Planes para 2035
"Menos vuelos y más transporte público": los expertos que asesoran al Govern instan a reducir las emisiones un 67%
El informe que ha elaborado el Comité de Expertos sobre el Cambio Climático, que contempla reducir la demanda de energía, será estudiado ahora por el Ejecutivo
¿Qué son los presupuestos de carbono? Así funcionan las "matemáticas del clima" para reducir emisiones

España eleva del 23 al 32% el objetivo de reducción de emisiones a 2030 / Javier Etxezarreta


Guillem Costa
Guillem CostaPeriodista
¿Es posible reducir la demanda energética? ¿Es viable eliminar vuelos de corto alcance y potenciar de manera drástica el transporte público (sobre todo el tren y los buses exprés) y el coche eléctrico? El Comité de Expertos sobre el Cambio Climático (CECC) que asesora a la Generalitat considera que sí y así lo refleja en su propuesta de presupuestos de carbono que ya ha entregado al Govern. Una propuesta, eso sí, no vinculante.
Este documento es una especie de techo que delimita cuántos gases de efecto invernadero puede emitir Catalunya entre 2021 y 2035 para mantener una trayectoria compatible con la neutralidad climática en 2050. Cuando se habla de neutralidad climática, no significa que las emisiones sean cero, sino que se cuenta con que una parte de ellas serán absorbidas por los bosques.
El documento apuesta por reducir la agricultura intensiva y por promover una dieta vegetal
El plan propone una reducción drástica del 67% respecto a los niveles de emisiones de 1990. Para lograrlo, se deberán disminuir las emisiones un 8% cada año a partir de ahora. Estos presupuestos muestran el esfuerzo que le corresponde hacer a Catalunya para acercarse a lo que exige Europa e incluyen todo tipo de medidas que afectan al transporte, a la industria, a la energía, a la agricultura, al urbanismo, a los residuos y a los servicios.
"Es inviable esperar a hacer las reducciones potentes más adelante, el gran frenazo a las emisiones se debe encauzar urgentemente", explica Federic Gimeno, miembro del CECC. "Se trata de poner cifras a una dirección de viaje que ya existe, como han hecho regiones de Australia, Japón o Alemania", dice Marta Torres, investigadora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales que también forma parte del equipo que ha preparado la propuesta.
Catalunya es de las pocas regiones del mundo que ha decidido aprobar un instrumento de planificación como este, tal y como indica la ley del cambio climático que entró en vigor en 2017. El Gobierno español, por ejemplo, todavía no ha empezado a trabajar en ello.
Aun así, el texto no será aplicado directamente: el Govern deberá ahora estudiarlo, valorar qué propuestas son viables y elaborar su propia propuesta, que no tiene por qué coincidir exactamente con la del CECC. La consellera de Territori, Habitatge i Transició Ecològica, Sílvia Paneque, ya se ha reunido con los especialistas y ha repetido en más de una ocasión que el Ejecutivo catalán está dispuesto a dar luz verde a unos presupuestos de carbono.

Reunión del Comité de Expertos sobre el Cambio Climático con Salvador Illa y Sílvia Paneque. / Govern de la Generalitat
Pero todavía está por ver cómo quedará la versión final. "En algunos aspectos tenemos puntos de vista distintos", admite Montserrat Termes, presidenta del comité.
En caso de que el Govern opte por alejarse sustancialmente del plan, deberá justificarlo ante el Parlament cuando presente estas cuentas climáticas. ¿Cuáles son las medidas políticas más difíciles de tomar? "Hacer cambios y reformas nunca es fácil, pero lo más complicado va a ser abordar cuándo se pone en marcha cada acción concreta", augura Termes.
Eliminar vuelos
La propuesta del CECC desglosa los presupuestos de carbono por ámbitos y los estructura en periodos quinquenales. De hecho, será el mismo comité el responsable de evaluar que los presupuestos (los que apruebe el Parlament) cumplan las metas de cada cinco años.
Los tres sectores que más esfuerzos deberán hacer son el transporte, la industria y la energía
El objetivo es pasar de las más de 70 megatoneladas de CO₂ equivalente emitidas actualmente a unas 23 en 2035. El transporte, responsable del 32% de las emisiones actuales, es uno de los sectores que más esfuerzos deberá hacer. El CECC plantea una reducción del 72% para 2035 respecto a 2022, basada en la electrificación del parque móvil, el impulso al transporte público (desarrollo de buses exprés y tranvías) y la movilidad activa (a pie o en bicicleta), así como en medidas urbanísticas y de vivienda que reduzcan la necesidad de desplazamientos y fomenten el uso del tren frente al avión.
El sector energético, aunque representa un 13% de las emisiones, tiene un papel transversal. Se propone reducir un 91% sus emisiones a través de un despliegue masivo de renovables, el abandono de los combustibles fósiles en la generación eléctrica y la creación de comunidades energéticas locales. También se contempla una disminución de la demanda energética mediante la rehabilitación de edificios y una reorganización del modelo productivo.
En la industria, que emite el 28% del total, el CECC sugiere medidas de eficiencia energética, electrificación de procesos, uso de hidrógeno verde y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, además de una reducción general del consumo de materiales y productos. También se recomienda apostar por la agricultura extensiva y por fomentar una dieta mayoritariamente vegetal. "Para cumplir con estos porcentajes, el Govern deberá decidir si puede acelerar las políticas o no", defiende Ximeno.
Impuestos
El comité advierte de que retrasar la descarbonización tendría costes más elevados en el futuro, tanto económicos como sociales. Por eso, defiende una transformación gradual y anticipada que garantice una transición justa. La propuesta incluye medidas sociales, como la participación ciudadana en la toma de decisiones, una fiscalidad verde redistributiva (aquí podrían entrar medidas como el impuesto a los grandes barcos que el Govern aún no ha aclarado si va a apoyar) y el acompañamiento a los sectores más vulnerables.
Además, el presupuesto de carbono se ha elaborado teniendo en cuenta criterios de justicia climática: establece cuál debería ser la contribución justa de Catalunya a los objetivos globales de reducción de emisiones, en función de su capacidad económica, su responsabilidad histórica y su derecho al desarrollo.
Aunque no vinculante, el documento marca un punto de inflexión. Hasta ahora, los planes catalanes se habían quedado por debajo de estas cifras: el borrador del Pla Integrat d’Energia i Clima de Catalunya 2030, por ejemplo, preveía solo un 29% de reducción respecto a 1990. Si el Govern decide asumir los objetivos del CECC, tendrá que revisar sus estrategias actuales para alinearlas con el nuevo marco. "El reto es mayúsculo y requerirá decisiones valientes si se cree en esta herramienta a medio plazo", aseguran desde el comité.
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