Medio ambiente

La Diputació asume el mantenimiento de la barra de arena del último tramo del Besòs

La desembocadura, un espacio de alto potencial ecológico, entra en la red de gestión pública tras años de desatención

Catalunya trabaja para una gestión homogénea del Besòs

La Diputació de Barcelona se encargará del mantenimiento de la barra de arena de la desembocadura del Besòs

La Diputació de Barcelona se encargará del mantenimiento de la barra de arena de la desembocadura del Besòs / FOTO Y VÍDEO: ÀLEX RECOLONS / ACN

Guillem Costa

Guillem Costa

Sant Adrià del Besòs
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Durante años, la desembocadura del Besòs ha sido una asignatura pendiente en la gestión ambiental del área metropolitana. Mientras que el tramo medio del río ya cuenta con proyectos de recuperación y una modesta red de espacios naturales que tratan de desarrollarse en paralelo al parque fluvial, la parte final en la que el río se encuentra con el mar ha quedado fuera del mapa de cuidados institucionales, pese a algunos intentos por parte del ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs y a las oportunidades que crecidas y temporales han ofrecido.

La barra de arena que se forma tras las riadas, rica en biodiversidad y hábitat de aves como el amenazado chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), que anida en la playa, ha ido acumulando residuos por la falta de gestión.

Pero esto cambiará a partir de ahora porque la Diputació de Barcelona asume el mantenimiento de esta franja, a través de un acuerdo con el ayuntamiento de Sant Adrià, el municipio en el que se encuentra el espacio, que llevaba tiempo reclamando una solución.

El compromiso se ha formalizado este martes en una reunión entre la presidenta de la Diputació, Lluïsa Moret, y la alcaldesa adrianense, Filo Cañete. Ambas han firmado un convenio para incorporar este espacio a la red del parque fluvial del Besòs. Como primer paso, se pondrá en marcha una prueba piloto para evaluar las necesidades y definir el modelo de actuación, mientras se perfila el encaje jurídico definitivo.

Las cañas invasoras, al paso del último tramo del río Besòs antes de desembocar en el mar.

Las cañas invasoras, al paso del último tramo del río Besòs antes de desembocar en el mar. / FERRAN NADEU

Moret ha remarcado que se trata de “una realidad estructural que debe gestionarse desde el ámbito público”, y ha recordado el valor (y sobre todo el potencial) ecológico del enclave. Es decir, de momento aún no se sabe qué proyectos concretos se van a poner en marcha en la zona y se pone el foco en el mantenimiento de la barra. Pero no se cierra la puerta a llevar a cabo acciones de restauración.

La Diputació ha anunciado una inversión de 750.000 euros para un proyecto de revegetación en el margen derecho del río, a la altura del tanatorio de Sant Adrià que, como ya adelantó este diario, permitirá conectar esta zona con el barrio de la Catalana y mejorar tanto la calidad ambiental como la integración urbana del entorno. “Es una actuación estratégica para coser la ciudad”, ha señalado Cañete.

Durante el encuentro, también se ha abordado la renovación del Plan de Emergencia Específico del Parc Fluvial del Besòs (SABHE), un sistema que permite avisar a la ciudadanía en caso de crecidas del río y garantizar un uso seguro del parque. Estas alertas se activaron durante las últimas lluvias abundantes en la cuenca del Besòs.

Un único modelo

La actuación en la desembocadura forma parte de un impulso más amplio para mejorar la gestión ecológica del río Besòs, especialmente en sus tramos medios y altos. Desde hace tiempo, técnicos y administraciones reclaman una visión integrada del cauce, con criterios comunes de restauración ambiental, conectividad ecológica y prevención de riesgos. De hecho, recientemente la ACA admitió a este diario trabajar en un plan para unificar criterios a la hora de recuperar la ribera de este río.

Uno de los ejemplos más visibles de que la gestión no siempre ha sido coordinada ha sido lucha contra la proliferación de cañas invasoras. Esta planta exótica, introducida hace siglos, ha colonizado buena parte de las orillas. Técnicos y biólogos insisten en que su retirada debe formar parte de una estrategia más ambiciosa y constante, que combine la gestión hidráulica con la restauración de hábitats autóctonos.