Tribunales

Un juzgado de Barcelona concede una incapacidad laboral a una educadora infantil que orinaba cada media hora

Un juzgado concede una incapacidad absoluta a un conserje con una enfermedad degenerativa en la columna vertebral

Un juzgado de Barcelona concede una incapacidad absoluta a una vendedora con fibromialgia y agorafobia

Entrada de la Ciutat de la Justícia

Entrada de la Ciutat de la Justícia / JORDI COTRINA

Germán González

Germán González

Barcelona
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El Juzgado Social número 28 de Barcelona ha estimado el recurso presentado por una técnica de educación infantil, de 61 años, contra la decisión del Instituto Nacional de la Seguridad (INSS) Social de denegarle la incapacidad permanente absoluta por sus problemas urinarios. La mujer presentó una demanda y el juzgado la ha estimado tras constatar que sufre cistocele, una patología que la obliga a ir a orinar con mucha frecuencia, casi cada 30 minutos, según los informes médicos aportados en el procedimiento.

A consecuencia de su enfermedad la recurrente empezó una baja laboral en 2022. Ese mismo año un informe médico certificaba su patología urinaria junto con otra enfermedad por dolores lumbares y por eso solicitó la incapacidad permanente absoluta para todo tipo de trabajo, ya que debía ir al baño con mucha asiduidad. 

Sin embargo, el INSS denegó la petición "por no alcanzar las lesiones que padece un grado suficiente de disminución de su capacidad laboral". A finales de 2022, la mujer, representada por el gabinete jurídico Tribunal Médico, presentó recurso ante el juzgado contra esta decisión del organismo estatal.

En el procedimiento, sus abogados incorporaron un informe médico en el que indicaba el "grado severo y avanzado" de los problemas de incontinencia urinaria de la mujer, de los que había sido operada en dos ocasiones, con "micciones frecuentes" y el uso de braga pañal ante escapes. 

También se indicaba que dormía mal por la sensación de tener que ir al baño a orinar por las noches, un trastorno conocido como nicturia. Además, el informe médico constató que la paciente sufría lumbalgia crónica y migrañas de las que se trataba en un hospital de Terrassa. 

"Con dicha patología urinaria, no resulta factible que la actora pueda desempeñar una profesión sin una cantidad de interrupciones que no sería aceptable", señala el juzgado en la sentencia. Por esta razón, concede a la recurrente la incapacidad permanente absoluta por no poder realizar ningún tipo de trabajo por la enfermedad que sufre. 

Y es que tener que mingitar con asiduidad impide tanto atender las labores propias como educadora infantil como cualquiera que requiera constancia y no necesitar un urinario cerca. El teletrabajo desde el lavabo, aún no está regulado.