Igualdad
"Una persona o es mujer o es hombre": el fallo británico desata una tormenta política y social más allá de Reino Unido
Los colectivos transinclusivos, mayoritarios en Catalunya, denuncian que el fallo supone un "retroceso en derechos y libertades"
"Es solo cuestión de tiempo que aquí también lo logremos", afirman desde Feministes de Catalunya

Mujeres celebran el fallo en el Tribunal Supremo británico, el miércoles 16 de abril. / Reuters
La sentencia del Tribunal Supremo británico que ha dictado que, bajo las leyes de igualdad del país, las mujeres trans no cumplen con la definición legal de mujer ha provocado un corrimiento de tierras en el movimiento feminista, que ha mantenido acalorados debates sobre esta cuestión, especialmente en el mundo anglosajón pero también en Catalunya y España. "El concepto de sexo es binario, una persona o es mujer o es hombre", ha sentenciado el tribunal. El fallo, cabe decir, no tiene implicaciones en los procesos de transición de género, pero sí puede excluir al colectivo trans de políticas de igualdad y de espacios –entre ellos, las cárceles femeninas–, a la vez que arroja un puñado de preguntas pertinentes. Por ejemplo: ¿cómo va a afectar realmente el dictamen al día a día de las mujeres trans? ¿Qué impacto puede tener el fallo más allá de las fronteras del Reino Unido? ¿En qué medida ahonda las divisiones en el seno del feminismo?
En Catalunya, el colectivo conocido como transexcluyente (no considera que las trans sean mujeres ni sujetos del feminismo) es minoritario. Entre sus filas la sentencia de la Corte Suprema británica ha sido fuertemente aplaudida. "Las mujeres somos las hembras adultas de la especie humana, aunque el Supremo británico hubiese dictaminado que los hombres que se dicen mujeres son mujeres -han apuntado desde Feministes de Catalunya en la red social X-. El sexo es real, binario e inmutable. Dos gametos, dos sexos. No se elige". Desde estos colectivos se cuestiona tanto la identidad de género sentida como que las mujeres trans puedan acceder a espacios femeninos y a protecciones y políticas que estructuralmente son exiguas. "Las mujeres recuperamos las palabras para nombrarnos. Es solo cuestión de tiempo que aquí también lo logremos", han añadido desde el mismo colectivo. "Es un hito de la razón feminista contra la pseudociencia posmoderna", ha subrayado, por su parte, la activista y profesora de la UAB Silvia Carrasco en la misma plataforma.
Sexo y género
La diferencia entre sexo y género se remonta a 'El segundo sexo' (1949), en el que Simone de Beauvoir empezó a diferenciar el hecho biológico (sexo) del conjunto de mandatos y roles sociales y culturales que se han adjudicado tradicionalmente a hombres y mujeres (género). Desde postulados transexcluyentes, se considera que la mujer es la "hembra adulta humana" y que la identidad de género no hace más que reforzar los estereotipos. Desde el feminismo inclusivo, en cambio, se entiende que ser hombre o mujer es algo más complejo y no tan obvio como para reducir su significado social y cultural al hecho biológico.
De hecho, la entente entre el colectivo trans y el feminismo viene de lejos. En Ca la Dona, espacio de referencia feminista en Catalunya, nunca se han considerado en colisión la lucha por los derechos trans y los de las mujeres. En las Jornadas Feministas Estatales de Madrid de 1993 mujeres trans tomaron la palabra arropadas por el movimiento y en las de Granada de 2009 se consolidó esta alianza. La ley trans, que implicó un fuerte debate en este sentido, fue aprobada por PSOE, partido en el que esta cuestión crea divisiones, Unidas Podemos, Más País, ERC, PNV, EH Bildu, Compromís, Junts, Coalición Canaria y BNG.
"Un retroceso alarmante"
Como cabía esperar, en el colectivo trans el fallo ha caído con la fuerza de una bomba de racimo. Gina Serra, activista trans y presidenta de la asociación ATC, entiende la sentencia como "un retroceso alarmante" que puede implicar graves consecuencias "legales, sociales y políticas" en todo el Reino Unido y generar "un precedente legal que puede influir en otros países y alimentar discursos transfóbicos".
Desde Novembre Feminista, colectivo transinclusivo, la abogada Marisa Fernández descarta que la sentencia suponga un impacto jurídico fuera de las fronteras británicas, pero sí considera que el fallo tiene un alcance político de calado y es un signo más de "la ola reaccionaria que se vive en todo el mundo". "Ha sido como una ducha de agua fría: entendemos la sentencia como un retroceso más en materia de derechos y libertades", ha asegurado la jurista, quien apunta a que el fallo da "nueva munición" a los colectivos que excluyen a las personas trans y "ahonda en las divergencias" que existen puertas adentro del feminismo. "A nosotras no nos gusta calificar de 'división' los debates y discrepancias que se viven en el movimiento porque, realmente, en Catalunya las feministas transexcluyentes son minoría", apunta la jurista.
"Todo esto no es más que ideología patriarcal, la derecha está consiguiendo colar su discurso por todas las grietas", apunta la periodista y profesora de la UAB Isabel Muntané. En una línea parecida se ha pronunciado la exministra de Igualdad e impulsora en España de la ley trans Irene Montero: "Los derechos trans son Derechos Humanos que amplían las oportunidades de felicidad de todas las personas. Legalizar la transfobia es odio y es violencia institucional. No sé de qué se alegran".
Larga batalla británica
En el Reino Unido, los 88 folios que conforman la sentencia han provocado un terremoto en la escena política y social británica. De entrada, el ministro principal de Escocia, John Swinney, ha asegurado que su Gobierno "acepta el fallo del Tribunal Supremo" que precisamente revoca su decisión de incluir a las personas trans con certificado de reasignación de género en las protecciones de la ley de igualdad.
Como cabía esperar, el entusiasmo ha estallado a las puertas del Supremo, donde Susan Smith, integrante de For Women Scotland, el colectivo que ha llevado su batalla hasta el alto tribunal, celebraba la sentencia y subrayaba su alcance. "Tienen que dejar de implementar directrices erróneas en escuelas y hospitales. Ahora tenemos una base realmente sólida para seguir adelante", ha declarado. También pletórica se mostraba la escritora J. K. Rowling, que ha donado 80.000 euros para que el recurso llegara a buen puerto. “Han sido necesarias tres mujeres extraordinarias y tenaces, con un ejército detrás suyo, para que este caso fuera escuchado por el Supremo y, al ganar, han protegido los derechos de mujeres y niñas por todo el Reino Unido".
"Que la gente no entre en pánico"
Mientras que los tories también celebraban que, por ejemplo, las mujeres trans no puedan beneficiarse de cuotas paritarias o tengan problemas para acceder a cárceles femeninas o refugios para víctimas de violencia machista, desde el colectivo LGTBI se hacía un llamamiento a la calma. “Hemos pedido a la gente que no entre en pánico –han afirmado desde Scotish Trans–. Muchos comentarios intentarán exagerar el impacto que esta decisión va a tener en las vidas de las personas trans. Diremos más cuando lo hayamos analizado. De momento, cuidaos a vosotros mismos y los unos a los otros”.
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