Investigación

Dentro del convento de las terapias de conversión: "Los gais estamos enfermos"

Tres testimonios narran cómo era el centro donde medicaban a jóvenes y menores con "Atracción hacia el Mismo Sexo"

"El padre Olmeda te gritaba, era normal que te hiciera llorar en las terapias"

Varios menores de edad internos en el convento de las terapias de conversión sexual, donde presuntamente les medicaban con hormonas y antidepresivos.

Varios menores de edad internos en el convento de las terapias de conversión sexual, donde presuntamente les medicaban con hormonas y antidepresivos. / Levante-EMV

Gonzalo Sánchez

València
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"Tía, te mando la ubicación, si el lunes no he vuelto llama a la policía". Ese fue el último mensaje de C. antes de quedarse sin cobertura en el convento de Ruiloba, en Valencia, donde presuntamente se "curaba la homosexualidad" de más de una decena de jóvenes (algunos, menores). Se les medicaba con antidepresivos, inhibidores de la libido u hormonas masculinas, y realizaban trabajo físico todas las mañanas. A todos les quitaban el teléfono.

El padre de C. se lo llevó de "excursión" sin decir a dónde; lo subió a un coche y condujo desde València a Cantabria. "Cuando vi que dos monjas cerraban la verja me extrañé un poco", explica. Le llevaron a una casa en el ala izquierda de un convento donde vivían unos 15 jóvenes de entre 15 y veintipocos años. Él entonces tenía 20 y, aunque sus padres eran parte de un movimiento ultracatólico, él era abiertamente gay.

El monasterio de las Carmelitas Descalzas de San José en Ruilobuca (Cantabria) era la "casa madre" de Es Posible la Esperanza, la presunta red de terapias de conversión sexual que captaba a jóvenes para "curarles" la homosexualidad y en la que era pieza clave F.M., profesor de la localidad de Alaquàs denunciado por cinco exalumnos por este tema. Era habitual que el profesor impartiera terapias en ese convento. Levante-EMV ha entrevistado a tres jóvenes que fueron internados en el ala izquierda del convento para asistir a las terapias del padre Santiago Olmeda, líder de este grupo ultrareligioso que lleva activo más de una década.

Varias personas en el comedor del monasterio de Ruiloba, sede de las terapias de conversión.

Varias personas en el comedor del monasterio de Ruiloba, sede de las terapias de conversión. / L-EMV

"Los jóvenes estaban lobotomizados. Todo el mundo quería hablar conmigo, se me acercaban y me decían 'los gais estamos enfermos' o 'los AMS (Atracción Hacia el Mismo Sexo) nos tenemos que curar. Eran sus cobayas para hacer experimentos", recuerda C. "Atracción Hacia el Mismo Sexo" es el concepto pseudocientífico inventado por 'Es Posible la Esperanza' para tratar la homosexualidad como una enfermedad y un "trastorno provocado en la infancia". En relación con esos dogmas desmentidos por la ciencia justificaban sus intervenciones con fármacos en menores de edad.

Porque "allí que te medicaran era lo más común, casi desde que llegabas te daban algún fármaco" apuntan dos víctimas que prefieren mantenerse anónimas. Solían ser inhibidores del deseo sexual o antidepresivos, y se complementaban con las horas de "terapia" con el padre Santiago Olmeda, generalmente por la tarde. Durante la estancia de dos de estos tres testimonios, a lo largo de los años, hubo varios intentos de suicidio por parte de menores de edad.

El padre Olmeda

C. pasó un fin de semana en aquel convento, las otras dos víctimas estuvieron internas un curso entero, y otros chicos pasaban varios años internos en aquella casa del terror homófobo. Nada más entrar te quitaban el teléfono, pero C. se negó, y con la poca cobertura que tenía mandó su ubicación a varias amigas. También asegura que el padre Santiago Olmeda, responsable de las terapias, quiso cerrarle la puerta con llave, a lo que también se negó.

Pasó todo el fin de semana sin ver a su padre, y el domingo decidió explorar en la planta baja. "Llegué a la biblioteca del convento, donde todos los libros eran sobre el 'lobby gay' y los trastornos que se supone que tienen los homosexuales. Luego abrí un armario y vi que estaba lleno de antidepresivos, inhibidores de la libido y hormonas", cuenta.

El responsable de aquella casa y de las terapias era el padre Santiago Olmeda, muy conocido en ciertos círculos ultrarreligiosos. "Que te tratara el padre Olmeda era un privilegio, allí estábamos convencidos de que sería santo...", cuenta un chico que estuvo internado un curso hace 7 años. Sin embargo, los métodos de Olmeda eran duros: "lo normal era que te gritara y se enfadara muchísimo, que te hiciera llorar era muy común", cuenta otra víctima.

Varios jóvenes trabajan en la huerta durante las terapias en el monasterio de Ruiloba.

Varios jóvenes trabajan en la huerta durante las terapias en el monasterio de Ruiloba. / L-EMV

La red de terapias en España

La casa en el ala izquierda del monasterio era originalmente una hospedería para peregrinos del camino de Santiago, pero en 2013 se convirtió en la "casa madre". Es Posible la Esperanza se gesta en un encuentro de la Conferencia Episcopal en 2010, donde Santiago Olmeda coincide con Belén Vendrell, la otra fundadora de la trama y actualmente denunciada por llevar las terapias de conversión a siete diócesis españolas con el apoyo de párrocos de distintas Iglesias. En el caso de Valencia, fue Juan Andrés Talens, de la parroquia de San Miguel y San Sebastian, el que acogió un acto con más de 100 personas donde se presentó el caso de dos "exgais sanados". El acto se celebró el 28 de junio de 2023, día del orgullo LGTBI.

Ruiloba se erigió pronto como un centro neurálgico de la red de terapias de conversión, junto con el Centro de Orientación Familiar (COF) Mater Misericordiae de Valencia, también en un convento de las Carmelitas Descalzas, abierto en 2014. Recientemente, y tras la investigación de Levante-EMV, el arzobispado clausuró el centro tras la dimisión de F.M. como director de este centro.

Así, la red se extendió por siete diócesis y captaba a gente de toda España, con preeminencia en la Comunida Valenciana, donde se organizaban encuentros con cientos de jóvenes tratando de "sanar" su homosexualidad. Las quedadas principales eran allí, en Ruiloba, donde los jóvenes montaban tiendas de campaña y pasaban una semana realizando actividades con formadores entre los que estaba el propio Olmeda, pero, Belén Vendrell y el docente denunciado en Alaquàs, según denuncian varias víctimas. Varias víctimas aseguran que el verano pasado todavía se realizaban estos encuentros de 'Es Posible la Esperanza' donde está prohibido sacar fotos y se pide discreción.

Varias personas internas en el conventor de Ruiloba.

Varias personas internas en el conventor de Ruiloba. / L-EMV

Laudes, trabajo físico y "sanación"

Para estar en Ruiloba había que pagar 200 euros al mes y la rutina era la siguiente: "A las 7:45 hacíamos laudes, a las 8:15 había misa y luego desayunábamos. Después teníamos que hacer trabajo físico en la huerta normalmente toda la mañana, comíamos, y por la tarde solían ser las terapias, donde los que hablaban con Olmeda eran auténticos privilegiados", cuenta una víctima. Además, también realizaban deporte varias tardes y el sábado había un partido de fútbol obligatorio.

No se sabe a ciencia cierta si ese centro continúa en funcionamiento porque los testimonios de las víctimas son de hace varios años. Todos coinciden en la presencia de menores de edad y en que era muy normal que recibieran medicación, la cual suministraban varios psiquiatras también implicados en la trama. "Yo los veía completamente lobotomizados, algunos eran un clon de Olmeda y otros estaban como un poco idos por la medicación. Al final es normal que si cada día te obligan a seguir esa disciplina acaben por meterte lo que quieran en la cabeza", cuenta C. Todas las víctimas consultadas para este reportaje continúan con secuelas psicológicas de aquella experiencia, algunas, con trastornos psiquiátricos. Una de ellas insiste en que, por muy bien que se pueda contar en un artículo, "nunca vais a saber el horror que hemos sufrido".