

La calle de València de Barcelona, hasta la bandera de coches, este lunes

La calle de València de Barcelona, hasta la bandera de coches, este lunes / Manu Mitru

También han funcionado, aunque a trompicones, los aeropuertos. Son infraestructuras que, del mismo modo que sucede con los hospitales, disponen de equipos electrógenos propios que les permiten resistir apagones como el de este lunes. ¿Sería posible disponer de un sistema similar para los trenes, con generadores en las subestaciones eléctricas? Conocido el tamaño de la red ferroviaria y la historia reciente de inversiones en materia ferroviaria, parece muy difícil. Y puede que incluso técnicamente sea imposible.

Taxi, a destajo

Los que han trabajado más que nunca han sido los taxistas, que no han podido asumir la demanda generada por el parón del transporte público. Sorprende que el Instituto Metropolitano del Taxi no haya liberalizado el día de fiesta del 20% de la flota, como sucede, por ejemplo, la semana en la que se celebra el Mobile World Congress. En el Área Metropolitana de Barcelona hay 10.521 licencias, pero todas ellas se reparten un día de libranza de lunes a viernes, con lo que solo salen a trabajar en laborable unos 8.400 conductores. Esos 2.100 que se han quedado sin poder salir habrían venido muy bien en un día sin transporte ferroviario ni Bicing. Los que han hecho el agosto son las VTC de plataformas como Uber o Cabify. En algunas ciudades, y aprovechando la circunstancia, han triplicado su tarifa habitual, cosa que el taxi no puede hacer porque tiene el precio regulado por ley.

Exterior de la estación de Sants, cerrada al público, este lunes

Exterior de la estación de Sants, cerrada al público, este lunes / Ferran Nadeu

Bastaba con echar una ojeada a los mapas de tráfico sobre las cinco de la tarde para comprobar hasta que punto el coche ha vivido su particular 'prime' de la movilidad. En el caso de Barcelona se ha vivido una situación totalmente insólita, con hasta 50 kilómetros de retenciones en las principales arterias que rodean la capital catalana. Las dos rondas, pero también la C-58, la A-2, la AP-7 (a su paso por el Vallès) o la B-23 han quedado colapsadas a pesar del llamamiento de las autoridades (incluido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez) a reducir al máximo la movilidad. Afortunadamente, sobre las 19.30 horas, la situación había mejorado de manera ostensible.

Sentido común

La situación en Madrid ha sido incluso peor, con bíblicas retenciones en las principales vías que rodean la capital del Estado (A-1, A-2, A-3, A-4, A-5, A-6 y M-40), con el añadido de que los túneles de la M-30 se han cerrado al tráfico privado para garantizar el paso de los servicios de emergencias: policía, bomberos y sanitarios. Esta situación se ha unido a la caída de muchos semáforos en el interior de las grandes ciudades. Un invento que llegó en la segunda década del siglo XIX y que se ha convertido en el orden y mando del espacio público. Ante su ausencia, los conductores han echado mano de la paciencia y el sentido común, y al menos en Barcelona, no hay constancia de grandes incidentes, más allá de un siniestro en la Meridiana. Tampoco funcionaba la iluminación de túneles viarios, como el de la Ronda del Mig: reducir velocidad, más distancia y conducir hacia la luz.

Ciudadanos esperando un bus, en la Zona Universitària, este lunes

Ciudadanos esperando un bus, en la Zona Universitària, este lunes / Manu Mitru

En Barcelona, el metro ha empezado a recuperar el aliento poco después de las 17.30 horas. Primero en algunos tramos de la L1 y la L5, y una hora y media más tarde, en la L9 y la L10. La siguiente en volver a circular ha sido la L4. Por su parte, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, con una red mucho más extensa que trasciende al ámbito de Barcelona, ha reiniciado el sistema pasadas las nueve de la noche. Con todo, TMB ha informado de que el servicio de bus de este lunes funcionará de manera excepcional hasta la medianoche, a excepción del Bus de Barri. Lo que suceda el martes, está por ver.