Educación superior
Profesorado, prácticas y 'networking': claves para elegir un máster
Los másteres, que solo son obligatorios para ejercer determinadas profesiones, ofrecen un plus de formación práctica muy dirigida al mundo laboral

Dos estudiantes piden información sobre másteres y posgrados en una feria educativa.


Olga Pereda
Olga PeredaPeriodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
Formación superior dirigida a la vida laboral y disponible tanto en la universidad pública como en la privada, los másteres universitarios son imprescindibles solo para ejercer determinadas profesiones, como psicología clínica, docencia en secundaria o abogacía. Son los llamados másteres oficiales. Sin embargo, si un estudiante ha cursado Derecho y aspira a ser juez o abogado del Estado, no tiene que cursar el máster sino prepararse las oposiciones. Lo mismo si ha hecho Psicología pero no quiere trabajar tratando pacientes sino en otras ramas profesionales. La primera clave para decidirse por un máster es saber qué tipo de trabajo encaja más con el perfil del estudiante. La decisión es compleja y merece la pena tener en cuenta varios factores.
Los profesores, clave en la elección de un máster, suelen ser profesionales en activo que aportan a los alumnos una formación muy pegada al mundo laboral
Más allá de los oficiales y habilitantes, el resto de másteres -denominados de formación permanente- no son obligatorios para comenzar a trabajar pero ofrecen un plus de cara a la inmersión en una empresa. El profesorado, una vez más, es clave. Al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los grados, suelen ser docentes que trabajan como profesionales en distintos ámbitos y aportan a los alumnos una formación muy pegada al mundo laboral.
El 'networking' que generan esos estudios de posgrado -especialmente en las escuelas de negocio- son un plus que habitualmente no tienen los grados, con unas clases bastante más teóricas. La comunidad universitaria recomienda a los aspirantes que busquen, vía LinkedIn (la red social orientada al uso laboral), a los profesores del máster para ver así su currículo y su experiencia como profesionales. También puede ser interesante utilizar esa misma red social para sondear opiniones entre antiguos estudiantes del máster.
Misma rama
Cualquier alumno y alumna puede aspirar a matricularse en cualquier máster, pero hay que tener en cuenta que cuando la demanda supera a la oferta, el criterio de selección suele ser que el alumno haya cursado un grado de la misma rama, otra clave fundamental para acertar en la elección.
Aunque hay becas disponibles, antes de elegir un máster hay que saber si el alumno lo puede costear porque los créditos son más caros que en los grados. El tiempo también es menor dado que suele ser un curso escolar y los horarios, más flexibles. También hay opciones no presenciales o híbridas, algo especialmente interesante cuando el alumno trabaja o tiene que compaginar los estudios con otro tipo de responsabilidad. En la pública, los precios oscilan entre 1.600 y 2.900 euros en caso de un máster habilitante y entre 2.100 y 4.000 euros en caso de máster no habilitante. Pero la variedad económica es inmensa y los hay que superan, de largo, estas cantidades.
Antes de decidirse por un máster, otro aspecto interesante a tener en cuenta es si la universidad tiene convenios para realizar prácticas, que pueden ser curriculares (obligatorias) o no. Son, en todo caso, una vía de entrada al mundo laboral. Realizar prácticas en una empresa mejora las competencias y las habilidades de los universitarios y dispara las opciones de encontrar trabajo. Según estudios de la Fundación Universidad Empresa (FUE), el 87% de ellos son contratados o se encuentran en procesos de selección una vez finalizan las prácticas académicas.
Aunque el plan Bolonia -un conjunto de acuerdos a nivel europeo para unificar el sistema universitario y que en España entró en vigor en 2011- normalizó los másteres en los campus dado que las carreras pasaron de 5 años a 4, no es necesario terminar el grado y matricularse en un máster. Es algo que se puede hacer más adelante. La comunidad educativa, de hecho, también recomienda sumergirse en el mundo laboral y, una vez dentro, escoger el máster que mejor se adapte a las necesidades laborales.
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